Vacaciones en el campo
En Les Gavarres, una antigua masía recupera el esplendor de antaño con las comodidades de hoy
Abandonado y en ruinas, así estaba el Mas Teixidor cuando el arquitecto Alvaro Oliver Bultó (Barcelona, 1981) recibió el encargo de reformarlo. Se trataba de una masía del siglo XVII, con dos construcciones anexas añadidas en diferentes épocas y otras intervenciones posteriores que la desvirtuaban. “El conjunto presentaba un estado deplorable –dice el arquitecto–, había que devolverle el antiguo esplendor y adaptarlo a las necesidades de los nuevos propietarios”.
La reforma se centró en recuperar los volúmenes originales, suprimiendo las sucesivas ampliaciones llevadas a cabo durante el último siglo. Se restauraron los elementos antiguos, las bóvedas de cerámica, las embocaduras de puertas y ventanas y los muros de piedra y adobe. En los nuevos elementos se utilizaron materiales de marcado carácter actual, evitando caer en falsos historicismos o imitaciones.
Una de las prioridades fue abrir la casa a la luz y al paisaje que la envuelve: la falda de la sierra de Les Gavarres por el sur y el mar por el norte. Para conseguirlo se abrieron y conectaron las dos fachadas, desarrollando el programa propuesto en dos plantas. La planta baja, toda ella abierta al jardín, se reservó para la zona de día, con el hall de entrada, un aseo de cortesía y tres ambientes distintos dedicados al estar, salón, biblioteca y despacho. El comedor, la cocina y el office forman una misma pieza que conecta directamente con un patio interior. El porche exterior, con cubierta metálica y pa- neles de madera con costillas de hierro, es una pieza separada que conecta con el patio a través de una pérgola. Aquí se ha dispuesto una zona de estar con un pequeño office y comedor al aire libre. A continuación, la piscina cuenta con una zona para tomar el sol protegida de la tramontana por un muro.
Desde el vestíbulo, la antigua escalera sube hacia el primer piso, donde la típica sala gran, iluminada con luz natural mediante un tragaluz, actúa como distribuidor dando acceso a cinco dormitorios con sus correspondientes cuartos de baño.
El interiorismo, obra también de Álvaro Oliver, es funcional y cómodo, con muebles diseñados a medida y materiales locales: piedra natural de filita para los pavimentos y madera de okume para los empanelados. En los dormitorios, los armarios y baños se configuran como cajas de madera independientes, lo que permite percibir los espacios originales de forma unitaria.