Costa de Marfil: veinticinco años de vivencia personal en un país emergente
“Desde hace 25 años vivo y trabajo en Costa de Marfil y en algunos países de África del oeste, y he tenido la suerte de ver cómo se está produciendo un profundo cambio cultural que, en mi opinión, es la razón principal de las expectativas actuales de África”. Martín Frigola, director del MDE Business School, en Abiyán, Costa de Marfil, nos cuenta la evolución del país desde su vivencia personal.
Afirma que “hace 25 años, la gran mayoría de las personas formadas en universidades y escuelas técnicas trabajaban como funcionarios y, para muchos, la aspiración principal era evolucionar en la carrera administrativa. Actualmente, la administración pública tiene planes de reducción de personal y la aspiración de casi todos los graduados es trabajar en una buena empresa privada o crear ellos mismos su negocio. En este entorno, MDE Business School, la escuela de negocios que hemos promovido en Costa de Marfil con la ayuda del Iese, está ejerciendo ya un papel catalizador en el desarrollo del país en los próximos años”.
¿Por qué este cambio drástico en 25 años? Comenta que “no siempre nos damos cuenta de que son países muy, muy muy jóvenes. No solamente han llegado a una independencia política
recientemente, sino que han pasado en muy pocos años de una economía de subsistencia en pueblos, a los desafíos de una civilización occidental que se impone en todos los continentes. Esto significa pasar de la administración colonial francesa a una estructura de Estado compuesta por miles de personas que debían ser formadas para ocuparse de dicha estructura”.
Con la independencia alcanzada en 1960, para construir el aparato del Estado hacían falta miles de funcionarios. “Los jóvenes con talento que recibieron becas para ir a estudiar al extranjero tenían el compromiso de volver para traba- jar como funcionarios. Yo soy ingeniero agrónomo y me interesé particularmente en ellos cuando siendo joven llegué a Costa de Marfil. Me sorprendió entonces que siendo un país eminentemente agrícola, la casi totalidad de los ingenieros agrónomos fueran funcionarios. Después comprendí que era una de las mejores maneras de acelerar el desarrollo de países jóvenes: grandes empresas públicas que transformaban zonas extensas de selva en tierras de cultivo y comercializaban internacionalmente los productos”, dice.
Lo cierto es que en Cos- ta de Marfil el modelo de desarrollo del cultivo de cacao fue un gran éxito y permitió al país ser el pulmón económico de la zona. Y cuenta: “El cultivo del cacao se realiza en pequeñas plantaciones que se fueron extendiendo en muchísimos pueblos con el trabajo de promoción hecho desde las estructuras del Estado o empresas públicas que se encargaban de la recogida y la exportación. Los beneficios de estas macroempresas estatales permitieron pagar una buena parte de las infraestructuras actuales. Estas empresas estatales después se han ido privatizando. Ahora ya hay modelos, experiencia e infraestructuras que permiten que los jóvenes de Costa de Marfil piensen en ser emprendedores”, comenta.
Lamentablemente, Costa de Marfil ha sido noticia con imágenes de guerra y conflictos políticos. “Esta es una muy triste realidad que nadie quiere repetir y que se está convirtiendo en un fundamento sólido para el futuro. Sepamos también que el desarrollo con la agricultura ha dado un sociedad económicamente mucho más equilibrada que en los países que han emergido con los yacimientos mineros. Este año el crecimiento es del 9% y se espera que sea superior al 10% en el 2015”, explica.
Y concluye asegurando: “Costa de Marfil es el mejor país de África; he lanzado repetidas veces el desafío a los que podrían pensar lo contrario y, hasta ahora, nadie ha conse- guido hacerme cambiar
de opinión”. gran consumo. En África hay una verdadera explosión de la clase media que afecta ya a 300 millones de personas, buscando aprovisionarse de productos, que hoy deben importarse en una gran mayoría. Los analistas de McKinsey aconsejan a los inversores darse prisa...
