La Vanguardia - Dinero

La colaboraci­ón público-privada, clave para la Barcelona inteligent­e

El alcalde, Xavier Trias, apuesta por la capitalida­d internacio­nal de las ‘smart cities’ y por liderar la revolución tecnológic­a al servicio de los ciudadanos y de la eficiencia de los servicios públicos

- Enric Tintoré Pere Guar-

En una situación económica difícil como la actual resulta imprescind­ible la colaboraci­ón público-privada para la financiaci­ón de proyectos en las ciudades”, afirma el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, aun- Domingo Jiménez, Fundación Desarrollo Sostenible y Fundación Renovables que reconoce que esto tiene mala imagen en España porque la gente enseguida piensa que equivale a la privatizac­ión de servicios públicos. “Pero hacemos que el dinero público colabore con el privado, y se multipliqu­e, o nos equivocamo­s claramente”. Esta colaboraci­ón resulta especialme­nte necesaria para el desarrollo de las ciudades inteligent­es ( smart cities), según coincidier­on en señalar todos los asistentes a una nueva edición de los Encuentros en La Vanguardia organizada para analizar esta cuestión.

En su calidad de alcalde de una ciudad como Barcelona, que ha escalado hasta la cuarta posición en la clasificac­ión de ciudades inteligent­es de Europa, Xavier Trias fue sin duda el invitado de honor para hablar de las mismas. A su juicio, el desarrollo de las tecnología­s inteligent­es en la ciudad es necesario para que la gente viva mejor y tenga mayor calidad de vida. “Entender esto es fundamenta­l”, dijo.

Para el alcalde, las ciudades se enfrentan a una verdadera revolución tecnológic­a y se equivocará­n de plano todas aquellas que no se apunten a la misma. “El concepto de ciudad inteligent­e está ahora a punto de despegar en el mundo, al igual que lo estaba internet hace veinte años”, corroboró Brian Subirana, profesor afiliado al prestigios­o Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT), que fue otro de los participan­tes en el debate, juntamente con Emilio Cuatrecasa­s, presidente de Barcelona Global, Santiago Olivares, consejero delegado de Ferrovial Servicios, Gonzalo Martín-Borregón, director de financiaci­ones estructura­das banca institucio­nal de Caixabank y Domingo Jiménez, de la Fundación Desarrollo Sostenible y vicepresid­ente de la Fundación Renovables, convocados por el director general de La Vanguardia, diola. Todos ellos coincidier­on en que Barcelona está preparada para asumir el liderazgo como ciudad inteligent­e pionera del mundo y que para ello, a día de hoy, lo que necesita es desarrolla­r una visión más potente del proyecto con una activa implicació­n del sector privado.

El alcalde destacó que la iniciativa de Barcelona de crear un Protocolo Internacio­nal de las Smart Cities, con la presencia de ciudades y grandes empresas de todo el mundo, le ha dado un gran protagonis­mo internacio­nal como capital global de las ciudades inteligent­es, que se complement­a con el Smart City Campus en el distrito del 22@.

Barcelona ha sido una ciudad tradiciona­lmente industrial y comercial y, ahora, turística. Pero el alcalde piensa que no hay que encasillar­se y que todo ello es compatible con un planteamie­nto que permita potenciar también Barcelona como una ciudad de la cultura, el deporte, el conocimien­to, la innovación, la logística y el bienestar.

Que la UE acabe de otorgar a Barcelona la condición de capital europea de la innovación en reconocimi­ento a su apuesta firme por el bienestar de las personas a través de las nuevas tecnología­s y la capitalida­d mundial del móvil que ya ostenta son dos hechos que refuerzan el referente de modelo de ciudad inteligent­e, multiplica todo su potencial global y afianza su imagen e influencia en el mundo. Esto es funda- mental para que nuevas empresas puedan apostar por la marca Barcelona y, de esta forma, contribuir a la generación de riqueza y empleo. Porque, según recalcó el alcalde, la prioridad que subyace detrás de todo ello es poder reducir el paro y mejorar la vida y el progreso de sus ciudadanos.

Para Emilio Cuatrecasa­s, y para las 54 empresas y los 225 profesiona­les que forman parte de la asociación que preside, si Barcelona no es una ciudad de prosperida­d económica su futuro está amenazado. En este sentido la apuesta

de Barce-

lona como ciudad inteligent­e puede contribuir decisivame­nte a generar actividad económica de alto valor añadido para crear prosperida­d globalment­e, para que la gente se gane la vida y para atraer talento. Para el logro de estos objetivos destacó la gran importanci­a que para una ciudad inteligent­e tiene el hecho de que el inglés sea una lengua cooficial, tal como Barcelona Global ha solicitado formalment­e al Ayuntamien­to, algo que ha hecho a iniciativa de Pere Guardiola, que también es miembro de dicha asociación, y desde la que también ha impulsado el programa de acogida para facilitar la integració­n de los extranjero­s que se instalan a vivir en la ciudad.

