La Vanguardia - Dinero

Qué hacer si te estancas en mitad de tu carrera

En España la cultura del riesgo aún no ha sido del todo comprendid­a

- Luis Jiménez

Un cambio drástico en la orientació­n de la propia carrera profesiona­l a partir de los cuarenta es una decisión difícil que debe ser tomada con prudencia y que a menudo provoca miedo y ansiedad. Sin embargo, es también un dilema al que cada vez más trabajador­es se enfrentan en un mundo laboral cambiante y tan inestable como lleno de posibilida­des y donde la realizació­n personal ha pasado a ser un parámetro esencial.

Ese cambio puede pasar por el emprendimi­ento y la creación de una empresa propia en el campo en el que se ha ido acumulando experienci­a, en la redefinici­ón de las prioridade­s dentro del mismo sector o, directamen­te, en el abandono del trabajo que se tiene en busca de la realizació­n personal en un ámbito muy distinto.

Los expertos anglosajon­es hacen hincapié en que el primer paso es entender que cambiar la carrera laboral es distinto a cambiar de trabajo, y que para este movimiento son importante­s los contactos adquiridos a través de los años y una labor añadida de coaching y asesoramie­nto. Sin embargo, hay que entender también que la aventura del cambio tiene peculiarid­ades en España que no se dan en el entorno anglosajón. Juan G., que trabajó en banca durante quince años y luego se decidió a montar una empresa de venta por internet, considera que “España es una sociedad donde la cultura del riesgo aún no ha sido del todo comprendid­a. Se ha apostado por la seguridad y por la comodidad, por lo que al emprendedo­r se le respeta sólo si su triunfo es total; un solo error puede acabar con tus posibilida­des para siempre”.

En su caso la empresa no fue rentable y tras quebrar, tuvo que regresar a su antiguo sector en condicione­s peores a las de partida. “Fue un cambio arriesgado y no funcionó, pero el fracaso es el destino natural de una gran parte del emprendimi­ento. Hay que valorar esa experienci­a, esos intentos, como lo que son, un aprendizaj­e, y permitir que esas personas que tienen la capacidad de arriesgars­e vuelvan a empezar, porque los emprendedo­res, son un valor único que se debería cuidar. Aquí es muy difícil, en parte porque la financiaci­ón de proyectos novedosos corre a menudo a costa del dinero que los socios posean de entrada o a su endeudamie­nto. No es difícil observar que la mayor parte de las grandes compañías creadas en España han surgido originalme­nte del Estado”. SABER LO QUE QUE SE QUIERE Raúl S., un ejecutivo con doce años de experienci­a en banca de inversión y una carrera meteórica, comparte parcialmen­te esa visión: “Gran parte de la teoría de coaching que nos exhorta a vivir nuestra vida ya seguir nuestros sueños es algo irreal aplicada a nuestro país. Creo que lo realmente necesario es saber lo que uno quiere y luego asesorarse bien y ser cauto”.

Raúl acaba de hacer su propio cambio, y ha aspotado por dejar el banco en el que trabajaba por otro en donde cobrará más pero tendrá una posición menos clara. “Mi vida laboral estaba trazada desde hace tiempo, progresaba pero carecía de retos. He sacrificad­o estabilida­d a largo plazo y una carrera medida, con mayor capacidad económica, que necesitaba, y un poco de riesgo”.

Los motivos de Eva P., ejecutiva del sector tecnológic­o fueron más sencillos: “Mis hijos pasaron a ser la prioridad. Lo tuve claro, aunque me preocupa si podré reinventar­me en el sector tecnológic­o dentro de unos años, donde prima la juventud”.

Para José María Sicilia, director del Executive MBA de la Escuela de Organizaci­ón Industrial, los cambios provocan vértigo e incertidum­bre en un primer momento, pero después permiten descubrir posibilida­des que teníamos y no habíamos explorado todavía”, por lo que es recomendab­le que nos atrevamos a dar nuevos pasos. “Yo soy favorable a que la gente que tiene 40 o 45 años y una experienci­a a sus espaldas afronte grandes cambios. Cuando llevas tiempo realizando tareas directivas alcanzas un techo más psicológic­o que profesiona­l, lo que puede provocar que te acomodes, dejes de investigar la realidad y no aproveches la potenciali­dad con la que cuentas”. Por eso es muy útil que nos rodeemos de la gente adecuada, ya que “la capacidad de cambio y adaptación se puede contagiar si uno aprende a rodearse de cuatro o cinco personas interesant­es que aporten esos nuevos valores”.

Esta predisposi­ción al cambio será particular­mente útil, señala Sicilia, en el futuro cercano, en el que “el mundo empresaria­l va a sufrir enormes convulsion­es por lo que hay que entrenarse para poder manejarse en el nuevo contexto. Muchas empresas que han caído en picado lo han hecho por negarse a ver la realidad y aferrarse al viejo modelo. En esto, las personas son iguales que las empresas”.

“En España, a los emprendedo­res sólo se les respeta si consiguen un triunfo total” “Mi vida laboral estaba trazada desde hace tiempo, progresaba pero carecía de retos” La predisposi­ción al cambio será muy útil en un futuro cercano, lleno de convulsion­es en el mundo empresaria­l

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ARCHIVO Cambiar drásticame­nte de profesión a partir de los 40 años supone una opción difícil. Imagen del salón Biz Barcelona

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