Una geometría que ha revolucionado los móviles
Fractus, un ‘spin-off’ de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), ha introducido el diseño fractal para las antenas a escala mundial
La memoria nos traiciona constantemente. Muy poca gente recuerda, por ejemplo, cuándo desaparecieron del mercado los teléfonos móviles con la antena exterior –en algunos casos desplegable–. La primera llamada desde un teléfono móvil se realizó en abril de 1973 y desde hace ya una década estos prodigios de la electrónica que nos ponemos a diario en la oreja llevan incorporadas minúsculas y eficaces antenas que permiten no sólo captar y enviar la señal telefónica sino también comunicarse sin hilos con muchos otros aparatos.
Una parte de este milagro de las telecomunicaciones ha sido posible gracias al trabajo de empresas como la catalana Fractus, un spin-off de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) que ha vendido durante la última década 38 millones de antenas en miniatura (sin contar los dispositivos fabricados por otras compañías a partir de sus patentes).
Fractus fue fundada en 1999 por Rubén Bonet, Carles Puente y la sociedad Sistemas Radiantes Moyano. Poco más tarde se sumaron al proyecto los profesores del Iese Juan Roure y de la UPC Jordi Romeu, así como Ángel García. El nombre de la empresa respondía a las formas geométricas fractales que los promotores utilizarían en el diseño de sus primeras antenas. El diseño fractal y sus posteriores desarrollos han permitido durante los últimos años compactar en un espacio muy reducido antenas multibanda y, al mismo tiempo, aumentar las prestaciones de estos componentes.
La visión de futuro y la innovación fueron los pilares de esta empresa surgida de la UPC y siguen siendo sus principales activos. “Fractus no trabaja sólo con la antena como componentes sino con la función wireless [transferencia de información entre equipos sin el uso de cables] para conseguir que las plataformas móviles tengan una radiación eficiente en la frecuencia determinada, y en este campo estamos generando conceptos nuevos continuamente”, explica Rubén Bonet, presidente de la compañía. Uno de los conceptos en evolución es que, “en vez de hacer servir una única antena grande, se instalan más de una antena en cada móvil, en forma de componentes integrados más pequeños que las actuales pero con capacidad para aumentar la radiación del móvil y su resistencia ante condiciones adversas como la baja cobertura o pérdida de señal”.
A partir de la curiosa geometría fractal, la compañía catalana ha desarrollado también nuevas tecnologías para la miniaturización y mejora como las antenas multinivel o las antenas space-fi
lling, utilizadas por buena parte de los fabricantes de dispositivos móviles en todo el planeta.
Fractus tiene 200 patentes registradas o en trámite de concesión en Europa, Estados Unidos y Asia. La empresa dispone de una sede única en Sant Cugat del Vallès (anteriormente había tenido una oficina en Corea), cuenta con una plantilla de 15 personas y su facturación fue en el 2009 de 3,7 millones de euros, en el 2010 de 13,7 millones y en el 2011 de 28,2 millones de euros (los datos del 2012 no están disponibles).
La estrategia inicial de Fractus se basaba en el desarrollo y comercialización directa de componentes pero a partir del 2008 la empresa decidió, “cambiar de modelo de negocio”, según explica Rubén Bonet, y centrarse en la venta de licencias sobre la tecnología patentada, una de las claves del éxito de la compañía durante los últimos años.