La Vanguardia - Dinero

Adiós a la cuesta de enero

El concepto se diluye después de años de austeridad por la crisis

- A. Gastesi

La cuesta de enero cada año tiene menos pendiente y tiende a diluirse. Según los expertos, la crisis ha terminado con las formas tradiciona­les de generación de ingresos y de hábitos de consumo, que han desestacio­nalizado conceptos como las vacaciones o las rebajas.

Joan Torrent, economista y profesor de la la UOC (Universita­t Oberta de Catalunya), ha estudiado los ciclos de consumo de los hogares desde el periodo anterior a la crisis y concluye que “a partir del primer trimestre del 2008, se produjo un cambio de tendencia y el consumo privado en el primer trimestre ha superado ampliament­e el del último trimestre hasta 2013”. Entre 2000 y 2007, el consumo del cuarto trimestre siembre había sido superior al del primer trimestre. En el cuarto trimestre del 2007, se alcanzó el máximo histórico de consumo con cerca de 106.000 millones de euros.

“Las formas tradiciona­les de consumo han cambiado y ya no podemos hablar de la cuesta de enero como hace unos años, cuando la mayoría de ciudadanos tenían un trabajo estable, remuneraci­ones fijas y catorce pagas anuales”, apunta Joan Torrent. El aumento de las fórmulas flexibles de trabajo, como el trabajo temporal o a tiempo parcial y las nuevas formas de retribució­n han provocado cambios importante­s en la renta disponible de muchas personas, lo que cuestiona las fechas tradiciona­les de consumo como las rebajas o la campaña de Navidad, según apunta el economista de la UOC.

La comparació­n entre el gasto en consumo privado entre el primer y el cuarto trimestre de cada año pone en relieve un cambio importante de tendencia en el principio de la crisis. “Con la crisis económica, el consumo privado puede que se desestacio­nalice, en el sentido de un menor gasto relativo en las últimas semanas del año, que quedaría compensado parcialmen­te por un gasto relativo más elevado en las primeras semanas del año.

Lo cierto es que la crisis ha cambiado profundame­nte los hábitos de consumo y, al margen de productos básicos como la alimentaci­ón, la tendencia general a la austeridad ha provocado que la filosofía de la cuesta de enero se tome como regla general. “No es que haya desapareci­do, sino que se nota menos la pendiente porque se ha instaurado el concepto low cost en todos los ámbitos de la vida y el consumo”, argumenta Martín Vivancos, profesor de Eada.

El nuevo consumidor que describe Vivancos se ha hecho un experto en optimizar el proceso de compra y ha interioriz­ado con- ceptos como marca blanca, outlet, category killer y hard discount. Ya prácticame­nte no hay rebajas, hay ofertas perpetuas. “No es que se gaste menos en enero, sino que el consumidor ha extendido la austeridad durante todos los meses del año”, afirma el experto de EADA.

El smart shopper, el consumidor moderno surgido de la crisis, apunta Vivancos, es dual. “Es capaz de sacrificar el restaurant­e y come cada día de fiambrera para poder disfrutar de una opípara cena en un restaurant­e de moda el fin de semana. O acorta las vaca- ciones en agosto pero no perdona un puente”. Y con la incipiente recuperaci­ón, está empezando a premiar su propia austeridad.

El nuevo consumidor se caracteriz­a por la transversa­lidad en el gasto: se gasta lo mismo, pero lo distribuye de manera diferente. “El consumidor es capaz de dejar el gimnasio porque cuesta 100 euros al mes para ponerse a correr porque es gratis y luego se gasta 150 euros en las mejores zapatillas”, concluye el profesor. El smart shopper siempre compara antes de comprar.

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MARC ARIAS El nuevo consumidor se caracteriz­a por la transversa­lidad en el gasto
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FUENTE: CIS LA VANGUARDIA

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