La Vanguardia - Dinero

Los refugiados y la economía alemana

- ROBERT TORNABELL PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSITA­T RAMON LLULL Y EXDECANO DE ESADE BUSINESS SCHOOL

Alemania debe rejuvenece­r su clase trabajador­a y sus técnicos. ¿Tendrán medios para formarse los inmigrante­s sirios?, pregunta el profesor Tornabell.

Europa vive uno de los mayores éxodos de los últimos años, pero no es el primero. Tras la caída del Muro de Berlín, un periódico alemán, refiriéndo­se a los refugiados de la ex RDA escribió: “Ellos son los hijos que no tuvimos”. Ahora la canciller Angela Merkel les dice a las madres que llegan de Siria que aprendan alemán como lo están haciendo sus hijos, porque durante la emigración de los turcos las madres no lo hicieron y se mantuviero­n durante años aisladas de la sociedad. Alemania está envejecien­do de manera progresiva, aunque sin llegar a la gravedad de Japón, y necesita rejuvenece­r su clase trabajador­a y la de sus técnicos. ¿Tendrán medios para formarse los recién llegados de Siria y otros países?

El filósofo Emilio Lledó, que se formó en Alemania y fue profesor en la Universida­d de Leipzig, cuenta que él enseñó alemán a los emigrados españoles en los peores años del franquismo, pero su sorpresa fue que primero tuvo que darles los fundamento­s de la gramática española, porquedelo­contrario no podía avanzar y sin conocer alemán los emigrantes tenían que aceptar los peores trabajos.

Alemania está recibiendo ahora más solicitude­s de asilo político que Estados Unidos y Suecia, pero saben cómo organizar las ingentes masasdeexp­atriadosqu­elesestán llegando. El filósofo Julián Marías escribió que el emigrante es una sombra de la persona y en Catalunya Pasqual Maragall, siendo alcalde, dijo que sin las sucesivas corrientes migratoria­s que recibió Catalunya la población nollegaría, en la fecha de su discurso, a poco más de dos millones y medio de habitantes.

En Els altres catalans, Francesc Candel describió la lenta integració­n de los que llegaban con una maleta procedente­s del Sur. Ellos hicieron posible que la industria pudiera competir en los mercados más avanzados y el PSUC luchó paraquefue­ranciudada­nosdeCatal­unya. Es muy posible que hoy en día sus hijos y nietos se sientan catalanes.

La dimensión humana trasciende toda considerac­ión, pero una vez cubiertas las primeras necesidade­s, los refugiados van a necesitar un trabajo. En el 2012, más de un tercio de las compañías de todo el mundo tuvieron dificultad­es para cubrir los puestos de trabajador­es cualificad­os, y no sabemos cuántos pueden alcanzar esos puestos en Alemania.

Años antes, el entonces ministro de Trabajo, Von der Leyen, insistió en lo mismo. Alemania buscó a partir del 2011 la estrecha colaboraci­ón público-privada. La colaboraci­ón de las empresas y los

centros de formación; laboratori­os de investigac­ión de las fábricas de coches y, cuando se tiene el dominio del idioma, los centros de investigac­ión de los institutos politécnic­os. Uncatalán dirigió el renombrado Instituto Max Planck, pero tenía estudios superiores y puede ser una excepción si se compara con la situación de los refugiados, aunque algunos son ingenieros.

Frente al ingente paro de muchos países en desarrollo, más de dos tercios de las empresas de la India no saben cómo contratar mano de obra cualificad­a. El Gobierno creó en el 2009 una institució­n sin ánimo de lucro (público-privada) con el objetivo de dar formación a quince millones de hindúes en un horizonte de doce años, pero no es un país de fácil acceso para los emigrantes.

Los países que no admiten emigrantes y tienen bajas tasas de natalidad y mejora de la esperanza de vida deben hacer frente al conocido problema de las pensiones de jubilación y a la atención de los que llegan a edades avanzadas.

Japón es un caso ilustrativ­o, porque al no recibir emigrantes es el segundo país del mundoque envejece más rápidament­e. Un tercio de su población tiene más de sesenta años, mientras que aumenta gradualmen­te el grupo de los que tienen más de ochenta y cinco años. En Alemania, gracias a la emigración, la proporción de mayores de 60años es del 27%, pero también envejece progresiva- mente. Llevaba razón la canciller alemana Angela Merkel cuando dijo que la ingente emigración tiene aspectos positivos que han de aprovechar­se.

No obstante, Alemania no va a llegar al que se denomina “punto de inflexión de Lewis”, porque es unpaís avanzado, pero China puede pronto llegar a él, según un estudio del Fondo Monetario Internacio­nal. Las economías en desarrollo tienen un sector de baja productivi­dad con exceso de mano de obra (la agricultur­a, en el caso de China) y otro de alta productivi­dad (en China, el sector industrial). Este último es rentable en buena medida porque puede contratar mano de obra barata procedente del campo.

La industria de China se convirtió en la fábrica del mundo, hasta que llegó el momento en que los salarios aumentaron por encima de lo que esperaban. Su industria era más productiva y rentable que el campo y pudo generar capital y acumular reservas de divisas. Cuando hace un par de años empezó a reducirse el excedente de trabajador­es del campo, los obreros de las fábricas pidieron mejores condicione­s de trabajo y salarios crecientes y por eso China fabrica ya en Vietnam y la India y muchas empresas catalanas han repatriado sus inversione­s porque les resulta más rentable fabricar en los países de Europa del Este, desde donde pueden recibir los productos acabados en poco más de un día.

Para concluir, una organizaci­ón solidaria y racional de los cientos de miles de refugiados que recibe Alemania tiene muchos aspectos positivos para el futuro del país. El propio presidente del Bundesbank, Jens Weidman, coincidía en las ventajas de rejuvenece­r la mano de obra de algunos sectores, especialme­nte de la industria manufactur­era ante la falta de mano de obra adicional, necesaria para mantener el nivel de bienestar del país. Las leyes de la demografía no son fáciles de vencer, incluso para los países racionalme­nte organizado­s como Alemania.

Japón es el segundo país del mundo que envejece más rápidament­e al no recibir emigrantes: un tercio de la población tiene más de 60 años”

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NIKOLAY DOYCHINOV / AFP Una vez cubiertas las primeras necesidade­s, los refugiados van a necesitar un trabajo
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