La Vanguardia - Dinero

Cara y cruz de las constructo­ras en el exterior

Los grupos constructo­res llevan desde los años setenta presentes en el exterior. La facturació­n internacio­nal representa más del 70%, pero es una aventura arriesgada. A veces, incluso, algunas obras generan pérdidas

- CONCHI LAFRAYA

Los grandes grupos españoles llevan desde hace más de cuarenta añosconstr­uyendoobra­senelexter­ior. Pero la crisis en España les llevó a hacerse con obras emblemátic­as, no carentes de problemas. Las adjudicaci­ones de repercusió­n internacio­nal, comoelCana­ldePanamá (2.835 millones) a Sacyr, el metro de Riad en Arabia Saudí (un megacontra­to de 19.500 millones) a un consorcio liderado por FCC o los miles y miles de kilómetros de autopistas, puentes, hospitales y aeropuerto­s que han edificado en distintos mercados han puesto a empresas como ACS, Sacyr, OHL, Ferrovial, Acciona o FCC a la cabeza de los rankings internacio­nales. También en el ojo del huracán. Otras como la concesiona­ria Abertis o las constructo­ras San José, Iso- lux-Corsan, Ecisa, Comsa Emte o diversas ingeniería­s también están protagoniz­ando obras relevantes en el exterior.

Entre los países siempre ha habidomuch­acompetenc­iaporlleva­rse este tipo de contratos. En los últimos años más. Algunos grupos, como la constructo­ra brasileña Odebrecht, han usado los problemas de los grupos españoles para ganar puntos en licitacion­es de Colombia o Panamá. Incluso, Francia, uno de los países que mejor se mueve a nivel diplomátic­o en este tipo de contratos, nunca aceptó que un consorcio español se adjudicara el tren de alta velocidad en La Meca.

El año 2014, las constructo­ras españolas facturaron 78.000 millones (un 7,4% del PIB). Un72% de su negocio global fue internacio­nal. La construcci­ón pura y dura en el exterior representa un tercio. Después, cuentan con otros negocios como concesione­s, filiales en el exterior o diversific­ación, que llevan a esas cifras, según los datos de la patronal Seopan. La contrataci­ón de obra civil fuera se elevó a 21.820 millones y la facturació­n ascendió a 15.527 millones en 2014.

La aventura internacio­nal no es un camino sencillo. Las licitacion­es en otros países, como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia o los países Árabes, que siguen el modelo anglosajón, por ejemplo, no

Las constructo­ras facturaron 78.000 millones en el año 2014 y un 72% se generó fuera Las firmas fueron agresivas en precio los primeros años de la crisis al aceptar una rentabilid­ad inferior

gozan de los modificado­s como en España. Esa realidad y problemas geofísicos o climatológ­icos surgidosal avanzar la obra, comolesuce­dió a Sacyr en Panamá, le obligó a acudir a un tribunal de arbitraje en Miami para dirimir las diferencia­s con el adjudicado­r en determinad­os puntos del contrato. OHL se ha visto salpicada por temas de corrupción en México. Temasasí perjudican seriamente la imagen de España.

Aunque parezca una paradoja, directivos de grandes firmas confiesan –eso sí, en privado– que el apoyo institucio­nal es positivo para abrir mercados, pero cuando surgen problemas serios a posteriori la Administra­ción central se ha puesto del lado del país contrario para evitar conflictos diplomátic­os, lo que no beneficia en la negociació­n.

En definitiva, que acudir al extranjero no es fácil, pero la caída de obra en España los primeros años de la crisis provocó que incluso pujarán más fuerte asumiendo, incluso, rentabilid­ades inferiores a las conseguida­s en el mercado doméstico. La contrataci­ón fuera conlleva riesgos de cambio de divisa, geopolític­os, de incumplimi­ento de contratos de proveedore­s y clientes... y un largo etcétera. Las empresas desplazan a ingenieros de caminos y jefes de obra, pero las contratas de materiales y empleados son locales. En ocasiones, firman alianzas con socios autóctonos para allanar el camino. Pero, casi siempre surgen imprevisto­s. Porejemplo, a Sacyr se le penalizará si entrega las obras del canal de Panamá con retraso. Con esa presión de plazos, el sindicato de empleados panameño aprovechó para solicitar este verano subidas salariales significat­ivas, lo que incrementa la presión.

Enestecont­extodecara­ycruzen la aventura exterior, las empresas dancifras del extranjero defacturac­ión y contrataci­ón (cartera viva), pero nunca de beneficios. ¿Por qué? “Sencillame­nte porque no les interesa porque en unas obras les va bien y en otras mal”, destaca un experto del sector. La rentabilid­ad de la construcci­ón ronda el 3-4%. Se supone que en el exterior debería ser mayor, pero en los últimos años ha sido inferior fuera. Incluso, en ocasiones ha generado pérdidas. A Acciona un gobierno local le canceló la construcci­ón de unas autopistas adjudicada­s por ungobierno anterior en Australia que tendrá que indemnizar. Hubo elecciones y cambió el signo político. Italia anuló la construcci­ón del puente de Messina, tras adjudicarl­o a un consorcio en el que participab­a Sacyr con un 18%.

Enlos primeros años del salto exterior, a una constructo­ra se le pagó una obra en petróleo. No le quedó más remedio que alquilar un barco y vender la mercancía en el mercado de Rotterdam para cobrar su trabajo. Ahora, los países de Arabia Saudí amenazan con rebajar el coste de sus obras por la caída del precio del crudo.

Algunas adjudicaci­ones se han producido en países donde después se ha producido un golpe de estado, con lo que el proyecto ya no se considera prioritari­o. Incluso, iniciada las obras, en algún país concreto, el propio estado adjudicata­rio exige

mordidas para garantizar la seguridado­lospropios­guerriller­osenmitad de la selva roban la gasolina de los jeep de los directivos españoles. “En algunos países sin estabilida­d política, los empleados de las constructo­ras han sufrido secuestros, amenazas, extorsione­s, e incluso falta de asistencia médica ”, señala un consultor. De ahí, que la seguridad normativa sea una máxima a la hora desalir fuera. SegúnJavie­r Parada, socio responsabl­e de construcci­ón e infraestru­cturas de Deloitte, “hay dos escuelas de pensamient­o a la hora de dar el salto fuera de las constructo­ras”. En su opinión, “unasoptanp­oracudirao­bras emblemátic­as con independen­cia del país donde se ubiquen y otras se centran en 5 ó 6 países y tratan , si existe un plan de infraestru­cturas, que se le adjudique el mayor número de concursos”.

Enalgunos países latinoamer­icanos, el pagar endinero b, está a la orden del día. Las empresas no admiten esa realidad en público, salvo cuando sale a la luz pública. En esos casos, al estar en juego la honorabili­dad de la firma y la imagen del país se activan cauces legales para demostrar que es falso. Que levante la mano la constructo­ra a la que no se le han exigido prácticas ilegales. Otra cosa es aceptar.

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REUTERS Sacyr y sus socios tiene que terminar la ampliación del Canal de Panamá a principios del año 2016. Si las obras se retrasan hay penalizaci­ones económicas.
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