Antonio López y el alfabeto de la vida
La galería Marlborough, dentro de la feria Gallery Weekend Barcelona que se celebra entre el 1 y el 4 de octubre, va a presentar las últimas obras realizadas por Antonio López García (Tomelloso, Ciudad Real, 1936), el más prestigioso creador del realismo español de la segunda mitad del siglo XX, fechadas entre 1999 y el 2015. Las piezas que se exhiben no están a la venta, pero en paralelo la galería mostrará un conjunto de trabajos que si podrán adquirirse previo pago de cifras sobresalientes ya que López es uno de los artistas vivos más cotizados.
Las piezas no venales con las que podrá disfrutar visualmente el público barcelonés son tres dibujos al óleo, un dibujo a lápiz, una mesa en la que están dispuestas diecinueve cabecitas de bebé, la escultura Hombre y el prototipo para La Noche, que ilustra este artículo y que mide casi tres metros.
Tanto en su pintura como en su escultura, López García representa el mundo cotidiano que le rodea (tiene enorme importancia su entorno familiar en el que ha proyectado a su esposa, la también pintora María Moreno, a su hija María adolescente en una de las más bellas esculturas que recuerdo y a sus nietas), paisajes o interiores, con una concepción realista en la que no faltan ciertos elementos surreales o mágicos, que derivan fundamentalmente de sus peculiares encuadres como de su técnica singularmente morosa y detallada o de una iconografía que llena de misterio los objetos y situaciones en que son incardinados.
Su última obra de trascendencia pública ha sido La familia de Juan Carlos I, en la que retrata a la familia real reinante en la actualidad en España y a la que ha dedicado más de dos décadas y que fue presentada hace unos meses en el Palacio Real de Madrid, espacio en el que parece será ubicada de manera permanente en el futuro.
Su vinculación a la galería Marlborough se produjo en 1970 y desde entonces inició una presencia internacional menos restrictiva que sus exposiciones hasta entonces, debiéndose subrayar como el comienzo de esta trayectoria su participación en Bruselas en Europalia 85, certamen organizado por el profesor González Seara. La década de los ochenta está marcada por la concesión de la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1983 y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1995, y otro de sus hitos fue la exposición antológica que le dedicó el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid en 1993.