Con entidad propia
La firma relojera ha trabajado para posicionarse como una firma que une rendimiento y elegancia
El primer golpe deefecto de Tudor tuvo lugar en 1936, año en que Han Wilsdorf (el relojero bávaro que fundó Rolex en 1908 en Inglaterra para trasladar la marca tres años después a Chaux-des-Fonds, Suiza, y en 1920 a Ginebra) se hizo con los derechos de esa firma hasta entonces modesta y desconocida quediezañosanteshabíasido registrada por la compañía suiza VeuvedePhilippe Huther. Pero Wilsdorf esperó hasta 1946 para presentar Tudor como “el hermano pequeño de Rolex” hasta 1946.
Durante el largo intervalo que pasó entre su adquisición y la presentación, Wilsdorf estuvo meditando sobre su idea de hacer un reloj con los ingredientes de Rolex pero con un precio más asequible. Al final, el 6 de marzo de 1946, anunciaba la nueva era de Tudor que adoptó la rosa como logotipo en clara alusión a la casa de los Tudor que reinó en Inglaterra entre 1485 y 1603. De entre los relojes manufacturados en esa época hay modelos emblemáticos como el Tudor Oyster Prince, que acompañó a los miembros de la expedición científica británica a Greenland organizada por la Royal Navy en 1952. OelPrinceSubmariner, diseñadoparalaUSNavyde1964a 1966, además del Marine Natio- nale, el modelo oficial de la French Navy desde los setenta hasta 1984.
Perola firma, tal comolaconocemos hoy, se relanzó en 2009. El cambio fue espectacular. Si durante casi sesenta años Tudor había vivido bajo el manto protector de Rolex, utilizando en muchos casos sus cajas y brazaletes, o incluso replicando algunas de sus piezas más emblemáticas, ahora iniciaba realmente su propia andadura. Se trabajó duro para aumentar la identidaddesuproductoylograrqueTudor fuera percibida como una marca que unía rendimiento y elegancia. Para ello se lanzó la campaña Designed for performance. engineered for elegance (podría traducirse como “Diseñados para el rendimiento. Fabricados para la elegancia”), y se anunció un acuerdo de colaboración de Tudor con el equipo Porsche Motorsport, por el que se convertía en su cronometrador oficial en la Supercup.
También entonces se creó la línea Glamourconinspiración en los años sesenta,y la Grantour, vinculada al mundo del automovilismo. Además, Tudor lanzó dos relojes de submarinismo: el cronógrafo Hydronaut II; y el más técnico Hydro 1200, hermético hasta los 1.200 metros y dotado de una válvula de escapedehelio. Yunañodespuésla firma confirmaba este nuevo posicionamiento con la colección Heritage, con la revisión y actualización de sus mejores modelos históricos. Los relojes elegidos para esa nueva vuelta de tuerca fueron el Oysterdate Chronograph, de 1970, que volvió convertido en el Heritage Chrono; y el Advisor, de 1957.