¿Especuladores o coleccionistas?
El arte sigue moviendo cantidades ingentes de dinero incluso en tiempo de crisis, pero ¿quiénes son las personas que van adquiriendo las piezas emblemáticas que salen a subasta en cualquier parte del mundo? ¿Se trata de coleccionistas que, aparte de cuentas corrientes abultadas, también gozan de una refinada sensibilidad? ¿O, por el contrario, estamos hablando de especuladores, que saben que el arte es uno de los valores refugio predilectos? Lo único transparente es que estos multimillonarios que mantienen con sus pujas el mercado artístico han conseguido alejar las obras más importantes, en tiempos de penuria económica, de los museos y las fundaciones, que han adelgazado de manera notable la disponibilidad económica de sus presupuestos y por tanto han visto disminuir sus posibilidades de trabajos sobresalientes de la historia del arte.
Sin embargo, aunque las compras privadas , muchas veces sustentadas en el anonimato, siempre han servido para dinamizar el planeta del arte, tampoco estaría de más que, cuando escampe, los estados dotasen a sus pinacotecas de unos presupuestos razonables que hagan que las mejores obras del patrimonio universal tengan la posibilidad de recalar en museos estatales para poder ser disfrutadas por los ciudadanos de todo el mundo.