Lluís Renart, profesor del Iese y director de The Africa Initiative, ve con ojos muy positivos todo lo que pueda hacerse en África. En recuadro aparte explica la necesidad de formar directivos para desarrollar los países y lo que se está haciendo. Pero más inmediato, ve como algo evidente que con la crisis galopante que tenemos en España, un número cre-
En los últimos seis meses el interés de la empresa de aquí por el mercado africano crece exponencialmente
ciente de empresas españolas se interese por los mercados africanos y los vean como una tabla de salvación. “En los últimos seis meses, este interés empresarial ha aumentado exponencialmente, y cada semana hablo con empresas que acuden al Iese y a The Africa Initiative en busca de consejo”. Y asegura que tenemos una imagen muy distorsionada de la realidad africana, por diversos motivos. Quizás porque a veces confundimos la ayuda humanitaria con la ayuda al desarrollo”.
A veces. esta imagen errónea de la que nos habla Renart impide tomar decisiones correctas. Coincide con ello Robert Barros, director de internacionalización de la Cambra de Comerç de Tarragona. “Llevamos mucho tiempo trabajando con África. Hace 15 años vi que era un mundo donde estaba casi todo por hacer. Lo cierto es que cuesta mucho convencer a las empresas a bajar a países como Ghana, Costa de Marfil... Y son mercados que lo han de importar todo. Por esta indecisión siempre acabamos llegando tarde. Afortunadamente, la percepción de nuestras empresas va cambiando y, aunque lenta-
Tienen materias primas que exportan pero no tienen una industria que las transforme
mente, se van a animando a ir”.
Y detalla su visión de la jugada: “Tienen materias primas que exportan pero no tienen una industria que las transforme. El caso de la fruta es quizás el más paradigmático. ¿Por qué no hacer conservas? O la construcción, se importa de todo. O energía, la necesidad de generadores eléctricos es brutal o el tratamiento de residuos, aquí hay mucha competencia y allí ahora se empieza, pero habrá que ser de los primeros...”. Como anécdota cuenta que en marzo estuvo en Liberia y vio cómo la gente de allí se sorprendía de que alguien fuera a vender, porque no están acostumbrados.
Renart siente mucho los miedos irracionales que hay con respecto a África. “Muchos empresarios creen que ir es peligroso, que allí no tienen dinero, que es un problema cobrar... y no es cierto. Se cobra mejor que aquí”. Y da un consejo práctico. “Si un empresario no está dispuesto a hacer un segundo viaje, que no vaya. Son mercados de segunda o tercera visita. Has de volver, pero las oportunidades son enormes”.
Y lo cierto es que es un buen lugar para nuestras pymes. Lo asegura Martin Frigola, un empresario catalán que lleva 25 años establecido en Costa de Marfil (véase texto adjunto). “En África falta dinero y tecnología, pero hay gente muy buena. Eso es algo interesante para nuestras empresas, ya que tenemos unidades de producción pequeñas que se pueden instalar allí. Nos cuesta hacerlo, siempre se adelantan alemanes, franceses...”.
Desde la Pimec, su director del departamento internacional, Joaquim Ferrer, explica el enfoque que utilizan desde la patronal de las pymes. “Con el norte de África hemos establecido unas relaciones muy directas. Lo hacemos con entidades parecidas a la nuestra y facilita mucho el cometido de las empresas, sobre todo en Marruecos y Argelia. Las cifras de exportación catalana a estos países son aún pequeñas, pero los crecimientos son altos, ya que parten de niveles bajos. A Marruecos y Argelia va un 2% del total a cada país. Para matizar, es más que lo que va a Polonia, que es un 1,5%”. Afirma que su potencial de crecimiento es muy alto y con la ventaja que tiene un ciclo diferente al de Europa.
Y define el perfil de empresa que cree tiene más posibilidades de éxito en el continente africano. “Son las que fabrican un producto industrial, que son buenas en ello, y que se vende bien aquí. Lo primero es encontrar un distribuidor local que le ayude a penetrar y a solventar los problemas del día a día; después, en una segunda etapa, todo está abierto para el empresario”.