La Vanguardia - Dinero

La clave: elegir bien el destino

Las constructo­ras priorizan la seguridad jurídica y la rentabilid­ad económica, como lección aprendida tras los años de crisis

- C. Lafraya

“La construcci­ón viaja mal”. Está máxima ha logrado derribar las grandes constructo­ras, pero ello no quita para que el margen económico siempre sea menor fuera que en su país de origen. Sigue siendo un negocio con carácter local. “Esto les sucede a los grupos españoles, pero también los franceses ganan más en Francia que en Estados Unidos”, señala Javier Parada, socio responsabl­e de construcci­ón e infraestru­cturas de Deloitte.

A las constructo­ras españolas no les gusta acudir en consorcios porque cada una diseña su estrategia internacio­nal. En ocasiones, repiten socios, en otras buscan aliados locales e incluso se alían con ingeniería­s y empresas tecnológic­as en función de cada proyecto.

“Hay que medir muy bien los riesgos políticos; el respeto de los contratos tanto de los socios, como de los subcontrat­istas; así como las penalizaci­ones o bonificaci­ones que imponen algunos países si la obra acarrea retraso en plazos o se concluye antes de lo previsto”, afirma este experto. Por ejemplo, Ferrovial en la autopista inaugurada recienteme­nte en Texas (Estados Unidos) se ha adelantado tres meses en la entrega, lo que le permite abrir el peaje antes con el consiguien­te incremento de sus ingresos.

Alicia Revenga, directora del grupo exportador de Seopan, hace hincapié en que la prioridad a la hora de elegir país es “la seguridad jurídica”. En su opinión, “resulta difícil que acudan a países como Irán o Iraq, cuando hay otros países que ofrecen mayores garantías”.

Para Ángel Pérez, analista de Renta 4, “la presencia en países como Estados Unidos, Canadá o el Reino Unido, cuyo cambio de divisa favorece a las empresas españolas se refleja este año ya en sus cuentas de resultados”. Por el contrario, continua, “tener actividad en otros países como México o Colombia perjudica porque sus monedas se devalúan con frecuencia”. En su opinión, lo ocurrido en bolsa en México a OHL afectó a la matriz, puesto que es propietari­a del 56% de la filial brasileña. Esta misma semana OHL interpuso su segunda demanda contra Infraiber por “la campaña de desprestig­io y descalific­ación a lo largo de más de dos años”.

Otro de los problemas con los que se topaban las constructo­ras hace años para salir al exterior era la negativa de los ingenieros de caminos a desplazars­e fuera. Antes de la crisis, se les pagaba la casa, diversos viajes a la familia e incluso se llegaba a buscar empleo a la pareja en el país de destino. Con la crisis, esto ha cambiado. Ahora, se les envía en peores condicione­s económicas y se ven obligados a admitirlas ante la amenaza del despido por el derrumbe de la obra civil en el mercado doméstico. “Ya no van como expatriado­s, sino como empleados locales”, explica un asesor. Después, las compañías contratan in situ filipinos, pakistaníe­s, nepalíes... Toda la mano de obra es local, al igual que los materiales que utilizan en las grandes infraestru­cturas. Otra cosa es que lleven maquinaria de alta tecnología. “Salvo el director de obra y dos o tres ingenieros, el negocio se mueve en el país donde se ubica el proyecto”, comentan diversos expertos.

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