Contenedores del espíritu
Como cada verano, vengo hablando de jóvenes, o muy jóvenes, con talento plástico: Alex Marco, YES, Cristina Gamón, Bel Fullana, Albano, Grimal, Sara Landeta, Peño y Toga. Cierro ciclo con una figura excepcional: Javier Palacios (Jerez de la Frontera, 1985)
No es un descubrimiento casual, le sigo desde que terminó su licenciatura de Bellas Artes, Universidad Politécnica de Valencia, a través de concursos y certámenes. Ha realizado varios másters y este 2013 ha completado, en el mismo centro, su doctorado. Espero que se dedique a pintar, con todos los riesgos inherentes, en lugar de seguir la senda de la docencia.
Figurativo, realista, hace pintura como una investigación sobre el qué y el cómo. Pinta dejando huella del pincel y de la emoción, con materia. Le distingue su técnica, ¡asombrosa!, pues a pesar de los temas difíciles por los que se inclina, su obra experimenta una notable adhesión emotiva. Ha estado trabajando con grandes cabezas en un ejercicio de inspiración y exhalación de aire, en caras vivaces o vacías de vida. Ahora, una nueva serie, estudia imágenes del alma o contenedores del espíritu, con un resultado espectacular, como la obra que reproducimos, óleo sobre papel encolado a tabla.
Becario Sicue-Séneca Universidad de Sevilla, de la cátedra DKV de Gdansk, de producción en Nottingham, de la Excelencia en la Politécnica valenciana y del Ministerio de Educación, el 2012. Ha participado en numerosas colectivas, en España, Taiwán, Inglaterra, Polonia y México.
En cuanto a su relación de galardones, ¡excelente!: diez primeros premios, accésits, adquisiciones y obra en las fundaciones Winterthur, Mainel, Esprohident, Grupo Joly, Museo Histórico de San Fernando, Museo de Elda, Luis Sarahuja Asociados. Precios: entre 1.200 y 5.000 euros. ¡Talento plástico a precio de ganga! Atención a este nombre!