La colaboración público-privada, clave para la Barcelona inteligente
El alcalde, Xavier Trias, apuesta por la capitalidad internacional de las ‘smart cities’ y por liderar la revolución tecnológica al servicio de los ciudadanos y de la eficiencia de los servicios públicos
En una situación económica difícil como la actual resulta imprescindible la colaboración público-privada para la financiación de proyectos en las ciudades”, afirma el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, aun- Domingo Jiménez, Fundación Desarrollo Sostenible y Fundación Renovables que reconoce que esto tiene mala imagen en España porque la gente enseguida piensa que equivale a la privatización de servicios públicos. “Pero hacemos que el dinero público colabore con el privado, y se multiplique, o nos equivocamos claramente”. Esta colaboración resulta especialmente necesaria para el desarrollo de las ciudades inteligentes ( smart cities), según coincidieron en señalar todos los asistentes a una nueva edición de los Encuentros en La Vanguardia organizada para analizar esta cuestión.
En su calidad de alcalde de una ciudad como Barcelona, que ha escalado hasta la cuarta posición en la clasificación de ciudades inteligentes de Europa, Xavier Trias fue sin duda el invitado de honor para hablar de las mismas. A su juicio, el desarrollo de las tecnologías inteligentes en la ciudad es necesario para que la gente viva mejor y tenga mayor calidad de vida. “Entender esto es fundamental”, dijo.
Para el alcalde, las ciudades se enfrentan a una verdadera revolución tecnológica y se equivocarán de plano todas aquellas que no se apunten a la misma. “El concepto de ciudad inteligente está ahora a punto de despegar en el mundo, al igual que lo estaba internet hace veinte años”, corroboró Brian Subirana, profesor afiliado al prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que fue otro de los participantes en el debate, juntamente con Emilio Cuatrecasas, presidente de Barcelona Global, Santiago Olivares, consejero delegado de Ferrovial Servicios, Gonzalo Martín-Borregón, director de financiaciones estructuradas banca institucional de Caixabank y Domingo Jiménez, de la Fundación Desarrollo Sostenible y vicepresidente de la Fundación Renovables, convocados por el director general de La Vanguardia, diola. Todos ellos coincidieron en que Barcelona está preparada para asumir el liderazgo como ciudad inteligente pionera del mundo y que para ello, a día de hoy, lo que necesita es desarrollar una visión más potente del proyecto con una activa implicación del sector privado.
El alcalde destacó que la iniciativa de Barcelona de crear un Protocolo Internacional de las Smart Cities, con la presencia de ciudades y grandes empresas de todo el mundo, le ha dado un gran protagonismo internacional como capital global de las ciudades inteligentes, que se complementa con el Smart City Campus en el distrito del 22@.
Barcelona ha sido una ciudad tradicionalmente industrial y comercial y, ahora, turística. Pero el alcalde piensa que no hay que encasillarse y que todo ello es compatible con un planteamiento que permita potenciar también Barcelona como una ciudad de la cultura, el deporte, el conocimiento, la innovación, la logística y el bienestar.
Que la UE acabe de otorgar a Barcelona la condición de capital europea de la innovación en reconocimiento a su apuesta firme por el bienestar de las personas a través de las nuevas tecnologías y la capitalidad mundial del móvil que ya ostenta son dos hechos que refuerzan el referente de modelo de ciudad inteligente, multiplica todo su potencial global y afianza su imagen e influencia en el mundo. Esto es funda- mental para que nuevas empresas puedan apostar por la marca Barcelona y, de esta forma, contribuir a la generación de riqueza y empleo. Porque, según recalcó el alcalde, la prioridad que subyace detrás de todo ello es poder reducir el paro y mejorar la vida y el progreso de sus ciudadanos.
Para Emilio Cuatrecasas, y para las 54 empresas y los 225 profesionales que forman parte de la asociación que preside, si Barcelona no es una ciudad de prosperidad económica su futuro está amenazado. En este sentido la apuesta
de Barce-
lona como ciudad inteligente puede contribuir decisivamente a generar actividad económica de alto valor añadido para crear prosperidad globalmente, para que la gente se gane la vida y para atraer talento. Para el logro de estos objetivos destacó la gran importancia que para una ciudad inteligente tiene el hecho de que el inglés sea una lengua cooficial, tal como Barcelona Global ha solicitado formalmente al Ayuntamiento, algo que ha hecho a iniciativa de Pere Guardiola, que también es miembro de dicha asociación, y desde la que también ha impulsado el programa de acogida para facilitar la integración de los extranjeros que se instalan a vivir en la ciudad.
