La nueva política regional de la UE (I)
En la cumbre de Lisboa de marzo del 2000, los jefes de Estado y de Gobierno acordaron un nuevo objetivo estratégico para la UE: transformarla en la economía más competitiva del mundo en el año 2010. Visto en la perspectiva de la crisis iniciada en el 2008 se puede afirmar que no se alcanzaron los objetivos de Lisboa por causas muy diversas, entre las que podríamos citar una falta de alineamiento claro entre los objetivos indicados y las políticas y los medios utilizados. En Lisboa la UE hizo un brindis al sol, fijando unos objetivos muy ambiciosos, pero sin reformar ni las políticas ni los mecanismos que los hicieran posibles.
El Consejo Europeo de diciembre del 2009 se plantea la revisión de la estrategia de Lisboa, tomando como punto de partida el impacto de la crisis y los retos del futuro de la UE. Resultado de esta revisión, se aprueba una nueva estrategia política denominada Europa 2020. La nueva estrategia Europa 2020 marca tres prioridades de las políticas de la UE: el crecimiento inteligente, basado en el conocimiento y la innovación; el crecimiento sostenible, promocionando una gestión de los recursos más eficiente y una economía verde y competitiva; y el crecimiento inclusivo, desde el fomento de una economía con alto nivel de empleo que propicie cohesión económica, social y territorial.
En este nuevo marco de referencia se aprueban unos nuevos criterios de la política de co- hesión, que se ejecuta a través de los fondos estructurales, que representan aproximadamente una tercera parte de todo el presupuesto comunitario para el periodo 2014-2020. Cuatro veces más que el programa Horizon 2020 de la política de investigación.
Resumiendo, con la nueva política de cohesión se trata de orientar las acciones a resultados, y no al gasto, de maximizar el impacto de la financiación de la UE, hacer más con menos; de invertir más en innovación y en las personas y empresas y de centrar las acciones en la investigación y la innovación, en la eficiencia energética y en el empleo.
El marco estratégico común define 11 objetivos temáticos en los cuales se tienen que concentrar los fondos estructurales en el periodo 2014-2020 para poder alcanzar los objetivos Europa 2020.
Por otra parte, las regiones más desarrolladas, como Catalunya, tienen que concentrar un mínimo del 80% de los recursos en los cuatro primeros objetivos: potenciar la I+D+i; mejorar el uso y la calidad de las TIC y su accesibilidad; mejorar la competitividad de las pymes; y cuarto, favorecer al paso a una economía de bajas emisiones de carbono.
UNA NUEVA POLÍTICA DE INNOVACIÓN
Para la consecución de estos objetivos, se define una nueva estrategia denominada RIS3 ( research and innovation strategy for smart specialization) como una agenda de transformación económica integral de ámbito territorial, basada en la innovación, la investigación y la colaboración entre
agentes de la cuádruple hélice. O sea, entre administración pública, empresas, ámbitos del conocimiento y elementos de la sociedad civil.
Para crear, evaluar y seleccionar los proyectos y programas que los fondos europeos vayan a financiar, se aplica esta nueva estrategia, también llamada de especialización inteligente, con los siguientes elementos básicos:
1. Centrar las actuaciones en algunas prioridades clave (típica- mente sectores, retos, tecnologías particulares) para un desarrollo basado en el conocimiento.
2. Construir sobre los activos y fortalezas existentes, explotando las ventajas competitivas con bastante masa crítica y los potenciales de excelencia internacional.
3. Involucrar centralmente en todos los agentes y actores de la cuádruple hélice para generar iniciativas y dinámicas de colaboración.
4. Basar la estrategia en la evidencia empírica y establecer fuertes sistemas de monitorización y evaluación de las actuaciones y resultados.
La estrategia Europa 2020 y los criterios de la nueva política regional europea que representa RIS3 son la gran oportunidad para la industria catalana y para el futuro de nuestra economía. En este marco, el pasado mes de febrero, el Govern de la Generalitat aprobó la llamada RIS3CAT, que marcará el camino durante los próximos años.