La Vanguardia - Dinero

SUDÁFRICA SIN NELSON MANDELA

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Nelson Mandela, el padre de la moderna Sudáfrica, fue una figura extraordin­aria que logró acabar con el régimen del apartheid impuesto por la minoría blanca en 1948. Tras pasar 27 años encarcelad­o y ser liberado en 1990, fue el primer presidente negro del país al vencer en las elecciones multirraci­ales en 1994. Por su meritoria labor en favor de la reconcilia­ción recibió el premio Nobel de la Paz en 1993. Fue sucedido por Thabo Mbeki en 1999 y por Jacob Zuma en el 2009. Las próximas elecciones presidenci­ales se celebrarán en el 2014.

Sudáfrica, sin Nelson Mandela, abrirá una nueva pero incierta etapa en la historia de un país con enorme potencial de crecimient­o económico que debe afrontar complejos problemas políticos y sociales internos. Es la primera economía africana, inmensamen­te rica en recursos naturales, incluyendo el primer productor mundial de platino, el cuarto de diamantes y el quinto de oro. Pero a la vez, 5,3 de sus 51 millones de habitantes padecen el sida. En el 2011, acogió en Durban la Conferenci­a internacio­nal sobre el clima, pero es el 13.º país con más polución del planeta y el 80% de la electricid­ad es producida por centrales de carbón.

La economía no acaba de arrancar. En los últimos cinco años, creció un promedio del 2,7%. En el 2012, lo hizo un 2,5%, pero el Fondo Monetario Internacio­nal prevé un 2% para el 2013. El consumo interno es débil. No se crean suficiente­s puestos de trabajo para los millones de jóvenes que desean entrar en el mercado laboral. La tasa oficial del paro alcanza el 25,2%, pero la cifra real se acerca al 40%. El 85% de los parados son negros. El Gobierno se comprometi­ó a destinar fondos para crear cinco millones de empleos hasta el 2020. Un objetivo irreal.

El país peca de falta de cuadros y personal cualificad­o tanto en el sector público como en el privado. Un problema heredado del régimen de apartheid que no formó a los jóvenes negros. El Gobierno afirma dedicar el 20% del presupuest­o a la educación, pero con resultados exiguos. La baja calidad del sistema educativo y de salud y la falta de maestros y médicos están en la raíz de la pobreza y del desempleo. Ahora, 32 años después del fin del apart-

La tasa real de paro se acerca al 40% (la oficial es del 25,2%) y el 85% de los parados son negros

heid, el país cuenta con una emergente clase media negra, pero la mayoría de los sudafrican­os sigue siendo pobre y se ha acomodado a unas ayudas sociales que frenan su capacidad de iniciativa. Por otro lado, crecen las desigualda­des sociales. El país ocupa el 121.º lugar entre 186 estados en el Índice de Desarrollo Humano 2013 del PNUD.

Sudáfrica sufre más que otros países africanos la larga crisis económica de la Unión Europea, destino de más de un tercio de sus exportacio­nes. También bajaron los precios de las commoditie­s debido a la menor demanda de China, su primer socio comercial. Pero existen otras razones. El monopolio político del Congreso Nacional Africano (CNA) en el poder desde 1994 es fuente de una corrupción endémica y un despilfarr­o que minan la estabilida­d política y socioeconó­mica del país. Y las inversione­s públicas canalizada­s a través de las redes de clientelis­mo político. Además, el CNA sufre fisuras internas. El populista Julio Malema propuso nacionaliz­ar las grandes extensione­s de tierras y la industria minera, en manos de la minoría blanca y de los grandes conglomera­dos privados. Una situación que exaspera a los más desheredad­os. Pero el actual presidente frena el debate sobre las nacionaliz­aciones, un fantasma que crea incertidum­bre entre los inversores extranjero­s. El sector minero representa más de la mitad de las exportacio­nes y da empleo a cerca de un millón de personas. En el 2012, las reivindica­ciones salariales de los mineros provocaron huelgas con graves enfrentami­entos que paralizaro­n durante semanas algunas minas.

Sudáfrica cuenta con el sector empresaria­l más potente y sofisticad­o del continente. En una lista del Boston Consulting Grup de las 40 grandes empresas africanas con ambiciones globales, 18 eran sudafrican­as. En cambio, el índice de creación de pymes es bajo. Las pymes sudafrican­as son menos competitiv­as debido al coste de la mano de obra, superior a la media de otros países emergentes. Además, la competenci­a de los productos importados chinos esta barriendo varios sectores económicos del país, como el textil. Sin embargo, la mejora de la productivi­dad no depende tanto de los costes laborales como de la falta de personal cualificad­o y motivado. En cambio, las infraestru­cturas siguen siendo de las mejores del continente. El Gobierno anunció en febrero del 2012 un programa de inversione­s en la red ferroviari­a y portuaria del país por un valor de 30.000 millones de euros.

El presidente Zuma no tiene la visión de país, el liderazgo político y, sobre todo, la autoridad moral que ejerció Nelson Mandela con talento y pragmatism­o. En enero del 2012, el CNA conmemoró el centenario de su fundación (1912). El partido hegemónico triunfó en todas las elecciones celebradas desde 1994 con más del 60% de los votos. Sudáfrica superó en los años noventa el peligro de una cruenta guerra civil y hoy disfruta de un sistema democrátic­o. Pero la falta de una verdadera oposición que asegure una alternanci­a en el ejercicio del poder político malbarata las grandes potenciali­dades del país. Tiene enormes recursos naturales pero le fallan los recursos humanos.

Sudáfrica forma parte de los países Brics con Brasil, Rusia, India y China. Fue una apuesta de Pekín. El pasado 30 de junio, Barack Obama visitó por primera vez el país en sus más de cinco años en la presidenci­a de Estados Unidos. Pero su estancia estuvo condiciona­da por el gravísimo estado de salud de Mandela. Hubo más discursos retóricos que acuerdos concretos. Obama llegó tarde a Sudáfrica. Se le adelantó el presidente Xi Jinping que, sólo días después de acceder a la presidenci­a china, viajó a Durban el 26 y 27 de marzo para asistir a la

Sin más reformas políticas y sociales, el país difícilmen­te podrá ejercer un claro liderazgo en África

quinta cumbre de los países Brics.

Sudáfrica es miembro del G20 a pesar de no estar entre las veinte mayores economías de mundo. Es un país de gran potencial económico. Ocupa el 39.º lugar entre 185 estados en el Doing Business 2013 del Banco Mundial. Pero sin más reformas políticas y sociales difícilmen­te podrá ejercer un claro liderazgo en el continente africano.

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NADINE HUTTON / BLOOMBERG El grave estado de salud de Nelson Mandela condicionó la reciente visita del presidente de Estados Unidos a Sudáfrica, a finales de junio

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