La Vanguardia - Dinero

Un agosto tranquilo, con preocupaci­ón final

Desde que en el 2007 apareciera­n los problemas de las ‘subprime’, los meses estivales habían sido un suplicio en el plano económico

- Jordi Goula

Siria es el nubarrón con que nos despide agosto. Por lo demás, se diría que, dentro de la gravedad de la situación económica, acabamos la canícula con una cierta sensación de alivio, por primera vez desde aquel verano del 2007, en que unas hipotecas subprime, pusieran muy nerviosos a los mercados financiero­s y empezaran a caer...

Michael Wittner, un analista de Société Générale, cree que no es tan difícil que el Brent se vaya a por los 150 dólares el barril empujado por la crisis en Siria... Sin duda, el miedo a lo que pueda pasar en Oriente Medio es el nubarrón con que nos despide el mes de agosto. Por lo demás, se diría que, dentro de la gravedad de la situación, acabamos la canícula con una cierta sensación de alivio si nos atenemos a los veranos que hemos sufrido desde aquel 2007, en que unas hipotecas subprime, de las que casi nadie había oído hablar, pusieran muy nerviosos a los mercados financiero­s y empezaran a caer. Ni siquiera el tercer rescate griego apuntado hace una semana por el ministro alemán Wolfgang Schäuble, ni la subsiguien­te idea lanzada por la patronal industrial alemana de que pueden pagarlo los griegos vendiendo patrimonio –léase alguna isla o, ¿por qué no la Acrópolis?, ya puestos...– han logrado marear a los inversores que, de momento, se conforman con una prima de riesgo de la deuda espa- ñola navegando alrededor de los 260 puntos básicos, ya que no olvidan que hace sólo trece meses estaba rondando los 650 puntos.

No es que los veranos hayan sido peores que los inviernos, pero la manifiesta y progresiva ausencia de otras noticias, da un especial relieve –sobre todo en agosto– a todo lo malo, que acaba por amargar las vacaciones a más de uno y de dos. De todos modos, no debemos pasar por alto que fue precisamen­te en los finales del verano del 2008 cuando las turbulenci­as financiera­s, que no nos habían dejado ni un sólo día de respiro, culminaron con la quiebra de Lehmann Brothers, el 15 de septiembre, abriendo un verdadero abismo en las finanzas mundiales.

Y fue en verano del 2009, a finales de agosto, cuando el INE nos dio la noticia de que el PIB caía al 4,5% interanual en el segundo trimestre... y la demanda nacional al 7%, en tasa intertrime­stral anualizada. Nunca habíamos caído tanto. Tocábamos fondo, mientras Eurostat nos notificaba a primeros de mes que nuestra tasa de paro ya doblaba la europea. Mientras, sólo iniciarse septiembre dimitía el gobierno Karamanlis y el nuevo Gobierno Papandreu lanzaba la bomba a primeros de octubre: las cuentas públicas griegas estaban trucadas y la situación era mucho peor de la que se creía... ¿De verdad alguien pudo bañarse tranquilo?

En el verano del año siguiente, el protagonis­mo lo tuvo Irlanda, que había nacionaliz­ado las pér- didas de sus bancos y se hallaba en situación de insolvenci­a total. Ya habíamos tenido el rescate de Grecia en abril, y ahora se afrontaba otro, que en septiembre se tuvo que revisar al alza con urgencia. Los rumores no cesaban y apuntaban a España, que vivía todavía la resaca de la imborrable aparición televisiva de Zapatero en mayo, diciendo donde dije digo, digo Diego y anunciando recortes a mansalva, que em-

Quizás el punto álgido de los malos ratos caniculare­s fue el 2012 con la prima de riesgo en 650 puntos básicos

pezaron en verano a tomar cuerpo. Otro año con el miedo en el cuerpo a la hora del baño. Y, cada vez, más.

En la canícula del 2011, los rumores de un rescate de España arrecian, con las consecuent­es alzas en la prima de riesgo. Salíamos del rescate portugués en mayo y ya en julio se decidía el segundo rescate a Grecia. Un verdadero infierno, en el que la banca española estaba en el ojo del huracán. Y, por supuesto, un gobierno que hacía aguas por todos lados y sin credibilid­ad alguna. Quedaban pocos meses para que ZP tirara la toalla. Por quinto año nos aguaban las vacaciones, quien pudiera hacerlas, por supuesto, ya que uno de cada dos parados de la eurozona era español...

Y llegamos ya al de 2012. La prima de riesgo se coloca en 650 puntos básicos en plena canícula. ¿Pero no tocaba rescate en los 400? ¿o era en los 500?... La banca, finalmente el rescate es sólo para la banca... aunque se vehicula a través del sector público, lo que dispara la deuda pública. Y hubo en la playa quien recordó como una pesadilla aquello de

Seis veranos de pesadilla quedan atrás, pero todavía es mucho lo que queda por hacer

que teníamos la banca más segura del mundo y que en todas partes iban a copiar las normas de prudencia del Banco de España, también el más admirado del mundo... ¡Cuánta verborrea vacía! para esconder una realidad dramática que han acabado pagando millones de personas con el paro y otros al perder sus ahorros con las preferente­s. ¡Que sí, que quizás el sexto verano fuera el peor, por el agotamient­o...! Y llegamos al 2013, en que, económicam­ente hablando –y salvo desgracias en septiembre–, hemos disfrutado de la playa. ¡Por fin, al séptimo, descansamo­s!

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BLOOMBERG Este verano, las vacaciones han sido más tranquilas con respecto a los últimos años, desde el punto de vista de la economía

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