Ucrania, ¿inversión de futuro?
Los expertos se preguntan si el conflicto entre Kíev y Moscú podría convulsionar los parquets mundiales
Desde Ucrania, cada día llega un susto. Se habla de que una nueva región aspira a la independencia en el país, de que Putin ha visitado Kíev o de que un ataque en Odesa ha desencadenado decenas de muertos.
Y las antenas de los mercados bursátiles van por ahí dando tumbos.
Desde hace un par de meses, el escenario ucraniano se ha convertido en uno de los grandes focos de inestabilidad en el escenario europeo, uno de los elementos que podría desencadenar desequilibrios en el proceso de recuperación económica. Visto así, al inversor le asaltan preguntas. Todo aquello que está ocurriendo en Ucrania, ¿puede afectarle de algún modo?
Rohit Gadkar, gestor del fondo 3G Opportunities de Trea Capital especializado en los mercados emergentes, prefiere ver oportunidades allí donde otros observan incertidumbre. “No considero a Ucrania como un país asistémico –dice–. Lo cierto es que allí hay muy buenas compañías, del sector de la agricultura o de la minería, con balances muy saneados. Desde mi punto de vista, aunque el país fuera mal, podría seguir pagando su deuda. Además, su peso en la economía mundial es pequeño, nada que ver con lo que ocurriría si
Los analistas recomiendan desinvertir en Rusia, bajo riesgo de sanción internacional
quebrara China, por poner un ejemplo. Una quiebra en Ucrania, escenario que tampoco contemplo ahora, no provocaría ningún colapso en los mercados globales. Al contrario, por ahora veo allí oportunidades”.
Antonio Hormigos, director de inversiones de Mirabaud, le acompaña en la reflexión. “La verdad: ahora no conozco a nadie que tenga inversiones en Ucrania –dice–. Aunque otra cosa es lo que pueda pasar en Rusia, que ya a corto plazo puede empezar a pasarlo mal”.
Es ahí, en el caso ruso, donde los analistas fruncen el ceño. Hablan de un choque de civilizaciones, una suerte de guerra fría de consecuencias imprevisibles. No nos encontramos ante un conflicto de fácil resolución: sus implicaciones sólo se resolverán a largo plazo, y quién sabe de qué manera. Opinan que las compañías occidentales desinvertirán en Rusia, y que el Ejecutivo de Putin podría replantearse el suministro de gas a la UE.
“A largo plazo, Europa deberá buscarse alternativas de suministro –dice Hormigos–. Es posible que deba recurrir al gas de Estados Unidos, o extender las conexiones con el Norte de África, que pasan por España. Y en lo que respecta a Rusia, podría afrontar una etapa recesiva, dejar de crecer”.
Por ese mismo motivo, los expertos recomiendan desinvertir en Rusia y concentrar el porcentaje de activos emergentes en países de Asia o de Latinoamérica.
“No creo que sea un mal año para estar en bonos de países emergentes –apunta Gadkar–. De hecho, su deuda sale más rentable que los bonos españoles o que los estadounidenses, por citar dos ejemplos. Sin embargo, no todo vale”. En su opinión, el inversor puede recoger retornos interesantes en países como Ucrania, Argentina o Venezuela. “Aunque los riesgos que ello conlleva implican que no todos los inversores puedan acudir allí”.
Gadkar observa menos debilidades en Turquía, Brasil, Indonesia, Sudáfrica y Rusia. “Todos ellos tienen problemas estructurales, pero están en vías de resolución”. E interpreta que México, Corea del Sur, Filipinas, Colombia o Perú “se encuentran considerablemente más sólidos”.