El motor de los Brics se ralentiza: conviene cautela
Los analistas financieros recomiendan recoger velas en los países emergentes, lastrados por su reducida velocidad de crecimiento y sus reformas pendientes
Excepcionales movimientos sociales en Brasil y en Turquía. Frenazo del crecimiento en China. En Rusia, desconfianza frente a los niveles de corrupción, e irritación a consecuencia de las crecientes desigualdades entre clases ricas y pobres. Desapego en India, con el Gobierno enfrascado en proyectos faraónicos –y entre ellos la carrera espacial– mientras se evidencian las carencias en infraestructuras y se mantiene el número de ciudadanos bajo el umbral de la pobreza. Retroceso del crecimiento en Sudáfrica, cuya economía depende de la exportación de minerales, cada día más baratos...
A grandes rasgos, este es el escenario que plantean los grandes países emergentes (los célebres Brics: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a quienes algunos añaden Turquía): ya no van tan bien.
La situación desemboca en un inquietante juego de palabras: “Emergen nuevos riesgos”, declaraba este mismo martes el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras recortaba las previsiones de crecimien- to en todas las áreas, y particularmente en los emergentes.
En los últimos tiempos, un buen abanico de momentos han escenificado el desapego. Es el caso de las intensas manifestaciones sociales en las grandes ciudades brasileñas, a mediados de junio, mientras Brasil derrotaba a España en la final de la Copa Confederaciones de fútbol. De las quejas por el encarecimiento del transporte público se pasó a las voces contra la corrupción política y la violencia policial. El hartazgo es notable, tanto como los desajustes. Se vehicula contra el Gobierno de Dilma Rousseff: mientras las favelas siguen tendidas sobre los morros de Río Janeiro, se ha invertido 600 millones de euros en la reforma del estadio de Maracaná.
De alguna manera, la catarata de protestas en Brasil (la bolsa de São Paulo ya ha perdido un 22% en lo que llevamos de año y el real se ha devaluado un 10%) coincide con el momento en que han saltado las alarmas entre los inversores internacionales. En las últimas cinco semanas, esos mismos inversores han retirado 9.500 millones de euros de entre los 78.000 millones en activos de fondos dedicados a los bonos de mercados emergentes. Se trata
Con el otoño de los emergentes “emergen nuevos riesgos”, ha alertado el FMI a lo largo de esta semana “En abril, los emergentes eran lo mejor desde que se inventó la rueda”, opina un analista
de la mayor salida de capitales de los emergentes desde el 2009. “En abril, los emergentes eran lo mejor que había ocurrido desde que se inventó la rueda. Sin embargo, desde hace dos semanas son tóxicos”, dice Jan Dehn, director de estudios de Ashmore Investment Management, firma especializada en los países en desarrollo.
“Son países en los que hay que hacer reformas estructurales de calado desde un punto de vista fiscal, laboral y de otros ámbitos que no se están llevando adelante con suficiente rapidez”, dice Ramón Forcada, director del departamento de análisis de Bankinter. “Están perdiendo competitividad relativa y no están siendo capaces de defender sus niveles de competitividad de los últimos años. Son países que van a crecer menos y pueden tener conflictos sociales. Lo estamos viendo en Brasil y vamos a acabar viéndolo en China...”.
Los argumentos son múltiples. Entre ellos, el hecho de que sus economías se están desacelerando: si crecían al 6,2% en el 2011 (según el World Economic Outlook, WEO), lo han hecho al 4,9% en el 2012 y apenas mejorarán una décima en el 2013, al 5%. Particularmente intensa es la des-
El peso de China es notable: a través de ella se alimentan muchos otros miembros de los Brics Las revueltas sociales en Brasil y Turquía alertan sobre la irritación que late entre las clases medias
La mejora de la situación en Estados Unidos va en detrimento de los países en desarrollo En cinco semanas, los inversores han retirado 9.500 millones en activos de fondos emergentes
aceleración de China, que ha pasado del 9,3% del 2011 al presumible 7,8% para este año (mientras se vaticina el 7,7% para el 2014). Y su caso, el caso chino, pesa.
