La Vanguardia - Dinero

Syriza y la modernizac­ión de Grecia

- JOAN B. CASAS DECANO DEL COLEGIO DE ECONOMISTA­S DE CATALUNYA

Las últimas elecciones griegas y la victoria de la coalición Syriza ha provocado una intensific­ación del debate europeo sobre las políticas de austeridad, sobre el papel de la llamada troika (UE, BCE, FMI), sobre la deuda y, en un sentido más amplio, en las posibilida­des de superviven­cia del euro como moneda común de un grupo de estados con grandes disparidad­es económicas y culturales y que no disponen de institucio­nes propias con competenci­as suficiente­s para intervenir eficazment­e en su política económica. ¿De todos modos, es extrapolab­le la situación de Grecia a otros estados, en especial los que genéricame­nte conocemos como del sur o mediterrán­eos? ¿Qué singularid­ades presenta? ¿Puede reducirse el problema griego a un debate sobre los efectos de las llamadas políticas de austeridad impuestas por los países centroeuro­peos? A menudo el debate mediático peca de una excesiva simplifica­ción, cuando no de ignorar aspectos esenciales del fenómeno sin el conocimien­to de los cuales es fácil condiciona­r las opiniones públicas.

Grecia representa aproximada­mente el 2% del PIB de la zona euro, inferior a lo que representa el de Catalunya. Su renta per cápita ajustada a precio de compra era en el 2013 el 63% de la renta catalana. Su deuda pública equivalía al 175% del PIB (350.000 millones de euros), muy superior al de la media europea y al de estados como el español, que no llega con todo al 100% del PIB. ¿Cómo se llega a esta situación?

¿Es producto de las políticas de ajuste? En este sentido, hay que recordar que, como consecuenc­ia de la crisis financiera del 2007, se detecta que el déficit público griego había sido manipulado y, en contra del 3,7% oficial, las autoridade­s griegas admitieron el año 2010 que alcanzaba el 12,7% del PIB. Este elevado nivel de déficit comportaba además que las finanzas públicas tenían un desequilib­rio en el resultado primario (que no incluye el pago de intereses y servicio de la deuda). Es decir, los ingresos corrien- tes (impuestos sobre la renta, sociedades…) eran inferiores a los gastos corrientes (pagos a funcionari­os, transferen­cias…) , con lo cual los créditos externos financiaba­n sistemátic­amente déficit corriente y no inversione­s. La contabiliz­ación de los intereses hacían imposibles la reducción del déficit y la devolución de los créditos y, en cambio, incrementa­ban la deuda externa.

En este contexto, la reticencia de los inversores parece lógica, así como la necesidad de reequilibr­ar el presupuest­o y de obtener un superávit en el resultado primario. La reacción de los socios europeos ha sido financiera­mente importante. En este momento el 70% de la deuda griega proviene de los diversos fondos de la UE como el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilida­d), del FMI y del BCE, circunstan­cia que introduce una particular­idad a la hora de modificar su tratamient­o ya que las institucio­nes mencionada­s se nutren esencialme­nte de aportacion­es de los estados y, por lo tanto, de la aportación de los contribuye­ntes europeos. Dicho en otras palabras, cualquier finiquito recaería sobre ciudadanos que, en algunos casos como es el del Estado español (26.000 millones de euros según el ministro De Guindos), están soportando también procesos de ajuste bastante intensos.

La debilidad recaudator­ia que reflejan los presupuest­os públicos griegos tiene unas causas que son aceptadas prácticame­nte por todo el mundo que conozca la realidad griega. La economía sumergida supera el 30% del PIB, hecho que se une a una baja disciplina tributaria, de forma que los niveles de evasión fiscal son muy elevados, con toda seguridad de los más altos de Europa.

Junto con la extensión del incumplimi­ento fiscal, la economía griega presenta otra caracterís­tica como es el poder de una oligarquía, que, desde hace décadas, controla los principale­s sectores de la economía griega (navieros, constructo­res, bancos…) y que ejerce y perpetúa su influencia a partir de controlar los medios de comunicaci­ón. El poder de estas élites no ha disminuido durante la crisis, de forma que, a menudo a partir de las privatizac­iones derivadas de los compromiso­s con las institucio­nes europeas y el FMI, el patrimonio en sus manos se ha incrementa­do notablemen­te. Su aportación a las arcas públicas es notorio que no se correspond­e con su enorme capacidad económica. A pesar de la dificultad de tener informació­n detallada hay cálculos que sitúan los depósitos de ciudadanos griegos en Suiza en una cifra equivalent­e al 70% de la deuda total.

La economía griega, basada en el turismo, en el sector armador y naviero y en un pequeño segmento industrial de pequeñas empresas, tiene en general una baja productivi­dad, que no puede atribuirse al coste salarial sino a la falta de inversione­s y de innovación. Gobiernos conservado­res y social-demócratas han construido una administra­ción y un sector público que controla cerca de 50% del PIB, a pesar de las privatizac­iones de los últimos años. Es una economía muy regulada y burocratiz­ada que comporta una administra­ción sobredimen­sionada y que, en muchos casos, ocasiona barreras en la competenci­a e incita al clientelis­mo.

En este contexto la gran función de Syriza es modernizar la economía y la sociedad griega, llevándola­s paradójica­mente a un modelo fiscal y de utilizació­n de los recursos públicos como el que rige en Europa. Modernizar la economía haciéndola más competitiv­a, tiene que servir de legitimaci­ón para pedir más colaboraci­ón en el tratamient­o de la deuda. Situar la argumentac­ión sólo en los efectos de los ajustes (austeridad) no creo que sea un buen camino y puede crear incomprens­iones, con efectos políticos no deseados como el euroescept­icismo, en otros socios europeos.

La economía sumergida supera el 30% del PIB heleno y los niveles de evasión fiscal son, con toda seguridad, de los más altos de Europa” Gobiernos conservado­res y social demócratas han construido un sector público que controla cerca de 50% del PIB” La gran función de Syriza es modernizar Grecia, llevándola a un modelo fiscal y de utilizació­n de recursos públicos como el que rige en Europa”

 ?? ORESTIS PANAGIOTOU/EFE ?? El primer ministro de Grecia y líder de Syriza, Alexis Tsipras, en una reunión de su grupo parlamenta­rio en el Parlamento de Atenas el pasado jueves
ORESTIS PANAGIOTOU/EFE El primer ministro de Grecia y líder de Syriza, Alexis Tsipras, en una reunión de su grupo parlamenta­rio en el Parlamento de Atenas el pasado jueves
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