Hogares a prueba de fuego
La cocina, la electricidad, las estufas portátiles y la chimenea son la causa del 95% de los incendios en viviendas
En verano, no es extraño oír en las noticias que los vecinos de algún municipio o urbanización cercano a una zona donde se ha declarado un incendio forestal temen que sus hogares sean pasto de las llamas. Y este verano no ha sido una excepción. Sin embargo, la mayoría de casos de incendios en viviendas no tiene su origen en fuegos forestales, sino en el seno del propio hogar.
Lejos de ser una cosa del pasado, debido a la mayor implantación de la combustión de la leña como sistema de calefacción, los incendios en los hogares son un problema muy actual. Los bomberos realizaron el año pasado en Catalunya 4.207 intervenciones por incendios declarados en edificios (tanto viviendas particulares como sedes de empresas, centros públicos...).
Carles Noguera, subinspector del Servei de Prevenció del Cos de Bombers de la Generalitat, explica que la gran mayoría de estas salidas corresponde a hogares particulares, en el interior de los cuales no es obligatorio instalar medidas de seguridad contra incendios, a diferencia de los edificios públicos y de las zonas comunes de los edificios residenciales, donde sí es obligatorio. En este sentido y a pesar que no lo dicta ley alguna, Noguera cree que es muy recomendable instalar como mínimo un detector de humos: “Estos son una gran medida de prevención y se pueden adquirir por tan sólo unos 20 euros”.
LAS PRINCIPALES CAUSAS
En invierno y de noche es cuando se produce la mayoría de los incendios en hogares, según Vicente Mans, presidente de Tecnifuego-Aespi, patronal del sector de seguridad contra incendios en España. Y hay cuatro focos principales: la cocina, la instalación eléctrica, los elemen- tos de calefacción portátil y el hogar o chimenea. El representante de los bomberos de la Generalitat asegura que “estos cuatro focos, especialmente los tres primeros, son la causa del 95% de los incendios en viviendas”. Otro de los clásicos es el fumador que se queda dormido en el sofá con el cigarrillo en las manos y la vela que se queda encendida por olvido.
LA PREVENCIÓN, LA MEJOR PROTECCIÓN
En caso de incendio, es mejor prevenir que curar, así lo cree Carles Noguera. El experto considera la cocina como el ámbito estrella, el principal punto de origen. ¿Quién no ha dejado nunca una sartén en el fuego para atender un llamada y se le ha ido el santo al cielo hablando? “Este tipo de descuidos y distracciones son muy habituales”, afirma el subinspector.
Además de evitar distracciones, Noguera aconseja “comprobar las veces que sea preciso que se ha apagado el fogón y limpiar la campana extractora frecuentemente para evitar que se acumule suciedad que, en caso de incendio, se convierte en combustible”.
La instalación eléctrica es otro de los puntos críticos. “Hay que evitar sobrecargar los enchufes y el uso de los ladrones, sobre todo a la hora de conectar estufas eléc-
Los detectores de humo proporcionan una gran seguridad y se pueden adquirir por unos 20 euros
tricas, que consumen mucha energía”, explica Noguera. Estas últimas, y en general todos los elementos de calefacción portátil, integran el tercer foco de incendios en los hogares. En este campo, el experto de los bomberos insta a no tapar las estufas con ropa para que esta se seque y a no orientarlas hacia objetos que pue- dan arder, como el sofá, cortinas, tapetes...
Y, finalmente, está el hogar o chimenea. “Hay que asegurarse de apagarlo antes de ir a dormir o de salir de casa y, como con las estufas, no tener elementos combustibles cerca”, alerta Noguera, quien también recuerda que “no hay que olvidarse de limpiar la chimenea regularmente”.
A pesar de todo lo dicho hasta ahora, no existen hogares a prueba de fuegos y siempre puede producirse un incendio. En este caso, el subinspector de los bomberos explica que lo más importante es resguardarse del humo cerrando las puertas, intentar salir de la casa si se puede, y, de no ser posible, ir a algún lugar desde donde se nos pueda ver desde el exterior. Y, una vez a salvo, llamar a los bomberos.