Muchos adioses y pocos holas
La torpe política cultural española llega en el peor momento, pues se añade a una crisis económica que por sí sola era ya una grave amenaza contra esa actividad económicamente incierta que es una galería de arte, especialmente si es de arte actual y por ello no consolidado en el mercado. Afirmar que el IVA cultural del 21 por ciento es una desventaja respecto a otros países es quedarse corto. El hecho constatado es que significa un agravio compara- tivo enorme y que está causando el hundimiento del mercado del arte, y especialmente del arte actual. Nadie comprará aquí un quince por ciento más caro lo que puede adquirir en galerías no españolas. Muchos artistas españoles tendrán que cesar su actividad. Y los beneficios –si llega a haberlos– serán para otros países. Es así de simple.
En el nuevo contexto anticultural, la existencia de los artistas y de las galerías españolas se ha vuelto precaria. En la actual temporada y sólo en Barcelona han desaparecido galerías tan importantes como René Metras (primero referencia vanguardista barcelonesa y luego descubridora de artistas como Manel Esclusa y Antoni Socias), o como Barcelona (que representaba a Chillida y a Oteiza en Barcelona y apostó por la mejor pintura abstracta, de Chancho y Silvia Hornig, entre otros), o también Toni Tàpies (Tàpies, Plensa, Burtynsky). En Catalunya la lista de víctimas empieza a ser larga y tiende a crecer. Una nueva ley de alquileres alcista y mal planteada puede ser la última guinda venenosa de este dañino pastel. (Continuará)