La muñeca Barbie cede el paso a las tabletas
El poder de atracción de la muñeca de Mattel sobre los niños del siglo XXI, que cada vez optan más por el juguete electrónico, se desvanece
Cae el poder de atracción de la muñeca de Mattel sobre los niños del siglo XXI, que cada vez optan más por la electrónica
La caída de la natalidad pone en apuros al sector del juguete: la clientela está menguando También los niños son distintos; desde bebés toquetean tabletas y se cansan antes del juguete tradicional
Recién cumplidos los 55 años, a Barbie le cuesta disimular las arrugas frente a la legión de jovenzuelos techies que ha tomado al asalto el negocio de los juguetes. La mítica rubia de Mattel parece estar perdiendo el poder de atracción sobre los digitalizados niños del siglo XXI. Las ventas mundiales se desplomaron un 14% el primer trimestre del 2014. No es algo puntual. Es más, la caída se acelera: en el 2012 registró un retroceso del 4%; en el 2013, otro 6%.
Mattel, la primera juguetera mundial, anunció el jueves que lanzará con Sony una película de Barbie con actores reales. El capitán América, Transformers o Iron Man han demostrado que la mejor manera de disparar las ventas de juguetes hoy en día es a través del cine o la televisión, y Barbie necesita urgentemente un empujón.
Es la punta del iceberg en un sector transformado, en el que el juguete tradicional debe hacer frente al avance implacable del tecnológico. Robots, tabletas, apps, videojuegos... la oferta es máxima. “El juguete estricto ya no tiene la exclusividad de divertir a los niños”, resume Luis Gallego, director de Ibertoy, feria española del juguete y producto infantil inaugurada en marzo.
La competencia se ha disparado por varios factores. En España el panorama es especialmente espinoso. La crisis se ha cebado con el negocio del juguete, que ha perdido un 20% en cinco años. Pero es un sector en apuros en todo el mundo occidental, donde la caída de la natalidad hace menguar la clientela. Cada vez hay menos niños en edad de consumir.
También estos niños son distintos. Desde bebés ya toque- tean ordenadores, tabletas o mp3. Crecen mucho más rápido. “Antes los juguetes electrónicos se introducían a los 11 o 12 años. Ahora la edad ha bajado, llega incluso a los 8 años. La franja infantil para vender el juguete tradicional se está encogiendo”, reflexiona Sashka Krtolica, profesora especializada en comercio de la escuela de negocios Eada. Hace dos décadas, las niñas jugaban con Barbies hasta los 9 o 10 años. Hoy a los seis ya se han cansado.
“Se ha producido un claro desplazamiento al juguete tecnológico”, afirma Lorenzo de Benito, portavoz de Toys‘R’Us, quien señala que las tabletas se llevan ya un 8-10% del mercado del juguete en España, unos nada desdeña- bles 10 millones de euros al año.
El viento sopla en las velas de empresas como la catalana Ingo Devices, especializada en electrónica para niños. En el 2013 facturó 25 millones, un crecimiento anual del 40%. Comenzaron fabricando tabletas, con licencias como Hello Kitty o Disney, pero con el precio de la tableta a la baja se han focalizado en los apps toys, juguetes que necesitan una aplicación. Como la varita mágica (ultrasonidos) que abre un diario secreto almacenado en la tableta. O el micrófono para emular a Violetta, la cantante que protagoniza la serie de Disney, con una aplicación de playback.
“También Mattel sabe que el futuro pasa por el juguete electrónico. Pero ¿eso significa el fin del juguete tradicional? Tampoco es eso. Pero le irá ganando terreno. Sólo hay que ir a un restaurante y ver a todos los niños con sus tabletas. Si antes se regalaban cinco juguetes ahora dos serán electrónicos”, vaticina Oriol Canet, director de Ingo Devices.
La muñeca no ha desaparecido, señalan los expertos. De hecho, Barbie tiene a su más directa competidora en casa, la Monster High, también de Mattel, que arrasó hace dos años. Las modas siguen dictando los vaivenes del negocio. Y quizás a Barbie le pesaba edad, pero aún es el buque insignia de Mattel y capaz por sí solita de facturar 907 millones.
Pero el pastel de la muñeca u otros juguetes tradicionales se estrecha y la clave para mantenerse a flote está en la reinvención, opina De Benito: “En Europa ni la población ni la economía crecen como en Brasil o China, así que hay que hacer más esfuerzos. El crecimiento no va a salir solo. Y el segmento más tradicional del juguete lo tendrá más difícil que otros. Si no hacen nada, con menos niños y más juguetes donde elegir, lo pasarán mal. Tendrán que innovar para sobrevivir”.
Es el secreto tras el renovado boom de Lego: “No se han quedado en el mundo del bloque de construcción. Han lanzado una película, videojuegos y juegos de mesa basados en la historia de Lego. Han salido de su nicho de mercado”, explica Luis Gallego, que cree que el juguete electrónico aún tiene margen para crecer pero al final se alcanzará un equilibrio. “La sociedad es cada vez más tecnológica pero también aumenta la concienciación de los padres, que se dan cuenta que el juego electrónico es muy indivi- dual y aísla. Y varios estudios indican que los niños valoran más jugar con un objeto, que puedan compartir con sus amigos”.
“Algunos creen que habrá una reacción antitecnológica y volveremos atrás. A mí me cuesta de creer”, dice Oriol Canet. Para él, la interactividad es la clave de futuro. “La muñeca de toda la vida seguirá cayendo, pero quizás el día de mañana las niñas podrán interactuar con sus amigas a través de sus muñecas, que estarán conectadas con wi-fi. O los padres que viajan por trabajo podrán hablar con sus hijos a través de un peluche. La tecnología ya existe, sólo falta aplicarla”, afirma.