La perla balear más preservada
El precio de las propiedades en Menorca ha caído entre un 30% y un 40% en los últimos siete años
Dicen que en el bote pequeño se halla la buena confitura. Sólo hace faltar pasar por Menorca para convencerse de ello; pues la más septentrional y menos explotada por el turismo de las Baleares es, a su vez, una de las que mayores sorpresas naturales esconde en sus 690 kilómetros cuadrados de extensión.
Patrimonio de la Biosfera por la Unesco desde 1993, Menorca ofrece un sinfín de atractivos, entre los que destacan la belleza de sus playas vírgenes, la riqueza de su patrimonio histórico y un entorno natural de gran valor paisajístico. Desde históricos senderos de caballos enmarcados por extensos muros de piedra blanca, largas playas de suave arena blanca no superpobladas en exceso, hasta recónditas e insospechadas calas en las que descubrir el azul del Mediterráneo y dejarse caer al sol.
Sin embargo, la crisis también ha tenido consecuencias en el parquet inmobiliario de dicho paraíso terrenal que, en los últimos siete años, ha visto caer sus precios entre un 30% y un 40%.
Así, actualmente se puede adquirir un bonito chalet unifamiliar de 240 m2 con piscina en áreas como cala Morell o cala Blanca por poco más de 600.000 euros, tal como se puede compro- bar en la página web de la agencia inmobiliaria Fincas Armengol, cuando hace cinco años el precio de dichas propiedades rozaba el millón de euros.
Un fenómeno que, tal como apuntan los agentes inmobiliarios de la isla se explica por dos factores: la caída de la demanda interna desde la irrupción de la crisis financiera a principios del 2008, así como del comprador británico – que hasta hace cinco años suponía el 60% de las operaciones de compraventa en la isla– motivado por la devaluación de la libra esterlina.
Con todo, desde el sector inmobiliario advierten de una más que probable estabilización de los precios. Lo confirma Fran- cisco Arnau López, director de la oficina que Engel & Völkers posee en Maó, que advierte que durante el presente ejercicio “la situación ha empezado a repuntar de forma leve, gracias al interés de nuevos compradores procedentes del mercado francés y belga, así como del ruso que, a pesar de comprar todavía poco, está invirtiendo en grandes propiedades”.
Según los expertos, las zonas más demandas por aquellos que quieren adquirir una exclusiva casa en la playa son el puerto de Maó, así como pequeñas urbanizaciones localizadas en la ribera norte de la isla como San Antoni, cala Partió, cala Rata o Punta d’en Gallarut.
“También nos demandan propiedades en primera línea de mar en pequeñas urbanizaciones con un toque muy local y con mucho encanto, como Alcaufar, cala San Esteban o cala Mesquida”, añade López. Tampoco faltan en la lista la preciosa Ciutadella, Es Fornells –conocido sobre todo por servir la mejor caldereta de marisco de toda la isla– y otros puntos de la ribera sur como cala Morell o cala Blanca, entre otros.
Otro tipo de propiedades muy apreciadas en la isla son las grandes fincas agrícolas conocidas como Llocs; sobre todo aquellas que están tocando a la costa o con acceso fácil y directo a alguna playa.