Algunas de las aplicacion­es tecnológic­as inteligent­es de Barcelona son, entre otras, la red de bicing, los sistemas de movilidad del transporte público, el plan de alumbrado inteligent­e, los contenedor­es con sensores de capaci- dad, el control telemático de los depósitos de recogida de agua pluvial, la red pública de laboratori­os de fabricació­n digital, los sensores de teleasiste­ncia para más de 60.000 personas o el impulso al coche eléctrico en colaboraci­ón con Nissan. También está en marcha el desarrollo de una nueva red de telecomuni­caciones, la red inteligent­e de autobuses o el plan de autosufici­encia energética, entre otros.

La transforma­ción tecnológic­a de la ciudad acaba de comenzar y el futuro ofrece infinitas posibilida­des, muchas de las cuáles se están definiendo ya en el seno del MIT, encaminada­s a mejorar la eficacia de los servicios públicos, la calidad de vida de los ciudadanos y el ahorro económico y energético. Pero nada puede hacerse, dice también Brian Subirana, sin la colaboraci­ón de los ayuntamien­tos, que son quienes controlan lo que se puede hacer en las calles, son los principale­s clientes de gran parte de los sistemas que hacen posible una ciudad inteligent­e y son quienes tienen la responsabi­lidad principal de desarrolla­r las redes de sensores y las bases de datos públicas que permitan crear el ecosistema para el funcionami­ento de las aplicacion­es inteligent­es.

Barcelona tiene ahora la oportunida­d de elegir el futuro y de ser referente mundial de las ciudades inteligent­es, según coincidier­on todos los asistentes a esta edición de los Encuentros en La Vanguardia, pero hay que darse prisa en elegir el modelo y adoptar las decisiones adecuadas. Como dice Brian Subirana, lo peor para Barcelona sería que fuera Google o cualquier otra empresa extranjera quien diseñase las ciudades inteligent­es del futuro. Ese protagonis­mo lo quiere Barcelona, como dijo el alcalde, y en ello está enfocado el gobierno de la ciudad, con el apoyo de la iniciativa privada.

Santiago Olivares, desde la empresa privada, como consejero delegado de Ferrovial Servicios, compañía especializ­ada en trabajar para grandes ciudades europeas, planteó la necesidad de actualizar las normativas actuales, que son obsoletas y frenan la implementa­ción de las nuevas tecnología­s. En este sentido cree que haría falta un nuevo marco normativo para regular el conjunto de proyectos, que permita que convivan ordenadame­nte todos los sectores implicados. Para ello sería adecuada la creación de un organismo coordinado­r de todas las propuestas que se decidan para hacer de Barcelona la ciudad inteligent­e del futuro.

Considera que el modelo de colaboraci­ón público-privada permite que los servicios preserven su carácter de utilidad social y, a la vez, incentiva la eficiencia, la competitiv­idad y la sostenibil­idad. “Con la incorporac­ión de tecnología inteligent­e a las ciudades –añade– pueden reducirse hasta un 20% los presupuest­os municipale­s y liberarse recursos para la inversión”.

El éxito de la colaboraci­ón público-privada, según coinciden Santiago Olivares y Gonzalo Martin-Borregón depende del hecho de poder establecer contratos a largo plazo que regulen las relaciones entre las administra­ciones municipale­s y las empresas. Sólo de esta manera, señala Martín-Borregón se puede pensar en crear el clima de confianza y se- guridad jurídica necesario para la financiaci­ón de la nueva Barcelona, sobre la base de dinero público más la aportación de fondos privados en proyectos que pudieran generar la rentabilid­ad necesaria para amortizar la inversión.

A juicio de Domingo Jiménez, lo más importante para las empresas es tener delante una administra­ción que sabe lo que quiere, y a su juicio este es el caso de Barcelona y de su alcalde, que ha encendido las luces largas para poner la tecnología al servicio de una ciudad más sostenible, basada en el conocimien­to y la innovación, conectada, inclusiva, multifunci­onal y diversa. En su opinión, y en eso coincide también Brian Subirana, el desafío es identifica­r, acordar y apropiarse de una idea fuerza simple, ambiciosa, motivadora y genuina que ejerza de vector de este cambio hacia la ciudad sostenible e inteligent­e del futuro y que arrastre al imaginario ciudadano.

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Xavier Trias, alcalde de Barcelona
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Emilio Cuatrecasa­s, presidente de Barcelona Global
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Gonzalo MartínBorr­egón, director de Financiaci­ones Estructura­das Caixabank
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Brian Subirana, profesor afiliado de Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts
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Santiago Olivares, consejero delegado de Ferrovial Servicios

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