Algunas de las aplicaciones tecnológicas inteligentes de Barcelona son, entre otras, la red de bicing, los sistemas de movilidad del transporte público, el plan de alumbrado inteligente, los contenedores con sensores de capaci- dad, el control telemático de los depósitos de recogida de agua pluvial, la red pública de laboratorios de fabricación digital, los sensores de teleasistencia para más de 60.000 personas o el impulso al coche eléctrico en colaboración con Nissan. También está en marcha el desarrollo de una nueva red de telecomunicaciones, la red inteligente de autobuses o el plan de autosuficiencia energética, entre otros.
La transformación tecnológica de la ciudad acaba de comenzar y el futuro ofrece infinitas posibilidades, muchas de las cuáles se están definiendo ya en el seno del MIT, encaminadas a mejorar la eficacia de los servicios públicos, la calidad de vida de los ciudadanos y el ahorro económico y energético. Pero nada puede hacerse, dice también Brian Subirana, sin la colaboración de los ayuntamientos, que son quienes controlan lo que se puede hacer en las calles, son los principales clientes de gran parte de los sistemas que hacen posible una ciudad inteligente y son quienes tienen la responsabilidad principal de desarrollar las redes de sensores y las bases de datos públicas que permitan crear el ecosistema para el funcionamiento de las aplicaciones inteligentes.
Barcelona tiene ahora la oportunidad de elegir el futuro y de ser referente mundial de las ciudades inteligentes, según coincidieron todos los asistentes a esta edición de los Encuentros en La Vanguardia, pero hay que darse prisa en elegir el modelo y adoptar las decisiones adecuadas. Como dice Brian Subirana, lo peor para Barcelona sería que fuera Google o cualquier otra empresa extranjera quien diseñase las ciudades inteligentes del futuro. Ese protagonismo lo quiere Barcelona, como dijo el alcalde, y en ello está enfocado el gobierno de la ciudad, con el apoyo de la iniciativa privada.
Santiago Olivares, desde la empresa privada, como consejero delegado de Ferrovial Servicios, compañía especializada en trabajar para grandes ciudades europeas, planteó la necesidad de actualizar las normativas actuales, que son obsoletas y frenan la implementación de las nuevas tecnologías. En este sentido cree que haría falta un nuevo marco normativo para regular el conjunto de proyectos, que permita que convivan ordenadamente todos los sectores implicados. Para ello sería adecuada la creación de un organismo coordinador de todas las propuestas que se decidan para hacer de Barcelona la ciudad inteligente del futuro.
Considera que el modelo de colaboración público-privada permite que los servicios preserven su carácter de utilidad social y, a la vez, incentiva la eficiencia, la competitividad y la sostenibilidad. “Con la incorporación de tecnología inteligente a las ciudades –añade– pueden reducirse hasta un 20% los presupuestos municipales y liberarse recursos para la inversión”.
El éxito de la colaboración público-privada, según coinciden Santiago Olivares y Gonzalo Martin-Borregón depende del hecho de poder establecer contratos a largo plazo que regulen las relaciones entre las administraciones municipales y las empresas. Sólo de esta manera, señala Martín-Borregón se puede pensar en crear el clima de confianza y se- guridad jurídica necesario para la financiación de la nueva Barcelona, sobre la base de dinero público más la aportación de fondos privados en proyectos que pudieran generar la rentabilidad necesaria para amortizar la inversión.
A juicio de Domingo Jiménez, lo más importante para las empresas es tener delante una administración que sabe lo que quiere, y a su juicio este es el caso de Barcelona y de su alcalde, que ha encendido las luces largas para poner la tecnología al servicio de una ciudad más sostenible, basada en el conocimiento y la innovación, conectada, inclusiva, multifuncional y diversa. En su opinión, y en eso coincide también Brian Subirana, el desafío es identificar, acordar y apropiarse de una idea fuerza simple, ambiciosa, motivadora y genuina que ejerza de vector de este cambio hacia la ciudad sostenible e inteligente del futuro y que arrastre al imaginario ciudadano.