La Vanguardia - Dinero

Rusia y Ucrania, sumidas en una recesión económica

- JAUME GINÉ DAVÍ PROFESOR DE ESADE LAW SCHOOL

Más de un año después de estallar el conflicto en Crimea, Rusia y Ucrania siguen sumidas en una compleja crisis financiera y económica. Y no se trata de una mera situación coyuntural, también es estructura­l. Y en el caso de Rusia se agrava por la nueva caída de los precios de las materias primas provocada. a su vez, por la desacelera­ción de la economía china

El PIB ruso reculó un 4,6% en el primer semestre del 2015, la peor cifra desde la recesión del 2009. No cabe sorprender­se. El país acusa una crisis monetaria desde diciembre del 2014. En los últimos 12 meses, el rublo cayó un 43% respecto al dólar. Y el consumo interno se resiente debido a las sanciones internacio­nales de EE.UU. y la UE. La inflación se situó en un 15,6% en julio y el FMI predice un 18% a finales de año. La producción industrial se frena ante el difícil acceso de las empresas, muy endeudadas, al crédito internacio­nal.

Muchos bancos han quebrado. Y el 20 de junio, la UE decidió prolongar las sanciones hasta el 31 de enero del 2016. Pero Moscú respondió alargando el embargo de las importacio­nes de productos agroalimen­ticios de la UE hasta el 5 de agosto del 2016. No se ve una pronta salida a la crisis.

Putin planta cara a la UE porque le da réditos políticos. Las sanciones occidental­es no le han debilitado. Al contrario, su popularida­d creció mientras la oposición democrátic­a es acallada. En el plano financiero, confía estabiliza­r la situación financiera a pesar de la fuga de capitales y la caída de las inversione­s extranjera­s, contando con unas reservas de divisas que van disminuyen­do. Cree que la deuda pública y el déficit presupuest­ario son sostenible­s. Y presumió contar con apoyos internacio­nales durante las cumbres de los BRICS y de la Organizaci­ón de Cooperació­n de Shanghái (OCSH) que acogió en julio en Ufá. Rusia gira hacia Oriente estrechand­o los nexos económicos con China. Pero Putin puede, a medio y largo plazo, errar su estrategia.

Los problemas económicos de Rusia solo se solucionar­án afrontando profundas reformas estructura­les. El presupuest­o vigente se basó en un precio del barril del petróleo en torno a 60 dólares y ahora está en 50. Los hidrocarbu­ros representa­n el 25% del PIB, el 70% de las exportacio­nes y el 50% del presupuest­o. Una subida de la tasa de interés por la Reserva Federal de EE.UU. también afectaría al rublo. Y si la crisis económica prosigue surgirán tensiones sociales. En política exterior, la Unión Económica Euroasiáti­ca (UEE) nació con incertidum­bres y sus socios (Bielorrusi­a, Kazajistán, Armenia y Kirguistán) recelan ante las ambiciones expansivas de Putin, Y China que precisa comercialm­ente de la UE, priorizará sus intereses e irá penetrando económicam­ente, a costa de Rusia, en Europa oriental y Asia central. Y a largo plazo, Irán también venderá sus fabulosos recursos de gas a la UE.

Mientras Bruselas sigue pendiente de la crisis griega, Ucrania, un país geoestraté­gicamente clave para la UE, se va hundiendo. Su economía languidece mientras el conflicto militar continúa en el este del país. El PIB tras caer un 7,5% en el 2014 podría hacerlo otro 9% en el 2015. La divisa, el hryvnia, que se devaluó un 48% frente al dólar en el 2014, perdió otro 40% en el último semestre. La inflación podría alcanzar el 50% en el 2015.

La situación financiera es agobiante. Kiev debe renegociar periódicam­ente con los acreedores privados internacio­nales, la mayor parte fondos estadounid­enses, una creciente deuda que no podrá pagar. Las reservas de divisas se fundieron a la mitad en el 2014 y le restan solo unos 9.000 millones de dólares. Insuficien­tes para cubrir los próximos ven- cimientos en septiembre, octubre y diciembre. El FMI se comprometi­ó el 11 de marzo a conceder al Gobierno un préstamo de 17.500 millones de dólares, condiciona­do a llevar a cabo drásticas reformas estructura­les, corregir la rampante corrupción y sanear el sector bancario. Difíciles de cumplir con un conflicto militar con Rusia que asfixia las finanzas públicas. Además, la región de Donbass concentra la producción de acero y carbón que contribuía al 15% del PIB y el 25% de las exportacio­nes. La solución pasa por una reducción sustancial de la deuda. Pero sobre todo, por el fin de la guerra.

Y lo peor; la creciente desconfian­za con la UE. Kiev firmó el 27 de junio del 2014 un acuerdo de Asociación y Libre comercio con Bruselas como vía para poder superar la crisis y salir de la órbita rusa. Ucrania se miró en el éxito de su vecina Polonia que se abrió y modernizó al integrarse en la UE. Hoy, muchos ciudadanos recelan ante una UE sin una firme posición común frente a Putin. También ocurre en Georgia y Moldavia.

Finalmente, la prolongada crisis rusa y ucraniana impacta negativame­nte en la economía europea. Más de lo que afirman los analistas de Bruselas. Lo notan las empresas europeas, sobre todo en Alemania y Francia. También en España y Catalunya, donde afecta especialme­nte al sector turístico y agroalimen­tario. Las sanciones europeas no han doblegado a Putin. Todos perdemos. Salen ganando China y EE.UU., a costa de Europa.

El PIB ruso reculó un 4,6% en el primer semestre del 2015, la peor cifra que se registra desde la anterior recesión del 2009”

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