Un autoconsumo energético beneficioso
Para que el autoconsumo beneficie a toda la sociedad debe evolucionar según los intereses del conjunto de consumidores y con la realidad del sistema eléctrico.
Salvo los costes directos de producción, casi todos los demás costes son fijos, es decir, no dependen de cuánta electricidad se consuma” Un autoconsumidor conectado a la red goza en todo momento de la seguridad y la garantía de suministro que le aporta el sistema eléctrico”
El autoconsumo ya es una realidad. No sólo se trata de un fenómeno mediático, sino de un elemento capaz de transformar el sistema eléctrico.
El autoconsumo renovable tiene claras ventajas para la sociedad: contribuirá a cumplir los objetivos de clima y energía de la Unión Europea, que imponen una cuota de renovables del 20% en el 2020 y del 27% en el 2030, reducirá la dependencia energética, y facilitará el acceso a la electricidad allí donde no llega la red, mediante la instalación de sistemas aislados y autónomos.
Para que el autoconsumo beneficie a toda la sociedad es necesario que evolucione de forma razonable y acorde con los intereses del conjunto de los consumidores y con la realidad del sistema eléctrico. De la regulación depende que el autoconsumo sea positivo para todos los consumidores… o sólo para unos pocos.
Para entender las implicaciones del autoconsumo para los consumidores es necesario conocer la estructura de costes e ingresos del sistema eléctrico. Salvo los costes directos de producción de las centrales de generación, casi todos los demás costes son fijos, es decir, existen independientemente de cuánta electricidad se consuma. Por el contrario, la gran mayoría de los ingresos del sistema sí dependen del consumo.
La factura eléctrica que pagamos todos los consumidores incluye peajes fijos, que dependen de la potencia contratada, y peajes variables que dependen del consumo. La parte fija de la factura sólo cubre la mitad de los costes fijos del sistema, mientras que la otra mitad se cubre con la parte que depende del consumo. Este esquema, vigente a día de hoy, ha promovido la eficiencia energética entre los consumidores, aumentando el ahorro de quien consume menos electricidad.
Un autoconsumidor con una propiedad aislada de la red necesita autoproducir su electricidad y no recibe ningún servicio por parte del sistema eléctrico. Si desea tener un suministro estable, disponer de electricidad por la noche o cuando está nublado, o si se estropea su panel fotovoltaico, este autoconsumidor deberá disponer de su propio sistema de respaldo, por ejem- plo, un grupo electrógeno de gasoil. Como no utiliza el sistema eléctrico nunca, no debe cubrir sus costes.
Por el contrario, un autoconsumidor conectado a la red goza en todo momento de la seguridad y la garantía de suministro que le aporta el sistema eléctrico y, ante cualquier eventualidad, se bene- ficia del sistema pasando automáticamente a consumir electricidad de la red. Este autoconsumidor debería contribuir a los costes del sistema al que permanece siempre conectado, bien mediante un pago fijo, en función de la energía que autoproduzca, o a través de otros mecanismos. Si no lo hace, su autoconsumo encarecerá la factura eléctrica del resto de consumidores, que pagamos los costes fijos del sistema a través de peajes fijos y variables.
El Real Decreto 900/2015 que recientemente ha entrado en vigor para regular el autoconsumo no repercute todos los costes fijos al autoconsumidor, pero sí una parte importante. Con la nueva norma, los autoconsumidores contribuirán a cubrir los costes de seguridad de suministro, entre otros, como las primas a renovables y a la cogeneración, pero cubrirán menos costes de las redes de transporte y distribución. Aquellos cuya potencia contratada sea menor de 10 kV, es decir, la mayoría de los autoconsumidores domésticos, se ahorran todos los costes fijos del sistema.
Según los cálculos de Boston Consulting Group, con esta normativa cada 1% de penetración del autoconsumo sobre los consumidores domésticos y de pequeña y mediana industria ocasionaría una diferencia entre costes e ingresos de 64 millones de euros. Para compensar esta diferencia sería preciso aumentar los costes regulados de la factura eléctrica, una media del 0,4% para todos los consumidores.
Si la regulación descargara más costes del autoconsumo, el impacto en el resto de consumidores aumentaría. Probablemente se generaría una espiral en la que, cuantos más costes fijos dejaran de pagar los autoconsumidores, más se encarecería la electricidad para los demás y más atractivo resultaría el autoconsumo. Esto atraería a su vez a más autoconsumidores y perjudicaría cada vez más a los consumidores convencionales.
Un modelo regulativo orientado a minimizar los costes cubiertos por los autoconsumidores tendría un impacto de entre 170 y 185 millones de euros por cada 1% de penetración del autoconsumo. Y si se diera la espiral de crecimiento del autoconsumo y llegara al 10%, su impacto podría alcanzar entre 1.700 y 1.850 millones de euros. Si así fuera, los costes regulados de la factura eléctrica deberían aumentar entre el 12% y el 13% de media.
Los consumidores que disponen de la superficie en la cubierta de su vivienda unifamiliar necesaria para instalar paneles fotovoltaicos y de la capacidad financiera para acometer la inversión inicial, podrían ahorrar con el autoconsumo. Pero si el autoconsumidor no asume los costes que le corresponden por mantener su conexión a la red y su suministro seguro, provocará una diferencia entre los ingresos y costes del sistema eléctrico que se podrá convertir en un nuevo déficit de tarifa o en un sobrecoste para todos los demás usuarios, muchos de los cuales son pequeños consumidores que apenas alcanzan a pagar su propia factura eléctrica.
Un modelo de autoconsumo equilibrado y sostenible no penalizaría a los consumidores que, por las características de su vivienda o porque no cuentan con los recursos necesarios, no se pueden permitir ser autoconsumidores. La regulación debería evitar discriminar positivamente al autoconsumidor en detrimento del resto, o que los consumidores sin capacidad para autoconsumir subvencionen a aquellos que sí la tienen. Este debe ser el principio que sustente un modelo de autoconsumo equitativo y sostenible.