Sobre el futuro de la sanidad
López Casasnovas construye un marco conceptual para la reordenación del gasto social
El Estado de bienestar español llegó tarde, a finales de la década de los setanta. Pero si bien los recursos destinados nunca han sido comparables en volumen con los de los países del núcleo duro europeo, el mensaje de un Estado de bienestar de capacidades infinitas y un gasto social creciente ha arraigado en la cultura política española. Se trata de una visión compartida por toda clase de estamentos y que prescinde de cualquier factor que incida en ese crecimiento, ya sea la demografía, el envejecimiento o el lastre de una cultura fiscal que es todavía demasiado benigna con el fraude.
La reciente crisis económica, la que arrancó en el 2008 y que puso los recortes en las prestaciones sanitarias y educativas en el centro de la reciente confrontación política, no ha quebrado esa visión, socialmente mayoritaria. Al contrario. Se tiene el convencimiento de que en la medida que la crisis quede atrás, la carrera hacia una mayor protección social se reanudará.
Este libro quiere ser un antídoto contra ese tipo de visiones. “El bienestar desigual. Qué queda de los derechos y beneficios sociales tras la crisis” tiene el ambicioso objetivo de construir un marco teórico de referencia para unos temas de los que se habla poco públicamente. Al tiempo que propone una hoja de ruta conceptual para la futura reordenación de ese gasto.
Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía por la Pompeu Fabra, consejero del Banco de España y asesor de un buen número de administraciones, dedica parte del libro a estudiar los efectos de la crisis en las políticas de bienestar españolas. Constata que, pese a los recortes, el gasto social se ha mantenido en términos de porcentaje de PIB a lo largo de la crisis y que los efec- tos sobre la equidad no han sido tan profundos como se afirma. Pero advierte que ese Estado de bienestar muestra síntomas de agotamiento.
El planteamiento de López Casasnovas nace precisamente de ahí. Justamente porque la crisis ha revelado la fragilidad de las políticas sociales y la existencia de límites –recursos finitos y un mercado laboral demasiado precario– conviene más que nunca buscar un nuevo consenso en las prioridades. En definitiva, revisar un Estado de bienestar que ha pensado más en las generaciones que han abandonado la actividad laboral (pensiones) que en las generaciones futuras. Y que pese a los recursos empleados, ha generado frustraciones como la de la ley de dependencia, todavía hoy sin cobertura.
En lo que más abunda el libro es en la sanidad. No sólo porque López Casasnovas es uno de los mayores expertos en economía sanitaria. También porque la combinación de envejecimiento e innovación tecnológica lo sitúan en el centro del problema.
En el libro, López Casasnovas describe el nacimiento de la política sanitaria española. Los aciertos de la descentralización autonómica gracias a una flexibilidad que le ha permitido adaptarse a una demanda creciente. Pero alerta de la incongruencia de disponer de sistemas autónomos en comunidades con una masa crítica demasiado pequeña y reclama una coordinación más efectiva para atender los retos futuros que se le van a plantear a ese sistema. De manera resumida, la salud mental, las enfermedades raras o las oportunidades que plantea la manipulación genética.
El autor elogia el actual estado del sistema sanitario español. Indica que la creciente carencia de recursos –debido en parte, pero no sólo, a la necesidad de las administraciones de reducir los déficit públicos– es compartida por el resto de economías europeas. Pero se permite hablar de la existencia de una pequeña burbuja
sanitaria en España, debido en parte al potencial innovador del sector. Distingue entre las innovaciones que mejoran la salud de manera general de las que sólo benefician a un reducido número de personas y de las que sólo generan beneficios mínimos y tienen un respaldo científico dudoso. Para él es urgente empezar a decidir. Y no será fácil.