Los veranos tranquilos no existen
Mucho tendrán que amarrar los inversores que quieran tener un verano tranquilo porque la casi totalidad de los análisis de expertos que se están viendo estos días recomiendan para las vacaciones extremada cautela debido a los pronósticos de alta volatilidad y posibles cambios en la instrumentación de las políticas monetarias y de regulación por parte de los bancos centrales. Ya hemos visto lo que le costó a los mercados el atisbo de cambio de política anunciado o sugerido para la Fed americana hace cuatro semanas, cuyos efectos perversos aún perduran, ya que además de colocar a los inversores en una situación delicada durante el mes de junio debido al aumento de las rentabilidades en la renta fija, han sembrado una estela de desconfianza y temor de cara a los meses venideros.
El desmontaje de las políticas de elevada liquidez es la gran amenaza del momento, pero en realidad pocos se la toman en serio. Una reactivación de la economía como necesita Europa no será posible si el BCE no to- ma una senda de conducta similar a la de los bancos centrales de Japón y de Estados Unidos, cuyas economías parecen orientadas hacia el crecimiento con moderación, pero con determinación. No es el caso de Europa, en donde el conjuro de las políticas de austeridad y ajuste mantiene a los gobiernos bastante alejados
La renta fija parte como perdedora, aunque siempre hay nichos en los que encontrar valor Los mercados de renta variable se han distanciado mucho en los seis primeros meses del año
de la euforia de la liquidez, al menos hasta que Alemania celebre sus próximas elecciones generales y decida si va a continuar imponiendo en Europa el modelo Merkel o hay otras alternativas en la recámara.
Incertidumbre, por lo tanto, como actitud generalizada de los inversores y de los agentes económicos y financieros, ante la expectativa de que en cualquier momento se pueden desencadenar las hostilidades. En principio, el horizonte debería ser poco favorable para las inversiones en renta fija (salvo algunos nichos concretos, como la deuda soberana en países de la periferia europea) y prometedor para la renta variable, sobre todo porque es posible que las enormes diferencias existentes entre mercados ofrezcan oportunidades de rentabilidad muy atractivas. Japón se ha disparado por las nubes con altísimas rentabilidades del 40% en apenas seis meses, mientras que Brasil ha perdido un 20% en el mismo periodo de tiempo.
La decisión que adopte la Reserva Federal con una esperada retirada de estímulos, que se supone será gradual, y la evolución de la economía china, embarcada en un delicado proceso de desaceleración de la actividad económica, son los dos pilares sobre los que se sustentan en principio las expectativas de los mercados.