Crystal Cruises: ultralujo
La naviera nipona ha cambiado de manos. Sus nuevos propietarios quieren dar una vuelta de tuerca al concepto de los cruceros al más alto nivel
Era un verano de hace 23 años. Barcelona tenía unas olimpiadas por delante y la planta hotelera de la ciudad, una sombra de lo que es hoy, no podía asumir el flujo de visitantes de unos juegos. La solución a esa necesidad de capacidad llegó por mar: 15 barcos de pasaje llegaron al puerto unos días antes del 25 de julio para convertirse en hoteles flotantes durante algo más de dos semanas. Grandes empresas como Kodak, Time, Campofrio, IBM, Mercedes, Visa o Coca Cola fletaron estos barcos para recibir a sus vips, compromisos e invitados durante la duración de Barcelona’92.
Junto a la que hoy es la terminal de Trasmediterránea y en una de las zonas mejor comunicadas del puerto quedó amarrado el Crystal Harmony, un buque de 241 metros de eslora que por entonces llevaba solamente dos año navegando. Coca Cola lo eligió como su base de operaciones y hospitalidad en Barcelona por su capacidad cercana al millar de personas. En sus camarotes y suites se alojaron desde los principales directivos de la corporación de Atlanta a celebridades del cine, deporte o ciencia invitados por el presidente de la compañía o los consumidores habituales del refresco a los que les había tocado un viaje a las olimpiadas en algún concurso.
En agosto, todos los buques reunidos en el puerto fueron zarpando para volver a su misión habitual: navegar como barcos de turismo. El Crystal Harmony combinó rutas en el Mediterráneo y norte de Europa con visitas al Caribe y también algunas estancias en Asia, pues aun teniendo sede social en Los Ángeles, Crystal Cruises era una compañía de origen japonés, subsidiaria de la histórica naviera NYK Nippon Yusen Kaisha, (en japonés compañía japonesa de buquescorreo), fundada en 1870 como primera naviera nipona que realizó servicios regulares de pasaje en vapores y que hoy es una de las corporaciones marí- timas más grandes del planeta, especializada en el transporte de vehículos y contenedores con una flota de 105 barcos y ocho en construcción.
La buena acogida del Harmony en el mercado de los cruceros de lujo llevó a la compañía a construir dos buques más con características similares: el Crystal Sym
phony y el Crystal Serenity, que desde sus botaduras en 1995 y en el 2003 se han convertido en habituales del puerto de Barcelona e incluso del de Palamós. “Esta compañía es una de las líderes del mercado del lujo, el verdadero lujo, el del pasajero que busca espacio, exclusividad y la mejor gastronomía y discreción”, indica Carme Bigas, que desde Un Mundo de Cruceros ejerce de representante comercial de Crystal en España. “El mercado de las compañías de alto standing se ha revitalizado en los últimos tres años y ahora las top 5 de los cruceros compiten directamente para fidelizar a un cliente muy valorado”, concluye Bigas.
Precisamente esta competencia es la que ha hecho que la naviera nipona haya movido ficha este año, ejercicio en el que navegaba con dos barcos, pues uno de ellos pasó a una filial que se dedica exclusivamente a cruceros para japoneses. NYK ha vendido Crystal a Genting Hong Kong, propietaria de otras dos compañías de barcos de turismo y hace unas semanas presentó sus planes de expansión, que han sorprendido por ambiciosos y novedosos a sus competidores más directos: este mismo mes de diciembre incorporará un primer yate de exploración para 62 pasajeros que irá equipado con un submarino. En el 2017 creará una división de cruceros fluviales de ultralujo y construirá tres nuevos buques de 100.000 toneladas para tan sólo mil pasajeros en suites o incluso apartamentos en propiedad (en otras navieras, los barcos de este tonelaje suelen llevar hasta 3500 cruceristas) con un ratio de un tripulante por pasajero, incluyendo aviadores, pues estos llevarán incluso un helicóptero permanente a bordo. Como guinda a todas las novedades, un detalle aéreo más: los nuevos propietarios de Crystal ya han encargado al fabricante de aviones Boeing un 787 con tan sólo 60 asientos, en lugar de los 270 habituales, para realizar cruceros aéreos por todo el mundo. Nuevos tiempos para el lujo marítimo, fluvial e incluso aeronáutico.
Los planes de la nueva propietaria han sorprendido por ambiciosos y novedosos Crystal ha encargado a Boeing un avión con tan sólo 60 asientos para realizar cruceros aéreos por el mundo