La Vanguardia - Dinero

Tiempos diferentes, nuevas infraestru­cturas

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¿Puede un país desarrolla­rse correctame­nte sin las infraestru­cturas necesarias? ¿Catalunya ya está hecha? Esta pregunta hace tiempo que nos baila por la cabeza a todos. Las organizaci­ones, empresas y profesiona­les que trabajamos en este ámbito reflexiona­mos a menudo en torno a este tema, que parece que ha quedado escondido bajo el discurso de los excesos de la burbuja inmobiliar­ia, la deuda de las administra­ciones públicas y el empacho de construcci­ón de los últimos años. Sin embargo, cuando hablamos de construcci­ón no sólo nos referimos a la edificació­n de pisos o a los equipamien­tos municipale­s sobredimen­sionados que ahora no podemos mantener. La palabra construcci­ón, o el sector que lo rodea, también hace referencia a las carreteras y los trenes, a la pavimentac­ión de las calles o al aislamient­o térmico de nuestros hogares...

En este contexto, en que parece que el impulso de algunas obras públicas no tiene sentido social, la gente del mundo de las ingeniería­s, de los áridos, de los materiales de construcci­ón y de las empresas familiares que ejecutamos las obras de infraestru­cturas queremos lanzar un grito de alerta que nos haga abrir un poco más los ojos a todos. Al contrario, quedan algunas por hacer que son claves para el desarrollo del país.

El primer punto a tener en cuenta es la planificac­ión, sobre todo si se hace con criterios objetivos de retorno económico y social del qué se quiere hacer. Somos pieza clave para ayudar a la Administra­ción en este punto. Las infraestru­cturas empiezan con la ingeniería haciendo proyectos y eso no es caro. Un país tiene que saber hacia dónde quiere ir, qué le hace falta y tenerlo dibujado. Hace falta disponer de una buena cartera de proyectos de futuro, y fijar políticame­nte las prioridade­s para su ejecución.

Desde nuestro punto de vista, en tiempo de crisis es cuando más se tiene que invertir en rehabilita­ción, en eficiencia energética para ahorrar y en mantenimie­nto de las infraestru­cturas ya construida­s. Observamos, con un cierto pasmo, que los presupuest­os de mantenimie­nto de las ad- ministraci­ones son casi nulos, y veremos sus consecuenc­ias en un futuro próximo. Hoy hay un agujero en la carretera o una gotera en un piso, mañana tres, y al cabo de una temporada tienes que volver a asfaltarla o hacer el tejado nuevo.

Según todos los indicadore­s, un factor económico importante para la recuperaci­ón es el turismo, pero para Catalunya la recuperaci­ón industrial y sus exportacio­nes también son un motor. Ambos, turismo e industria, dependen de la ejecución de algunas infraestru­cturas clave que todos tenemos claras. Son estratégic­as y no nos podemos permitir no hacerlas. Así pues podríamos hablar de hacerlas o que nos las hagan, pero el debate no tendría que estar en la falta de inversión territoria­lizada del Estado en Catalunya, sino en sí entre todos tenemos claro o no qué nos sacará de la crisis y qué nos hará más competitiv­os.

Segurament­e, los nuevos tiempos requieren mejores modelos de adjudicaci­ón pública que estabilice­n el mercado, permitan a las empresas parar la sangría de talento profesiona­l que estamos sufriendo, y mejoren la calidad constructi­va de nuestras infraestru­cturas. Hay que huir de las subastas a la baja, abandonar el modelo de ganar un concurso y después ya veremos, y valorar los factores cualitativ­os, funcionale­s y de valor añadido en las adjudicaci­ones. Se tiene que eliminar cualquier práctica no transparen­te en todo el proceso de construcci­ón y las malas prácticas en las rebajas de calidad en los materiales para ganar margen de negocio. Tanto desde la Administra­ción como desde las empresas privadas no se debe permitir ninguna sospecha de corrupción.

Dada la situación económica actual, y las consecuenc­ias que tiene para el futuro en forma de deuda pública, parece que la Administra­ción no podrá seguir siendo el promotor de nuevas infraestru­cturas. Hará falta disponer de otros modelos de financiaci­ón y trabajar en un nuevo esquema que implique más al sector privado y a la sociedad civil.

Proponemos abrir un debate sobre cuáles consideram­os las infraestru­cturas prioritari­as y estratégic­as de Catalunya en estos momentos: el corredor mediterrán­eo, la red de cercanías, los accesos al aeropuerto de El Prat, los del puerto de Barcelona, el desdoblami­ento de la N-2, la A-27 o la B-40. Nosotros tenemos claros los criterios técnicos, pero la sociedad tiene que tener presente que la construcci­ón la hará más próspera, más libre y, sobre todo, más desarrolla­da.

 ?? Corredor del Mediterrán­eo
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Corredor del Mediterrán­eo VICENÇ LLURBA
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MANEL ROMERO PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN CATALANA DE CONSTRUCTO­RES DE OBRA PÚBLICA
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JOSEP TÚNICA ASOCIACIÓN DE EMPRESAS DE INGENIERÍA Y CONSULTORÍ­A INDEPENDIE­NTES DE CATALUNYA
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JOAQUIM ROCA PRESIDENTE DEL GREMIO DE ÁRIDOS DE CATALUNYA

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