Un carísimo plató
El aeropuerto de Ciudad Real, que durante algún tiempo se llamó oficiosamente Madrid Sur y en ocasiones Don Quijote, está actualmente bajo tutela del juzgado de primera instancia número 4 y de lo mercantil de Ciudad Real, que gestiona el concurso de acreedores, sacándolo a subasta. De momento, el juzgado ha tenido poco éxito, a pesar de que su precio de salida es once veces menor que su coste (el mínimo para participar en la última subasta, que finalizó el miércoles, eran 100 millones de euros).
Desde su cierre, en primavera del año 2012, los administradores sólo han permitido el acceso al aeropuerto, previo pago, a productoras cinematográficas o agencias de publicidad para poder filmar anuncios, teleseries, programas de televisión o rodar películas. Cuando aún tenía actividad aeronáutica, Telecinco preparó allí una miniserie basada en el accidente del vuelo JK5022 de Spanair, al que la audiencia dio la espalda.
Ya sin aviones, la BBC grabó su programa sobre automóviles Top
Gear, dando a conocer a su inmensa audiencia la existencia de una instalación innecesaria ironizando sobre ella. Por su parte, la empresa chocolatera Cadbury convirtió Ciudad Real en un supuesto aeropuerto británico para un anuncio y Volvo Trucks contrató al actor Jean Claude Van Damme para demostrar su flexibilidad entre dos camiones que rodaban por la pista. Pedro Almodóvar rodó parte de sus Amantes pasajeros allí y esta misma semana, Santiago Segura y un reparto de lo más variopinto, que mezcla a Alec Baldwin con Fernando Esteso, rodó varias escenas de la quinta entrega de Torrente en una terminal vacía. Así, el aeropuerto de Ciudad Real es utilizado como si se tratase de un carísimo decorado, aunque es real y ha costado más de 1.000 millones de euros.