La Gavina: icono del lujo hotelero
Este hotel de cinco estrellas gran lujo sigue en manos de la misma familia que lo fundó en S’Agaró en 1932 como un pequeño hostal de 11 habitaciones
El hotel cuenta con 74 habitaciones, de las que 22 son suites, y todas son diferentes
Entre las muchas cosas que tiene claras sobre establecimientos hoteleros, el periodista, consultor y crítico Fernando Gallardo siempre destaca que un lugar puede tener todos los lujos imaginables, pero si el paisaje que lo rodea no es agradable, el hotel pierde enteros. El entorno y su ubicación en una pequeña península de la Costa Brava es precisamente uno de los grandes atractivos del Hostal de La Gavina un icono del turismo de alto nivel inaugurado el 3 de enero de 1932.
La historia del lugar se remonta aún más atrás en el tiempo, cuando Josep Ensesa i Pujades decidió aceptar unos terrenos de escaso valor en la costa como pago de una deuda de un cliente con su empresa de harinas. El lugar, llamado S’Agaró, casi sin vegetación y ubicado entre las playas de Sant Pol (Sant Feliu de Guíxols) i La Conca (Castell d’Aro) pasó a ser entonces una nueva aventura para la familia, que inicialmente construyeron una casa para sus vacaciones: Senya Blanca, encargada al arquitecto Rafael Masó.
Los Ensesa se encargaron de llevar hasta la zona el agua potable, la electricidad y hasta los caminos. Masó construyó posteriormente otras torres del mismo estilo y una casa de baños sobre la arena de Sant Pol, complementada por un restaurante: la Taverna del Mar; ambos establecimientos siguen funcionando en la actualidad y abrieron sus puertas en coincidencia con la llegada de un vapor de Trasmediterránea fletado por la agencia Viatges Blaus. El buque atracó en el puerto de Sant Feliu durante uno de sus célebres cruceros culturales desde Barcelona, una de las primeras iniciativas turísticas im-
La Gavina está ubicado entre las playas de Sant Pol (Sant Feliu de Guíxols) y la Conca (Castell d’Aro) portantes para la promoción de la Costa Brava.
Con más ilusión y visión de futuro que realismo, pues por entonces acceder al lugar suponía un largo viaje desde cualquier lugar, Josep Ensesa Gubert creyó que además de grandes residencias, también podría construirse un pequeño hostal de once habitaciones para acoger viajeros de paso, en busca de unos días en la costa. Así se hizo con un establecimiento que a lo largo de estos 82 años de historia sólo se vio obligado a cerrar sus puertas durante la Guerra Civil española.
El hostal se quedó pequeño enseguida y en las siguientes décadas fue ampliado, respetando el entorno y estética de la zona gracias a los arquitectos Folguera y Florensa, herederos del estilo de Masó. La Gavina se convirtió en hotel de lujo, aunque sus propietarios nunca quisieron que se per- diera su denominación original: Hostal, por más que actualmente el establecimiento luzca la clasificación de cinco estrellas gran lujo y pertenezca al exigente grupo comercial The Leading Hotels of The World.
De la segunda mitad del siglo XX hay un gran número de anéc- dotas dentro del recinto del hotel, tanto de personajes anónimos, como de grandes estrellas de la música, el cine, el ballet o miembros de la nobleza, clientes durante años de La Gavina. Es una larga lista de las que hay bue- nos recuerdos, como los conciertos de Cole Porter improvisados en el hall y otros olvidables, como las deudas que dejó John Wayne, aunque en esa ocasión el director no salió a la puerta con las facturas en la mano, como así hacía Carles Sans, en el papel de director en los capítulos de Tres estrelles, la serie de humor que El Tricicle grabó en el hostal a finales de los 80 y que llevó el hotel a la televisión.
En la actualidad, La Gavina tiene 74 habitaciones, de las que 22 son suites. Estas tienen la peculiaridad de que ninguna es igual, tanto por su distribución en el edificio como por la decoración, con objetos de arte y antigüedades de la familia Ensesa, que hoy sigue siendo la propietaria. Estos son cuatro hermanos: Julia, Carina, Virginia y Josep, pendientes de todo lo que ocurre en el hotel y que el año pasado confiaron el timón y el día a día del hostal a Alberto Depau, anteriormente directivo en establecimientos de lujo como el Arts y Juan Carlos I de Barcelona. A este le acompaña como director comercial y de marketing Federico Alvargonzález, fichado también el año pasado en otro establecimiento de lujo: el Mas de Torrent.
Estos dos directivos rondan los 40 años, el mismo tiempo que algunos de los empleados (son hasta cien personas en verano) llevan trabajando en La Gavina: grandes profesionales muy queridos por una clientela repetidora que en las últimas temporadas está bajando la edad media. El año pasado el hostal, que abre de abril a octubre, facturó más de cinco millones y el reto actual es ampliar la temporada, mantener la fidelidad de los huéspedes y recuperar mercados clásicos como el británico, alemán y español.