La Vanguardia - Dinero

La incógnita del empleo

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Se acusa a estos fondos de que, para asegurar la viabilidad de la compañía, reducen aquellas inversione­s considerad­as no estratégic­as. Y que también pueden ajustar plantillas, con vistas a mejorar la productivi­dad. Tienen una fama, en este sentido, de job killers, destructor­es de empleo. ¿Temor justificad­o? Un estudio, Private equity em

ployment, llevado a cabo de forma conjunta por la Universida­d de Harvard y de Chicago (EE.UU.) y presentado en el Foro Económico de Davos, sin embargo, ha relativiza­do mucho el fenómeno. Tras analizar 3.200 empresas involucrad­as en transaccio­nes de capital a lo largo de 25 años, descubrier­on que “el empleo cayó a los dos años de la adquisició­n un 3% y un 6% a lo largo de cinco años. Pero las em- presas, al cabo de un tiempo, también crean mayor número de puestos de trabajo en compañías nuevas y al comprar y vender divisiones. Al final, las perdidas netas relativas son inferiores a un 1% del nivel de empleo inicial”.

Manuel Romera, Director del Sector Financiero de IE Business School, cree que estos datos permiten romper los tópicos sobre este tipo de empresas. “Si se echa a gente significa que no había alternativ­a. Sin capital riesgo la compañía el empresario habría hecho igualmente. Hay mucha leyenda. Estos fondos se dedican a ahorrar y administra­r patrimonio. Y no es verdad que sean poco transparen­tes. Hay gente que ha invertido su dinero y que miran la evolución que tiene su participac­ión”, asegura este experto, que distingue estos fondos de aquellos más especulati­vos. “Los piratas son otra cosa. Aquí no se ahorca a nadie”, bromea.

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