Envases sin billete de vuelta
La implementación de un sistema de depósito y retorno en España aportaría a la economía más de 100 millones de euros y generaría, sólo en una primera fase, hasta 14.000 nuevos empleos
España es un gran mercado para los fabricantes de bebidas: cada día se consumen 51 millones de envases de bebidas de un solo uso. Una cifra similar a la de Alemania, que tiene el doble de población. Pero de estos 51 millones de envases, 28 se pierden y contaminan el entorno (5,5 millones en Catalunya). Es decir, más de la mitad de los envases tienen billete de ida, pero no de vuelta.
Estos envases que se pierden no sólo contaminan el medio, sino que representan una importante pérdida económica puesto que “se está desaprovechando una importante materia prima que debemos importar además del gasto en energía que supone fabricar nuevos envases”, explica Xavi Riba, presidente del Gremi de Recuperació de Catalunya. Un ejemplo: hacer latas de aluminio con los envases recuperados requiere un 95% menos de energía. Se calcula que los envases que no son recuperados con los contenedores de recogida selectiva tendrían un valor en el mercado del reciclaje de 80 millones de euros.
Para evitar la pérdida de estos millones de envases (y de euros), el Gremi de Recuperació y la plataforma Retorna, entre otras entidades, proponen volver al sistema de depósito y retorno de los envases al comercio (el último envase retornable en España fue el de la popular Xibeca, que dejó de circular hace más de diez años). Esta práctica se realiza con éxito en 40 regiones del mundo y en ellos “la tasa de recuperación es cercana al 100%”, asegura Riba.
El sistema de depósito y retorno de envases –complementario a la actual recogida selectiva de basura– consiste en dejar undepósito de entre 10 y 20 céntimos cada vez que se adquiere un envase, dinero que es recuperado cuando este es devuelto al establecimiento donde se adquirió. Se calcula que este sistema aportaría a la economía más de 100 millones de euros anuales entre ahorro en costes de tratamiento de residuos y venta de material recuperado.
Las ventajas son múltiples según los promotores. Riba destaca que, en primer lugar, “aumenta el volumen de recuperación de envases”; ahora sólo tres de cada diez envases de bebidas se depositan en el contenedor adecuado. En segun- do, destaca que “los envases que se recuperan son de mayor calidad, no están tan contaminados, lo que para la industria del reciclado supone menores costes en concepto de tratamiento de impropios”. En tercer lugar, Riba argumenta que poner un depósito al producto cambia la percepción: de basura a objeto de valor; “nadie quiere tirar dinero”. Finalmente, el presidente del Gremi de Recuperació cita la creación de puestos de trabajo que supondría la implantación del sistema de depósito y retorno de envases: el estudio Estimación del empleo potencial en la implementación y desarrollo de la primera fase del SDDR en España, de CC.OO., estima que en una primera fase la implementación del sistema de depósito y re- torno de envases en España generaría hasta 14.000 empleos nuevos. El dato aumentaría conforme se vaya avanzando en la introducción de envases reutilizables.
La filosofía del sistema de depósito y retorno encaja con las de- mandas y preferencia de los consumidores españoles: el 70% pide incentivos económicos para separar sus residuos, según el Eurobarómetro 2014, mientras que el 75% se decantan por envases ambientalmente respetuosos en sus compras. Por otro lado, supondría un ahorro impositivo: los ciudadanos catalanes pagan cada año, a través de sus impuestos, 215 de los 295 millones de euros que cuesta recoger y tratar los envases usados. Además, en ningún país en el que se ha implantado han subido los precios de las bebidas ni ha bajado el consumo.
El pequeño comercio también está a favor del sistema ya que entiende que “tendrá una repercusión positiva en su clientela y que la fidelizará”, señala Josep Massegur, de la patronal Pimec.
¿Qué frena entonces la implantación del sistema de depósito y retorno de envases en España? Los grandes grupos de distribu- ción, supermercados y envasadores, que rechazan esta fórmula, sobre todo, para no hipotecar el espacio donde se colocarían las máquinas automáticas de retorno de envases, más que por motivos de viabilidad económica.
La actual legislación española tampoco favorece su implantación ya que contempla que la implantación del sistema sea sólo “voluntaria”, y queda al albur de la decisión de los sectores empresariales afectados (envasadores, distribuidores y demás), que como se ha visto son reacios a implantar esta fórmula.
El principal perjudicado, el medio ambiente, pues se sigue sin dar con una solución para la gran cantidad de envases de un solo uso que no son recuperados.
Hacer latas de aluminio con los envases recuperados requiere un 95% menos de energía