El I+D del agua de Dow Chemical en Tarragona
Dow Waters & Process Solutions desarrolla la última tecnología en desalinización y depuración de agua en el centro de investigación que tiene en el polígono petroquímico de Tarragona
Snehal Desai, director mundial de marketing y ventas de Dow Waters & Process Solutions, explica el I+D realizado en Tarragona.
La tecnología de la desalinizadora más grande que hay en funcionamiento en España (está en Gran Canaria y puede producir 32.000 metros cúbicos de agua al día) se ha desarrollado en la planta de investigación que Dow Waters & Process Solutions (DW&PS) tiene en el polígono petroquímico de Tarragona. En este centro, inaugurado en el 2011 (con una inversión de 15 millones de dólares), se ha desarrollado y probado la última tecnología en depuración de agua y desalinización de la multinacional americana. Tecnología que luego vende en todo el mundo: Israel, Australia, Arabia Saudí o Chile.
El centro es único en el mundo porque puede abastecerse de agua de mar, de río y de depuradora En Tarragona la empresa muestra sus nuevos productos a clientes de todo el mundo
Además del de Tarragona, DW&PS tiene otros seis centros de investigación: En Minnesota, Pensilvania y Michigan (en Estados Unidos), en Shanghai y Huzhou (China) y en São Paulo (Brasil). Sin embargo, “el de Tarragona es único en el mundo porque aquí nos abastecemos de agua del mar, de agua del río Ebro y de agua de la depuradora de Vila-seca. Probamos las últimas innovaciones tecnológicas, vemos cómo se comporta el agua y podemos adaptar nuestros productos a las necesidades de cualquier cliente”, explica Snehal Desai, el director global de marketing y ventas de DW&PS.
Por estas instalaciones, de algo más de 3.000 metros cuadrados, se mueven cada día 10.000 metros cúbicos de agua, “con la que podríamos abastecer a una ciudad de unas 100.000 personas”, aclara Desai. Pero el objetivo no es producir sino economizar. Mejorar rentabilidad reduciendo el consumo de energía de las plantas desalinizadoras y depuradoras y a la vez, mejorar la calidad del agua resultante.
Por la planta de Tarragona pasan cientos de visitantes de todo el mundo cada mes. “Antes, teníamos que llevar la tecnología hasta el país de donde era el cliente, lo que nos hacía perder mucho tiempo. Hemos recortado el periodo de comercialización en 18 meses”, asegura Desai.
En este centro de investigación trabaja un equipo estable de 40 personas más los especialistas que vienen de otras plantas de la multinacional para trabajar en proyectos concretos o para aprender un proceso determinado. Todos los productos desarrollados durante los últimos tres años por DW&PS han pasado, en alguna u otra fase por Tarragona, aunque se construyen en otras plantas de la empresa, pero no en este polígono.
“Durante los últimos años es- te sector ha evolucionado muchísimo”, insiste Desai. En Tarragona se trabaja en el desarrollo de tres tecnologías distintas: ósmosis inversa (con presión se separa la sal del agua), ultrafiltración (unas fibras químicas con poros microscópicos separan las impurezas del agua hasta el punto de aislar incluso virus) y las resinas (que sirven para separar compo- nentes de cualquier líquido). Y a partir de estas tecnologías se han desarrollado seis productos “básicos” distintos. La planta permite precisamente hacer pruebas y tests con todo tipo de aguas para ver cómo reacciona y adaptar el producto final, que puede ser la tecnología con filtro con más capacidad del mundo, o uno para uso doméstico.
“Ahora hemos lanzado un producto que aplica la ósmosis inversa pero que nos permite reducir en un 30% el uso de energía mientras la planta está en funcionamiento y además, mejora en un 40% la calidad del agua resultante, este ha sido uno de nuestros mejores avances”, confiesa Desai. Otro de los “productos estrella” es el denominado SEAMAX, una tecnología para desalinizar agua que reduce el uso de energía entre un 20 y un 30%. Ambos productos se están comercializando tanto en el Mediterráneo como en la costa australiana, en Texas, en el norte de la China, en India, África o en Arabia Saudí, “donde ahora empiezan a preocuparse por el gasto de energía en el proceso de desalinización del agua del mar y valoran poder ahorrarse un 70% de la factura energética”, añade Desai.