Los campeones de la autoderrota
He aquí otro titular poco alegre, pese a su dosis homeopática de sentido del humor. Pero no es exagerado. La política cultural española perjudica a muchos, no sólo a los catalanes. A veces el perjuicio se ha hecho, sin distinciones, a cualquier lugar “no-Madrid”. Pero a los catalanes se nos suele reservar un grado especial de maltrato. Por ejemplo, la directora de la feria Arts Libris me contó que el Gobierno central le denegó una subvención que en cambio ha concedido a una iniciativa posterior aparentemente copiada de la suya. La beneficiada sólo tenía una ventaja respecto a la original feria barcelonesa: era madri- leña. Es sólo un ejemplo entre muchos, algunos tan grotescos como el de esa revista de poesía de Jiménez Losantos que ha recibido el apoyo que se ha negado a la excelente publicación barcelonesa Rosa Cúbica.
Es cierto que a menudo Barcelona inventa y Madrid copia y asfixia al original ayudando a la copia madrileña. Esto sucede en el arte y en la moda. Ahora bien, sería ingenuo culpar de todos los males a Madrid. Algunos gobernantes catalanes han aprendido rápidamente a fracasar por sí solos, sin el habitual concurso del centralismo hostil. Los casos Primavera Fotográfica y Barbier-Mueller son emblemáticos. (Continuará)