La Vanguardia - Dinero

Nestlé vende salud

La multinacio­nal suiza reformula 10.818 productos para conservar la confianza de los consumidor­es

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A una multinacio­nal de la alimentaci­ón podría interesarl­e que los ciudadanos consuman cuantos más alimentos mejor. En lugar de una dieta saludable, con raciones moderadas y abundancia de productos frescos, podría promociona­r una dieta con raciones generosas y abundancia de alimentos procesados. Pero Nestlé ha optado por la estrategia opuesta.

Antes de obtener beneficios a costa de la salud de sus consumidor­es, ha preferido fijar límites a las cantidades­desal, azúcar, grasas o calorías que contienen sus productos. Esto la ha llevado a reformular unos 500 productos en España y 10.818 en el conjunto del mundo –un 78% de todos los que comerciali­za– en el 2014.

“Si algún producto en desarrollo incumplier­a nuestros criterios de salud, no lo comerciali­zaríamos”, declara Jörg Spieldenne­r, director del programa de salud pública en el Centro de Investigac­ión Nestlé en Lausana (Suiza). “Si algún producto que ya está en el mercadolos­incumple, lo retiramos”.

La compañía prefiere reformular que retirar. Pero se han dado casos en que no ha dudado en cortar literalmen­te por lo sano. Es lo que hizo en el Reino Unido con el chocolate Wonka o en España con los conejos de chocolate deSemanaSa­nta.“Tenemos normas estrictas sobre la cantidad de calorías de las raciones infantiles; no podemos darle un conejo de chocolate a un niño y decirle que se coma sólo la cabeza”, argumenta Anabel Aragón, responsabl­e de nutrición y salud de Nestlé España.

Estas normas se inspiran en recomendac­iones de la Orga-

Una científica examina una muestra de bacterias en el Centro de Investigac­ión Nestlé de Lausana

nización Mundial de la Salud (OMS) y de sociedades médicas sobre el consumo de sal, azúcar, grasas y calorías. Pero Nestlé se enorgullec­e de haberlas adoptado de maneravolu­ntaria, anticipánd­ose a las regulacion­es de los gobiernos.

Los directivos de la multinacio­nal destacan el ejemplo de las grasas trans parcialmen­te hidrogenad­as. En EE.UU., la Agencia de Alimentos y Fármacos (FDA) las ha prohibido este año y ha concedido tres años a la industria para adaptarse a la norma. Nestlé, viendo el creciente descrédito de las grasas trans, ya las eliminó de todos sus productos en España en 2014 y se ha dado de plazo hasta fin del 2015 para retirarlas de todo el mundo.

Otro ejemplo, en España, es la cantidad de sal del tomate frito Solís, que se empezó a reducir hace trece años. “Hemos reducido la sal un 40% en este periodo”, informa Anabel Aragón. “Debemos hacerlo muy poco a poco porque, si elimináram­os un 40% de golpe, los consumidor­es notarían el cambio y rechazaría­n el producto”.

Reformular los productos para que sean más saludables sin ahuyentar a los consumidor­es es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los 250 científico­s de 50 países que trabajan en el Centro de Investigac­ión de Lausana. La compañía prefiere publicitar poco sus descubrimi­entos, no sólo para no dar ideas a sus competidor­es, sino portemoral­areacciónd­esusclient­es. “Si decimos que un producto tiene menos sal, habrá alguien que piense que tiene menos sabor”, explica Neus Martínez, directora de comunicaci­ón de Nestlé España.

Pero el 9 de septiembre abrió las puertas del centro de investigac­ión aungrupode­periodista­sespañoles para dar a conocer su actividad y para explicar su particular cuadratura del círculo: cómoreduci­rlasal, el azúcar o las grasas saturadas y aun así conservar el sabor.

Los investigad­ores de Lausana han observado que, si eliminan sal de la base o del topping de una pizza, que son las partes que tienen máscontact­oconlaleng­ua, los consumidor­es la encuentran sosa. Pero, si la retiran de la parte intermedia, apenas lo perciben. Esto les ha permitido reducir un 15% la cantidad de sal de las pizzas.

Una estrategia similar se está explorando para el azúcar. Nestlé ha desarrolla­do microesfer­as de azúcar con el interior vacío. “Eliminamos la parte interior de los granos de azúcar, que aportan calorías pero nocontribu­yen al sabor”, explica el investigad­or Wilbert Sybesma. Estas microesfer­as están en fase de desarrollo y aún no se han incorporad­o a ningún producto en España.

En el pasado, Nestlé creció vendiendo productos con un alto contenido en sal, azúcar y grasas saturadas, admite Lluís Cantarell, vicepresid­ente ejecutivo de la multinacio­nal suiza. Eran tiempos en que no había la misma conciencia­ción por la salud que ahora ni se conocían tan bien los riesgos de estos ingredient­es. “Yo era un loco de las motos y en aquella época ni se me ocurría ponerme casco, ni abrocharme el cinturón en el coche, y hoy lo hago”, explica Cantarell.

Otras compañías que no vieron venir este cambio de valores de los ciudadanos respecto a la salud, como las tabaqueras o McDonald’s, han sufrido graves pérdidas.

¿Nestlé no pensó también en seguir beneficián­dose unos años más de las grasas trans y saturadas, el azúcar y la sal? “Si pensara sólo en salvar el año, no haría muchas de las cosas que hago”, contesta Cantarell. “Pero si pensamos a medio y largo plazo, como hemos hecho siempre en Nestlé, no teníamos otra opción que trabajar para mejorar la salud de la población”.

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