EL BCE Y ULISES PEGADO AL PALO
Esta semana ha sido pródiga en líos en los bancos centrales, los propios que alimenta Ben Bernanke, y alguna escaramuza en el BCE, de naturaleza inédita.
Todo provino de una declaración de Mario Draghi en la que mencionó el crecimiento dentro de los objetivos del BCE, algo que no está en sus estatutos y, sobre todo, que le acercaría a la política de la Reserva Federal (Fed), ahora en plena confusión acerca del ritmo de poner fin a sus medidas de expansión monetaria.
La mano derecha de Draghi, el alemán Jörg Asmussen, incrementó el malentendido al decir que las perspectivas de trayectoria de la política de tipos de interés bajos del BCE se extienden más allá de 12 meses. Aun cuando Asmussen probablemente trató de proteger a los países periféricos de la volatilidad y el nerviosismo generado por Bernanke, el Santander Private Banking indicó que este tipo de declaraciones daba pie a pensar que “el BCE suplanta a la Fed”. Y todo eso dentro de fuertes movimientos en el estratégico mercados de divisas.
El Bundesbank no tardó en reaccionar y su presidente, Jens Weidmann, indicó de forma muy gráfica que el BCE no estaría “atado al palo como Ulises” siguiendo las corrientes de la gran marea de liquidez creada. Del crecimiento se encargan las empresas, no se fabrica con la moneda. Y el BCE dictará su política monetaria en función de la economía, no de la Fed. Con la independencia del BCE no se juega señores. Pocas bromas.