Latinoamérica: las dos caras de la moneda
En el grupo de países con perspectivas económicas de bajo crecimiento o incluso recesión están Brasil, Argentina y Venezuela” La otra cara de la moneda son los países saneados, como Chile, o con lazos económicos importantes con Estados Unidos, como México”
El 2015 ha sido un año complicado para algunas de las economías más importantes de Latinoamérica, en especial para Argentina pero sobretodo para Brasil, sumida en una profunda crisis económica a causa de factores tanto internos como externos. Las previsiones macroeconómicas, si bien difieren en función de la fuente consultada, apuntan a dos grupos de países con un comportamiento económico muy dispar.
El primer grupo de países está formado por aquellos en los que las perspectivas económicas son de bajo crecimiento o incluso recesión. En este grupo encontramos dos de las grandes economías de la región, Brasil y Argentina, acompañadas por las negativas perspectivas de Venezuela. De acuerdo con datos del Banco Mundial, Brasil podría cerrar el año 2015 con una caída del PIB del 3,7% y una perspectiva para el 2016 de una contracción del 2,5%. Los datos son aún más negativos para Venezuela, con una contracción del 8,2% para este año y una caída prevista para el 2016 del 4,8%. En el caso de Argentina la previsión es de un crecimiento que no llegaría al 1%.
¿Qué tienen en común y qué diferencia a estas tres economías? El aspecto en que coinciden es en su fuerte dependencia de la exportación de materias primas. En el caso de Venezuela, los persistentes y bajos precios del petróleo son muy negativos para una economía que, en los momentos en los que el petróleo superaba los 100 dólares barril, no ha sabido reorientar los recursos generados en diversificar su estructura productiva y mejorar su productividad. Brasil, por otra parte, es un exportador principalmente de minerales y alimentos; ambos tipos de productos suponen cerca del 50% de sus exportaciones, y se dirigen principalmente a China. La ralentización económica del gigante asiático y la fuerte caída de sus mercados financieros hacen pronosticar que la presión a la baja sobre los precios de la materia prima seguirá afectando negativamente a estos países.
Ahora bien, no sería justo considerar que los problemas económicos de Brasil y Venezuela derivan sólo de factores externos, erróneas políticas económicas decididas en estos países también inciden en la situación actual. Así por ejemplo, la presidenta brasileña se enfrenta a un proceso similar a la moción de censura por verse implicada en casos de corrupción y no ha sido capaz de aplicar políticas que solucionasen los desequilibrios macroeconómicos de Brasil: déficit público, elevada inflación y déficit exterior. La situación de la propia presidenta permite pronosticar una situación de parálisis política que dificultará tomar medidas necesarias para corregir esos desequilibrios.
Distinta es la situación de Argentina, la victoria de Mauricio Macri ha puesto fin a 12 años de peronismo, especialmente preocupantes en su última parte. El gobierno ha empleado una estrategia de monetización del déficit que ha hecho perder credibilidad al Banco Central; la inflación supera el 20%; el número de em- pleados públicos se ha multiplicado por dos; se han producido tres situaciones de impago de la deuda y el gasto público pasó del 2004 al 2014 del 17,4% al 32,7% del PIB. Aunque las propuestas económicas de Macri no son del todo claras, algunas intenciones expresadas en campaña electoral apuntan en la buena dirección: reducción de gasto público; acabar con la emisión de moneda como forma de financiar el gasto público; el compromiso de pagar la deuda externa y sobretodo generar un clima de seguridad jurídica tan necesario para las inversiones. Habrá que ver qué medidas se adoptan en el primer año de legislatura y si vuelven a permitir la atracción de inversiones de empresas españolas.
La otra cara de la moneda son los países con una situación macroeconómica más saneada, co- mo Chile, o con lazos económicos importantes con Estados Unidos que les permitirán beneficiarse de la recuperación de la economía americana, como México. Las previsiones de crecimiento para México oscilan alrededor del 3%, fruto del aumento de las exportaciones a Estados Unidos así como de un favorable tipo de cambio al ganar valor el dólar como consecuencia de la subida de tipos de interés que la Reserva Federal ya ha iniciado. Ello permite prever un aumento de la demanda interna, que hace de México un mercado atractivo desde esta perspectiva de coyuntura a corto plazo.
En el caso de Chile las previsiones macroeconómicas se sitúan cerca del 2,5%. Al país le perjudica la negativa evolución del precio del cobre así como la situación de los países vecinos, lo que puede deteriorar las perspectivas de inversión, si bien el consumo de las familias muestra cierto vigor. En todo caso, una mejor situación macroeconómica deja al gobierno más margen para tomar medidas frente a los posibles shocks externos negativos.
En general, el panorama para Latinoamérica es complicado para el año 2016, pero con claras diferencias entre unos países y otros. Los que tienen mayor relación comercial con Europa y Estados Unidos se beneficiarán en mayor medida de la recuperación de estas economías; así como aquellos países con una estructura productiva más diversificada y una situación macroeconómica más estable fruto de reformas estructurales y políticas económicas adecuadas. El año 2016 puede ser un año difícil pero también de oportunidades para los inversores que sepan ver las grandes diferencias que Latinoamérica presenta.