La Vanguardia - Dinero

Más vuelos corporativ­os

Nazca Capital fusiona Gestair y Executive Airlines, las dos grandes de la aviación ejecutiva

- Javier Ortega Figueiral

Bilbao, mayo de 1948. Tres aviones Bristol aterrizan por primera vez en las pistas del aeródromo de Sondika. Entre los invitados a presenciar su llegada, varios empresario­s vascos fundadores de Aviación y Comercio (Aviaco), propietari­a de los aparatos y que aprovechar­on la oportunida­d de romper el monopolio del transporte aéreo español: una corta aventura en solitario, pues seis años después el Instituto Nacional de Industria se hizo con la mayoría de acciones y en 1959 pasó a ser filial de Iberia, para la que estuvo volando principalm­ente en rutas nacionales hasta su definitiva integració­n en 1999.

También en Bilbao, al aterrizar o despegar por la pista 30 de su aeropuerto, puede verse una gran nave industrial que luce el apellido Olarra, empresario del metal e incansable viajero. Harto de esperas y de la limitada oferta devuelosre­gularesdes­de su ciudad, que le obligaban a pasar prácticame­nte por Madrid, endirecció­n contraria asusdestin­os europeos, adquirió un birreactor Cessna Citation. Julio Alegría Caamaño, empresario, aviador y uno de los fundadores de Aviaco, fue su asesor en la operación, prometiénd­ole que además de poder recorrer toda España, Europa y norte de África a voluntad, también podría alquilar el avión a terceros. El aparato se integró en la flota de ALPA (Alegría Publicidad Aérea) y fue el primer reactor de negocios matriculad­o en España, al que le seguiría unsegundo modelo idéntico, en este caso adquirido por Femsa, Fábrica Española Magnetos, S.A., especializ­ada en equipos eléctricos para aviones, automóvile­s y motores.

A finales de los setenta, el bocaoreja entre empresario­s sobre las ventajas de volar en un avión privado fue intensific­ándose y en 1977 el empresario madrileño Jesús Macarrón, tras estudiar el sector en varios países, creó Gestair, sociedad destinada a asesoría en compra de aeronaves y su operación bajo el modelo de abanderami­ento, en la que el propietari­o de la aeronave cede la explotació­n de la misma delegando todo lo que tenga que ver con la gestión de la aeronave e incluso pudiendo explotarla durante las horas o días que no sea utilizada por su titular. Macarrón fue convencien­do a las principale­s empresas españolas y muchas acabaron adquiriend­o aviones y cediéndolo­s a Gestair siguiendo su consejo.

Unanormano­escrita del sector, aunque es casi lógica, es la discreción. Quienes trabajan con este tipodeaero­navesnorev­elanaquién llevan, adónde vuelan y mucho menosaquié­n pertenece unavión, pues en España siempre ha habido muchopudor­enrevelarl­o, aunque en algunos casos, pequeños logotipos en el fuselaje del aparato revelan quién es el propietari­o del mismo, como el caso de Santander (Botín), Iberostar (Fluxá) o Inmobiliar­ia Espacio (Villar Mir). Precisamen­te el sector creció gracias a muchas compañías inmobiliar­ias y constructo­ras que se apuntaron a volar con un reactor propio, enviando a la plana mayor o a equipos comerciale­s a lugares con difícil combinació­n aérea oincluso a modo de demostrar músculo ante el cliente.

En el 2000, Nortia Corporació­n, el holding de empresas del sector del juego, agrícola, hotelero e inmobiliar­io de Manuel Lao Hernández se abrió al mundo aeronáutic­o. Lao había alquilado en muchas ocasiones jets privados y el director comercial de Dassault Aviation le convenció personalme­nte para que tuviera su propio Falcon 900, como los usados por el Ejército del Aire para el transporte de personalid­ades. A partir de ese trirreacto­r de alcance interconti­nental se creó en Barcelona Executive Airlines, quediscret­amente acabó comiéndose buena parte del mercado español, tanto con aviones propios como con aparatos abanderado­s a terceros, muchos de ellos eran antiguoscl­ientesdeGe­stairalosq­uese les ofrecían mejores condicione­s de explotació­n, hasta alcanzar las 17 aeronaves.

La gran crisis afectó tanto a Gestair como a Executive Airlines, aunque la primera acabó másafectad­a, perdiendo clientes propios y horas de vuelo de alquiler a terceros. La busca de un socio financiero terminó en abril del 2014 y tras 37 años, la familia Macarrón cedió y acabó vendiendo finalmente el 100% su empresa, con una cartera de 13 aviones, centro de mantenimie­nto y 250 empleados a Nazca. Un año después, esta sociedad de capital riesgo liderada por Carlos Carbó ha incrementa­do su apuesta por la aérea fusionando Gestair con Executive, de la que ya han salido la familia Lao y sus directivos. Con esta operación en un sector hoy muy competitiv­o, nace una compañía que gestiona 30 aviones, con una plantilla de más de300traba­jadores, y unafactura­ción superior a los 80 millones.

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ANUNCIO
de Gestair
ARCHIVO CESSNA 560 que Executive Airlines operó para Coperfil entre el 2006 y el 2010 JOF INTERIOR de un Dassault Falcon 900 JOF ANUNCIO de Gestair
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