“Estamos detectando burbujas inmobiliarias en el sector del lujo de las grandes ciudades chinas –dice Ricardo de Manuel, socio de Capital Value–. Además, allí los costes laborales unitarios están subiendo al 15% anual, lo que reduce su competitividad. Y ojo a su sector bancario, porque el Banco Central chino ya ha anunciado que no piensa dar liquidez de forma indefinida”.
El caso chino pesa: se trata de la segunda economía mundial (hay quien vaticina que sería la primera en la próxima década, siempre y cuando su ritmo de crecimiento no siga ralentizándose), y a través de ella se alimentan muchos otros miembros de los Brics. Buena parte de la industria sudafricana se sustenta en las materias primas y en la minería. Y ese negocio va de la mano de China: si Pekín y Shanghai reducen sus importaciones de materias primas, es inevitable que Sudáfrica lo acabe notando.
También lo está notando Brasil: es el mayor socio comercial de China, a quien le vende mineral de hierro y petróleo, materias que podrían experimentar intensas caídas en los precios.
“Es cierto que los últimos datos apuntan a que la fortaleza de los emergentes no es tan sólida como lo había sido en los últimos trimestres”, dice Victoria Torre, responsable de análisis y producto de Self Bank. “Hay incertidumbre en Egipto, lo que hará que los préstamos del FMI tarden en llegar, agotando las reservas del país. El PMI de servicios de India, que se esperaba sobre el 53,6, ha acabado en el 51,6, algo decepcionante. En Brasil, la producción industrial cayó un 2% en mayo, y no se cumplirá el objetivo de inflación para el año, que se pretendía entre el 2,5% y el 6,5%: en abril, ya estaba al 6,5%...”.
“Rusia depende demasiado de la energía –añade Mario Weitz, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB)–. Mientras
Rusia depende en exceso del petróleo y el gas, y Sudáfrica, de la exportación de minerales a China “Aun así, no hay que alarmarse; el momento es peor, pero estos países aún crecen”, dice un experto
el gas y el petróleo se mantengan caros, todo irá bien”.
En cierto modo, aquí entra en funcionamiento el juego de las balanzas. Si Estados Unidos funciona, entonces pueden sobrevenirse los problemas en los países emergentes. El ejemplo del gas ruso es sintomático: “Conforme Estados Unidos vaya desarrollando la tecnología del fracking (una nueva técnica no convencional de extracción del petróleo, capaz de profundizar hasta los 6.000 metros, inyectando agua a alta presión para agrandar las grietas y permitir que el petróleo atrapado emerja a la superficie), habrá más oferta de gas y los precios caerán –dice De Manuel–. Y eso puede ir en contra de Rusia”.
Hay más argumentos en contra de los países emergentes: conforme la economía de Estados Unidos se recupere, los días del crédito fácil a nivel global están llegando a su fin: el repunte en las rentabilidades de la deuda desarrollada perjudica a los países emergentes, que observan cómo los inversores retiran sus inversiones para recolocarlas en los países desarrollados.
“De todos modos, no veo el momento para alarmarse –dice Weitz–. El momento es menos bueno que el anterior. Pero Asia aún está sólida. China no crecerá al ritmo de dos dígitos, pero ¡ya quisiéramos nosotros el 7%! Sólo veo más dudas en Latinoamérica y en Turquía. No protestan los pobres, sino las clases medias: han crecido muy rápido, pero la evolución del transporte y de las infraestructuras no ha ido de la mano”. “Lo que conviene es ser más selectivos, pero aún hay oportunidades –dice De Manuel–. Antes de que la Fed anunciase que podrían retirarse los estímulos, podían comprarse bonos soberanos de cualquier emergente. Ahora, hay que descartar las empresas exportadoras chinas, las inmobiliarias y las vinculadas a materias primas”. Société Générale disiente: “Los ciclos de materias primas y mercados emergentes han sido correlativos en los últimos quince años”. Si las materias primas declinan, entonces...