La Sareb mete presión y vende unas 43 unidades al día
La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) controlada por el Estado (45%) y un nutrido grupo de bancos, aseguradoras y una compañía eléctrica (55%) es hoy la mayor inmobiliaria del país. Creada a finales del 2012 por imposición de la troika a España como una de las condiciones obligatorias a cambio del rescate de la banca, la Sareb se nutrió con activos por valor de 60.000 millones de euros de la banca parcial o totalmente nacionalizada.
La entidad semipública –sometida al control del Banco de España y del Congreso– juega con la ventaja de que compró muy barato, con un descuento importantísimo sobre el valor en libros de los activos inmobiliarios de los bancos, que ya habían restado las provisiones de años anteriores. Poner en marcha la Sareb llevó su tiempo y algunos quebraderos de cabeza. Pero en su primer año completo, el 2013, ya logró vender 9.000 inmuebles.
Este año, la entidad que preside Belén Romana y que dirige Jaime Echegoyen se ha propuesto desprenderse de 10.500 inmuebles, unos 30 al día. En el primer trimestre del ejercicio, las ventas alcanzaron los 3.846 inmue- bles, a un ritmo de 43 al día, lo cual permite aventurar que las previsiones iniciales podrían quedarse cortas.
Sin embargo, no todo son parabienes. Al igual que ocurre con la actividad de la banca sana, muchos expertos y los históricos del sector critican que la Sareb distorsiona por completo el comportamiento del mercado inmobiliario. “Los promotores no pueden vender con descuento porque pierden el dinero invertido, pero en cambio aquí hay un competidor, creado con dinero público, cuyos gestores los pone el Gobierno y declarado de interés nacional que influye poderosamente en el destino de todos los que estamos en el sector”, se queja un promotor.
De todas formas, la caída de los precios provocada por la actividad de la Sareb y de la banca ha tenido un efecto positivo, según otros. “Tras tantos descensos de precios y provisiones bancarias ha calado la idea de que la corrección ya estaba hecha y de que los activos ya se podían comprar, con el consiguiente efecto llamada a los inversores nacionales e internacionales”, comenta un consultor que pide el anonimato. Ahora que abunda la liquidez, el exceso de oferta no puede ser malo para el sector.