La Vanguardia - Dinero

El laberinto español

La recuperada confianza empresaria­l choca contra la incertidum­bre política

- MARIANO GUINDAL

Si el presidente Mariano Rajoy pusiera un circo le crecerían los enanos. Primero ha sido la dimisión de la secretaria general del PP vasco, Arantza Quiroga. Después, la dicharache­ra Cayetana Álvarez de Toledo le ha puesto a escurrir. Posteriorm­ente, su ministro más querido, Cristóbal Montoro, se ha descolgado con unas declaracio­nes que suenan a despedida. Y por si fuera poco, el PSOE le acusa de estar pagando la atención de su enfermo padre (que desde hace un año vive con él en La Moncloa tras haber quedado incapacita­do) con dinero público.

Como se escucha en los círculos de poder, la imagen que el PP está ofreciendo a la sociedad es la de un boxeador que está sonado y que a duras penas va a aguantar el final del combate: “Es como si estuviesen haciendo oposicione­s a perder las elecciones”.

Esta acumulació­n de malas noticias, unida a la impresión de que el partido gubernamen­tal ha entrado en un proceso acelerado de descomposi­ción le está impidiendo capitaliza­r la recuperaci­ón económica, que sin duda es su mejor baza. Como afirmaba el Financial Times el pasado jueves en su dos- sier sobre España: “Vuelve la confianza pero es difícil predecir el resultado electoral de diciembre”. Según la tesis de fondo que mantiene este influyente rotativo, la inestabili­dad política puede terminar dañando la recuperaci­ón. Y eso a su vez agudiza aún más los conflictos sociales.

Esta rápida descomposi­ción del PP y del PSOE, la aparición exprés de dos fuerzas emergentes como Ciudadanos y Podemos, unido al desafío catalán, son lo que explica que fuera de nuestras fronteras se vuelva a hablar de El laberinto español ( Ruedo Ibérico) el libro de referencia del hispanista británico Gerald Brenan.

Este testigo de excepción escribió en 1943: “Lo primero que hay que observar es la fuerza del sentimient­o regional y municipal. España es el país de la patria chica. Cada pueblo, cada ciudad, es el centro de una intensa vida social y política. [...] Así pues, el principal problema político ha sido siempre el de alcanzar un equilibrio entre un gobierno central eficaz y los imperativo­s de la autonomía local. Si en el centro se ejerce una fuerza excesiva, las provincias se sublevan y proclaman su independen­cia; si esa fuerza es insuficien­te, se retiran sobre sí mismas y practican una resistenci­a pasiva”.

Esta obra sobre los antecedent­es políticos y sociales de la Guerra Civil, estuvo prohibida en España hasta 1978 y a pesar de su actualidad no parece que hayamos aprendido demasiado sobre sus considerac­iones. Probableme­nte ya no estemos hablando de un enfrentami­ento fratricida como el que se produjo en 1936. La situación sociopolít­ica es radicalmen­te distinta y el contexto internacio­nal también. Pero lo que sí se podría producir, de no cambiar las cosas, sería la pérdida de una parte de los logros y de la riqueza alcanzados durante los años de la Transición.

No es nada nuevo porque se viene advirtiend­o desde hace tiempo. En junio del 2010 el Secretario General de la Confederac­ión Europea de Sindicatos (CES), el emblemátic­o sindicalis­ta John Monks, realizó unas declaracio­nes tras haber mantenido una larga conversaci­ón con el entonces presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Ba- rroso, en las que afirmaba que la democracia podría peligrar en España, Grecia y Portugal: “Son países con muy poca tradición democrátic­a, ya que han estado bajo regímenes autoritari­os hasta poco menos de cuarenta años. Por tanto, podrían ser víctimas de golpes militares o levantamie­ntos populares debido al estrangula­miento de los servicios públicos porque sus gobiernos se están quedando sin dinero para hacer frente al pago del déficit público”.

El diagnóstic­o que hace cinco años hacía la máxima autoridad europea sigue siendo válido. Una buena parte de lo que está sucediendo tiene su origen en la brutal pérdida de renta disponible que se ha producido durante estos años de crisis y que se eleva nada menos que al 11% y a la que habría que añadir la pérdida de riqueza que supera ya el 30%. Se trata de la mayor reducción en doscientos años, con la excepción de la Guerra Civil, dado que en términos históricos ni tan siquiera con la pérdida de las colonias se había perdido tanto.

Este empobrecim­iento súbito en amplias capas de la población se ha concentrad­o fundamenta­lmente en los jóvenes y en las mujeres, ambos colectivos han pasado del pleno empleo durante los años de la burbuja al paro de larga duración. Tal empobrecim­iento ha generado una frustració­n, un malestar, que ha sido el germen para que estalle lo que la prensa anglosajon­a denomina la Spanish Revolution. Esta ha ido tomando diferentes formas según las áreas geográfica­s. Así se ha pasado del 15-M a Podemos, de los indignados catalanes del 15-J a la CUP o a los movimiento­s sociales alternativ­os que han logrado hacerse con el control de los principale­s ayuntamien­tos españoles como Madrid, Barcelona o Cádiz.

Tal es así que ya se empieza a hablar de la Catalonia Revolution como una mezcla de protesta social, rechazo al sistema establecid­o, sentimient­os identitari­os o frustració­n colectiva. Pero debemos estar en guardia porque es un movimiento que no necesariam­ente se tiene que limitar a Catalunya sino que se puede extender a otros territorio­s, complicand­o aún más el laberinto español, si las respuestas y soluciones siguen sin venir.

 ?? JAVIER ETXEZARRET­A / EFE ?? La presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, presentó su dimisión como máxima dirigente del partido en el País Vasco el pasado miércoles
JAVIER ETXEZARRET­A / EFE La presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, presentó su dimisión como máxima dirigente del partido en el País Vasco el pasado miércoles
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain