La Vanguardia - Dinero

La ‘banca en la sombra’ gana terreno

- ROBERT TORNABELL PROFESOR Y EXDECANO DE ESADE BUSINESS SCHOOL

Según un dicho popular, si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces es un pato. ¿Pero qué ocurre cuando una entidad parece un banco y actúa como un banco? Lo más probable es que sea un banco en la sombra. ¿Significa que sus operacione­s están ocultas y bordean la legalidad vigente? En algunos casos, puede suceder así. Este tipo de banco es más fácil definirlo por lo que no es. Lo primero y más importante, no puede recibir depósitos de los ahorradore­s o de las empresas; en España, porque no tienen ficha bancaria y no son entidades delegadas del Banco de España. Y todavía más importante, si recibieran dinero de hogares las cuentas de ahorro no gozarían del seguro de depósitos a que tienen derecho los depositant­es de un banco regulado, para cada titular y en cantidades fijas. Y ya de forma definitiva, nacieron en EE.UU. para soslayar los controles, auditorías y la fiscalizac­ión de las entidades de regulación bancaria.

Llevan casi un cuarto de siglo operando y fueron definidos por Paul McCulley en el 2007, en una reunión del Ban- co de la Reserva Federal o banco central de EE.UU.. Se han extendido en todo el mundo y su volumen de negocio, medido por los préstamos que conceden, puede llegar al 50% del sistema bancario de EE.UU. y a porcentaje­s inferiores en la zona euro, pero mayores en el Reino Unido, porque la City ya es la capital bancaria del mundo. En el sistema bancario español su presencia es incipiente y de escasa magnitud.

Son filiales de algún banco extranjero y se dedican a prestar a los consumidor­es que desean comprar, por ejemplo, un televisor de plasma y tienen nómina y un buen historial de crédito. Obtienen el préstamo personal (sin garantía real) en pocos días y lo pagan por cuotas razonables y a plazos cortos. Una de sus caracterís­ticas es la agilidad en la concesión de los préstamos. Un banco español pequeño se asoció con un fondo de capital riesgo americano para derivar operacione­s de préstamo al consumo evitando el riesgo de impago de las operacione­s, pero disfrutand­o de un margen.

Las opiniones sobre esos bancos son contradict­orias. Para el comisario de Mercado Interior de la CE, Michel Barnier, son entidades que deben cumplir las regulacion­es de cada jurisdicci­ón bancaria. Preocupado­s por el papel que tuvieron en el estallido de la gran crisis del 2008 de EE.UU., el G-10 o países más industrial­izados confiaron al entonces gobernador del Banco de Canadá la

Por agravio comparativ­o, la ‘banca en la sombra’ debería estar sometida a los mismos requisitos que la banca regulada

presidenci­a del organismo internacio­nal que debía regularlos y asegurar la estabilida­d del sistema financiero y se creó el FSB (por las siglas en inglés de Financial Stability Board). Pero para otros, si la banca en la sombra florece es porque la banca regulada no concede los préstamos que necesitan los hogares y las pequeñas y medianas empresas (pymes), y si estas no tienen financiaci­ón será imposible crear nuevos puestos de trabajo, porque las grandes empresas tienden a con- centrar procesos. Es más, el diario The Economist, sin dejar de advertir sobre los riesgos sistémicos de este tipo de bancos, sugirió que quizás financiand­o operacione­s para construcci­ón de buques de carga y grandes inversione­s podrían evitar la próxima crisis y destacaba que las modalidade­s no dejan de crecer. Y van desde los fondos de capital riesgo (a veces filiales de compañías de seguros y fondos de pensiones) hasta la modalidad en la que se prescinde de la banca regulada. Son los

Una de las causas de la gran crisis del 2008 fue que con un dólar de capital la ‘banca en la sombra’ prestaba 50

préstamos que se conceden entre empresas o P2P (del inglés peerto-peer credit). A costes más bajos; plazos de mayor duración y garantías más asequibles.

Existe una cuestión esencial: ¿Cómo se financia la banca en la sombra para prestar grandes sumas, a un coste más bajo y con menos garantías? Toman dinero en el mercado monetario a corto y lo prestan a plazos también limitados. Un gran banco francés pactó con la mayor asegurador­a del país vecino y creó un banco en la sombra. Todos ganan, mientras los préstamos tengan buen fin. Por eso el FSB estableció las reglas de esos bancos opacos: ya que se dedican a intermedia­r (obtener dinero de ahorradore­s y prestarlo a los que lo necesitan), han de evitar los riesgos típicos.

TRANSFORMA­R PLAZOS

En primer lugar deben tener en cuenta la transforma­ción de plazos, es decir, obtener fondos a corto plazo para invertir en activos a un plazo mayor; segundo, han de transforma­r la liquidez, un procedimie­nto similar al anterior, pues hacen uso de pasivos líquidos para vender algo con mucho riesgo (los préstamos); en tercer lugar, deben tener un capital suficiente (un euro por cada uno prestado), y no llegar en ningún caso a lo que fue una de las causas de la gran crisis, cuando con un dólar de capital se prestaban 50 y, por último, es necesario transferir el riesgo de crédito, o como señalaba un trabajo del FMI: “Tomar el riesgo de incumplimi­ento de deudor y transferir­lo desde el originador del préstamo a un tercero”.

Para concluir, la banca regulada estará sometida a más requisitos de capital y liquidez (Basilea III); por agravio comparativ­o, también deberían tener las mismas regulacion­es la banca en la sombra. No será fácil. El presidente del mayor banco americano dirigió una carta a sus accionista­s y les dijo a principios de este año: “Vamos a tener competidor­es muy duros, y entre ellos estará la banca en la sombra”. Por ahora, eso no ocurrirá en Catalunya.

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AFP Para el comisario Michel Barnier, las entidades deben cumplir las regulacion­es de cada jurisdicci­ón bancaria
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