Mel Viadiu se pasa al súper
Mel Viadiu se ha dedicado siempre al segmento alto, a clientes gourmet en tiendas de alimentación. Pero en tiempos de crisis, incluso los consumidores más fieles buscan productos más baratos.
El responsable de la compañía y miembro de la cuarta generación familiar, August Viadiu, reconoce abiertamente este proceso, aunque remarca otra tendencia incluso más grave: los cambios de hábitos aceleran la concentración de la demanda en supermercados e hipermercados.
“El comercio tradicional, el colmado, la charcutería, desaparecen”, explica Viadiu. “Hace unos días visité unos clientes en un pueblo cercano, y de diez tiendas que existían una década atrás, hoy sólo resiste una. Las otras, o han cerrado o han pasado a engrosar una cadena de alimentación. Y esto pasa en todas partes. Sólo falta pasear por Barcelona para ver lo mismo”.
Muchos de los establecimientos de alimentación que vendían los productos de Mel Viadiu han bajado la persiana. “Y como parece que no abren tiendas nuevas, hemos pensa- do que habrá que entrar en el canal de las grandes superficies y cadenas. En principio, nuestra política era no hacerlo por un tema de margen, pero parece que no existe alternativa. Eso sí, lo que pretendemos es centrarnos en las secciones gourmet o de productos de proximidad que algunas grandes superficies plantean”, confiesa Viadiu.
“Estamos en conversaciones con una de estas cadenas. Como se trata de un sector muy atomi- zado, aceptaremos compromisos de suministro asumibles en la zona de influencia de Barcelona”, indica.
Desde su fundación en 1912, la empresa ha tenido una actividad muy estable. El negocio empezó porque mi bisabuelo instaló en la calle Comtal de Barcelona una tienda que comercializaba la miel que él mismo producía en Mura. Intentó ampliar el negocio al mayor, y vender también en otras tiendas.
El crecimiento de Mel Viadiu mantuvo su velocidad de crucero hasta la Guerra Civil, cuando el abuelo del actual gestor, Viadiu, fue a parar a un campo de concentración. En la década de los setenta, el negocio de envasado se trasladó a una casa familiar de Caldes de Montbui. Y en el cambio de siglo, la empresa realizó la mudanza definitiva al polígono industrial La Borda, en el mismo municipio.
Pero la transformación más drástica llegó poco después, en el 2001. “Mi madre se jubiló y la tienda pasó a ser una zapatería. El cierre del establecimiento familiar limitó el negocio, teniendo en cuenta que suponía el 30% de la actividad. Pensamos que lo supliríamos con otros clientes, pero no fue así”, señala el propietario de la compañía.
Después, hace cinco años, Mel Viadiu abrió una parada en el mercado municipal de la Concepción, pero el experimento funcionó un año. “No se generaba suficiente volumen. El consumidor quiere la compra fácil, en el supermercado”, insiste August Viadiu. EL NÚCLEO DEL NEGOCIO A pesar de todo, la empresa distribuye buena parte de su catálogo en comercios de alimentación, dos de ellos situados en la misma calle Comtal (Formatgeria Simó y Fleca Comtal), cerca de la que había sido su tienda familiar.
Mel Viadiu compra la miel (el precio se ha duplicado en los dos últimos años porque empieza a escasear) a apicultores locales repartidos por todo el territorio, para transformarla luego en más de 50 referencias con base a azahar, eucalipto, espliego, romero, tomillo, tilo, almendro… También elabora miel con jalea real, ginseng, nueces y bresca, además de caramelos con sabor a romero, limón, y eucalipto.
La compañía ha abandonado su plan de diversificación iniciado hace años. “Hemos hecho otros productos, como mermelada con miel, o vinagre con miel, pero no tuvieron éxito”, concluye August Viadiu.
Muchos de los establecimientos que vendían los productos de Mel Viadiu han bajado la persiana