Un pacto para salvar la economía
Los indicios de una nueva recesión mundial cada vez son más claros y contundentes
El presidente Rajoy propone un pacto de Legislatura con el objetivo de consolidar una recuperación económica con la garantía de una mayor inserción social. En la foto con Pedro Sánchez (PSOE) España en los próximos cuatro años podría crear cerca de dos millones de empleos netos; reducir la tasa de desempleo por debajo de la barrera psicológica del 20%; eliminar el déficit público y comenzar a bajar su abultadadeuda; ypodríamantenerse a la cabeza de los grandes países europeos con mayor crecimiento. Además, en el plano político podría afrontar una reforma consensuada de la Constitución; firmar un nuevo pacto sobre financiación autonómica; y abordar las grandes reformas institucionales que están pendientes para poder afrontar la digitalización de la economía o la tercera revolución industrial.
No obstante, para que esta agenda sea posible sería necesario un nuevo pacto social entre PP, PSOEyCiudadanos. Unpacto de legislatura con el objetivo de consolidar una recuperación económica con la garantía de una mayor inserción social. Esta es la propuesta que viene realizando Mariano Rajoy a Pedro Sánchez y a Albert Rivera prácticamente desde el día siguiente de las elecciones sin que haya conseguido obtener hasta el momento una respuesta favorable.
No es la carta a los Reyes Magos, sino un objetivo perfectamenterealizable. Enlos dos últimos años se han creado más de un millón de empleos y tenemos viento de cola favorable para volver a lograrlo. Así se recoge en un último boletín del Banco de España, donde se prevé un crecimiento para el 2016 del 2,8% del PIB con un incremento del empleo del 2,5%. Todoslosfactoresnacionales e internacionales parecen estar a favor de mantener el círculo virtuoso iniciado hace dos años a pesar deunaciertadesaceleracióndel crecimiento.
Existen mejores condiciones de financiación para familias y empresas gracias a la fuerte liquidez que proporciona el Banco Central La aprobación de los Presupuestos Generales del 2016 antes de convocar las elecciones generales, una decisión muy criticada por la oposición, ha evitado la paralización de la Administración. Tal medida, sumada a la aprobación de unas cuarenta leyes importantes en los últimos meses de la Legislatura, muchas de ellas por decreto ley, están permitiendo al gobierno en funciones tomarse las cosas con una cierta parsimonia. Según han comentado los principales ministros económicos a sus respectivos equipos, “hay que armarse de paciencia porque esto va para largo”. Incluso no se descarta que los Presupuestos Generales del Estado se acaben prorrogando para el 2017. Europeo; el precio del petróleo sigue siendo el más bajo desde el 2004; el precio del dinero está por los suelos y la prima de riesgo trata de situarse por debajo de los cien puntos básicos; la inversión y el consumo sigue impulsando la demanda interna; y los inversores internacionales ven el mercadoespañol como uno de los que ofrecen mayores oportunidades para hacer negocios en Europa. Es decir, tenemos el marco propicio para dar un gran salto adelante.
Pero el Gobierno en funciones piensa que todo esto podría irse al traste. La razón es que todas estas expectativas se basan en mantener la confianza por parte de los mercados en la economía española y en la capacidad para devolver nuestra abultada deuda. El paso de un círculo virtuoso a un círculo pernicioso es muyestrechoparaunpaísque adeuda másdeunbillón de euros al exterior. Sin duda, la deuda es la espada de Damocles que pende sobre nuestras cabezas.
Es más cierto aún si cabe ante una posible recesión mundial que incrementaría la aversión al riesgo. España tendrá que renegociar vencimientos por 300.000 millones de euros este año. Por tanto, cualquier acción que dañe la confianza de los prestamistas a la hora de recuperar su dinero, supone un torpedo en la línea de flotación de la recuperación.
No se trata de una alarma infundada. Los principales expertos mundiales hace algún tiempo que lo vienen anunciando. Como dice Juan Ignacio Crespo, autor de Las dos próximas recesiones, los datos sobre una nueva crisis industrial global son claros y contundentes: “Los problemas de la economía china y de otros países emergentes; la fortaleza mantenida del dólar desde que en marzodel 2015 llegó a su nivel más alto frente al euro; la caída adicional del precio de las materias primas; la débil productividad de la economía norteamericana; la falta de inversiones; el empeoramiento de los beneficios empresariales…”
La economía de EE.UU. acumula ya seis años y medio de expansión. Analizando su reciente histo- En los mentideros políticos ya se han empezado a barajar como fechas más probables para los nuevos comicios generales los días 24 de abril y 22 de mayo. Será el Rey Felipe VI quien las convoque en el caso en que no prospere la investidura de ninguno de los candidatos que aspiren a la Presidencia, tal y como señala la Constitución española. Sin embargo, serán el socialista Pedro Sánchez y el líder de Ciudadanos Albert Rivera quienes tendrán que decidir en el último momento qué es lo que más les conviene: permitir que Mariano Rajoy gobierne o afrontar unos nuevos comicios en los que podrían sufrir un durísimo castigo electoral. La necesidad obliga. ria, está claro que la probabilidad de que continúe este ciclo es ya muy baja. El resto de la economía mundial tampoco atraviesa un estado boyante: recesión en Canadá, Rusia, Brasil… cuasi recesión enJapón, Suiza, Finlandia...
Entan incierto contexto es especialmente relevante la advertencia realizada por el Gobernador del Banco de España Luis María Linde: “Un posible agotamiento en el proceso de aplicación de reformas estructurales podría afectar negativamente las expectativas de crecimiento”. De hecho, la economía española entró en una nueva fase en la segunda mitad del año pasado cuando inició una suave desaceleración en la medida que iba incrementándose la incertidumbre como consecuencia del dilatado ciclo electoral.
¿Hasta dóndellegará esa desaceleración? El servicio de estudios de La Caixa estima que el PIB anual pasará deun3,4% quehabría crecido en términos anuales en el cuarto trimestre del 2015 al 2,6% en el tercer trimestre de este año. La mayor parte de los institutos de coyuntura coinciden enquela demandainterna irá perdiendo fuelle en la medida en que la parálisis política está frenado el proceso reformista.
Sin embargo, este escenario no parece impresionar a Pedro Sánchez, que se muestra dispuesto a reproducir el modelo portugués. Es decir, una alianza “progresista” para expulsar al PP de las instituciones. Ymientras tanto, Albert Rivera sigue deshojando la margarita de qué hacer con los 40 diputados de Ciudadanos.