ENLACE DE INTERÉS
No todo es soplar y hacer burbujas
Esta semana nos encontramos con una extraña casualidad. El jueves, la Oficina Nacional de Estadística Británica publicó un informe sobre la inmigración, mientras la ciudadanía fue a las urnas para votar en unas elecciones europeas que previsiblemente podría ganar el Partido de la Independencia de Inglaterra (UKIP). El vínculo entre los dos acontecimientos es que el euroescepticismo está creciendo en las Islas británicas, y el factor que está influyendo más en esta dinámica es la entrada en grandes cantidades de trabajadores de otros países de la Unión Europea.
De hecho, un total de 600.000 personas se dieron de alta en el sistema de la Seguridad Social británica desde el principio del año hasta marzo del 2014, de las cuales unas 400.000 venían de países de la UE. A la cabeza de ellos Polonia (102.000), seguido por España (45.000) e Italia (42.000).
El número de españoles parece haberse estabilizado, porque la cantidad es muy parecida a la de los 12 meses anteriores. Esta cifra de jóvenes españoles que van a Inglaterra no está –en general– contabilizada entre los 400.000 inmigrantes estimados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que se marcharon de España en el 2013, y naturalmente no todos van a Londres. Unas 437.000 personas llegaron a Alemania en el 2013, principalmente procedentes de la UE.
El problema es que el Reino Unidoal igual que España en su momentoestá viviendo un boom inmobiliario (los pisos en Londres han subido un 18% en los últimos 12 meses), y esta entrada de personas lo fomenta a través de la creciente demanda de viviendas en alquiler. Los precios de la vivienda para los londinenses son altísimos, factor que alimenta el voto para el UKIP. La ironía de todo lo contado se encuentra en el hecho de que unos jóvenes huyendo de las consecuencias de una burbuja reventada pueden inconscientemente ser los instrumentos para fomentar otra. La historia se repite una y otra vez en forma de tragedia.