“Aquí está cundiendo el miedo sin sentido”
JUAN CARLOS MUÑOZ-CONDE El portavoz de la plataforma Shale Gas España asegura que la oposición a la técnica del ‘fracking’ no es económica sino puramente ideológica
Como portavoz de la plataforma Shale Gas España, director general corporativo de BNK España y vicepresidente de la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (Aciep), Muñoz-Conde defiende que el país se abra a la nueva tecnología para aprovechar sus recursos naturales.
¿Cree que se va a explotar el shale
gas en España? Eso espero. España es un país formalmente abierto a recibir a empresas nacionales e internacionales para explorar los hidrocarburos. Se solicitan permisos de investigación, lo que te da la exclusividad de investigación tanto en el mar como en tierra firme. Hay zonas con potencial para gas y petróleo. Estos permisos se han disparado en los últimos años: hay 73 vigentes y 53 pendientes.
¿Están claras las competencias? La ley dice que si la zona está entre dos comunidades autónomas, corresponde al Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Si sólo es en una autonomía, ella decide. Lo que hay que dejar claro es que los proyectos son de interés general. Con dudosa legalidad, Can- tabria promovió una ley contra el fracking que el Gobierno recurrió ante el Tribunal Constitucional. Y en Catalunya, aduciendo problemas medioambientales, también se ha prohibido.
Eso es porque hay riesgos en la exploración, ¿no? No. La estimulación hidráulica se practica desde hace más de 50 años. Es segura. En Estados Unidos existen unos 35.000 pozos. El petróleo sigue estando alto, por encima de los 100 dólares el barril, y eso hace rentables determinadas reservas de gas que se van encontrando.
Si no existen riesgos, ¿a qué atribuye la oposición al fracking? La base de los movimientos contrarios es ideológica y corresponde a los que están contra el uso de los hidrocarburos como fuentes de energía. El shale gas ha incrementado las reservas mundiales al hacer viables muchos yacimientos. Por eso se oponen al fracking: se abre la puerta a que sigamos utilizando hidrocarburos durante muchos años.
¿Y no es verdad que el fracking supone un mazazo a las renovables? No, no. España tiene 26.000 megavatios de ciclos combinados de gas natural. El 25% de la energía primaria se genera con gas. Y estas fuentes coexisten junto con las renovables. No es incompatible. Pero España importa el 100% del gas natural que consu- me. Si ese gas que importamos lo podemos extraer de aquí, de nuestro subsuelo, es una gran ventaja, se mire como se mire.
¿Y qué pasa con el riesgo medioambiental? Está probadísimo. En Estados Unidos también hay ecologistas en contra, pero allí se conoce la realidad. Aquí se está instalando el miedo sin ningún sentido. España tiene zonas con altísima densidad de población y otras con muy baja. Obviamente, cuando hay que explorar se hace en zonas agrícolas. Lo que parece razonable, en cualquier caso, es que nos dejen explorar para tener toda la información y ver si es rentable.
Si les dejaran explorar el subsuelo, ¿cuándo cree que se obtendrían los primeros resultados? No a corto plazo. En España se han incorporado los requerimientos más exigentes del mundo para explorar los yacimientos de gas. Antes de realizar los sondeos hay que pasar un duro informe de impacto ambiental.
¿Cuántos de los permisos de exploración son para utilizar el fracking? Alrededor de una veintena, quizás más. Pero todo va muy lento. Los cinco primeros permisos están presentando ahora los proyectos para pasar el examen medioambiental. Esto debería tranquilizar a todo el mundo. Se va a cumplir la ley.