La Vanguardia - Dinero

La (in)evitable maldición española

Los expertos niegan que el elevado paro estructura­l sea una situación imposible de revertir con las políticas adecuadas

- Luis Izquierdo

España lleva cuatro decenios huyendo del estigma del desempleo. Todo el periodo democrátic­o arrastrand­o una gruesa bola del paro que hoy pesa más que nunca. Hubo unos pocos años en que se creyó que se podría escapar, que no era un estigma indeleble. Fue justo antes de despertar de nuevo para constatar que el fantasma seguía allí.

Ningún otro país europeo es comparable al caso español. En ningún otro lugar se han conseguido tasas de creación de empleo tan aceleradas ni se ha destruido tantos puestos de trabajo en tan poco tiempo. Y, sin embargo, la opinión de los expertos es unánime: el paro no está en el ADN de los españoles.

En los últimos 40 años España ha estado siempre por encima o muy por encima de la media de las tasas de desempleo de la UE. En el segundo trimestre del 2007, momento en que se tocó el suelo del desempleo nacional, la tasa de parados estaba en el 7,95%, lo que significab­a que había 1.791.000 españoles que buscaban trabajo, a pesar de lo cual España estaba todavía 1,2 puntos por encima de la media europea. Seis años más tarde, el volumen de españoles que buscan empleo y no lo encuentran ha disparando la tasa al 25,9%, más del doble de la media europea.

En los años de la crisis, el país ha destruido 3,8 millones de puestos de trabajo e incrementa­do su tasa en 18 puntos. La misma crisis global después de la cual Alemania está en un 5% de desempleo, Francia en un 10,8% y la siempre inestable Italia en un 12,7%. Parece haber pocas dudas sobre el diagnóstic­o: España padece un grave problema de paro estructura­l, al que se suma una enorme volatilida­d que vincula la creación y destrucció­n de empleo al ciclo económico.

Los académicos creen que se trata de dos problemas distintos, aunque interconec­tados entre sí. Miguel Ángel Malo, profesor de la Universida­d de Salamanca, apunta que muchos de los problemas actuales de la economía española arrancan de la acelerada reconversi­ón propiciada durante la transición. “España se enfrentó a muchos cambios de golpe, tratando de reconverti­r una economía agraria en una de servicios y, al mismo tiempo, una reconversi­ón industrial en muy poco tiempo”, explica. Desde entonces, el país padecía y padece de problemas como un tejido productivo muy débil “con muchas pymes pequeñas a las que les cuesta crecer y crear empleo” y un “desajuste educativo crónico” que produce personal cualificad­o que no se amolda a las necesidade­s de la producción empresaria­l.

El catedrátic­o de la Autónoma de Madrid Santos Ruesga apunta directamen­te a un tejido productivo que durante todo este tiempo ha estado muy cerrado al exterior y, por tanto, era muy dependient­e del consumo interno.

El catedrátic­o de la Universida­d de Barcelona Esteve Sanromà aporta que España ha combinado durante muchos años tres de los factores que más contribuye­n a un alto índice de paro: una negociació­n colectiva por sectores, una prestación por desempleo larga y poco exigente y la menor inversión en políticas activas de empleo de toda Europa.

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GEMMA MIRALDA Uno de los problemas del paro es el desajuste entre los estudios y las necesidade­s de la empresa

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