La Vanguardia - Dinero

Un club de inversión

- J. LUIS MARTÍNEZ CAMPUZANO ESTRATEGA DE CITI EN ESPAÑA

Unamigo nos ha propuesto formar un club de inversión donde poner “algo de dinero” para obtener una rentabilid­ad que “nos serviría luego para realizar viajes”. Es un grupo de padres y madres amigos con hijos de la misma edad y en el mismo colegio. Tras declinar la sugerencia, me dio por pensar en su racionalid­ad. Mi amigo lo argumentab­a más tarde como una cuestión pedagógica, con el objetivo de la rentabilid­ad como algo marginal.

Todos en mayor o menormedid­a hemos asumido que la inversión en bolsa pasa a ser una inversión marginal o de largo plazo. Aunque, naturalmen­te, todo puede cambiar. De hecho, yo como optimista que soy por naturaleza espero que cambie. Pero no será ni rápido y mucho menos será fácil. ¿Duradero? Tengo muchas dudas sobre esta cuestión.

“Los clubes de inversión son institucio­nes de inversión colectiva que reúnen a un reducido número de inversores particular­es interesado­s en gestionar su patrimonio de forma conjunta”; suena bien.

Con todo, esta propuesta de mi amigo también me sorprende consideran­do la expulsión de inversores finales de los mercados a la que estamos asistiendo desde principios de año. Inversores expulsados de las bolsas y del crédito ante una inestabili­dad que dificulta la gestión del riesgo y ante una acumulació­n de incertidum­bres que empañan la visión del futuro económico. Al final, la desconfian­za se adueña de unos mercados, los financiero­s, que viven precisamen­te de la confianza.

¿Y dónde meten entonces el dinero los inversores? Ante el riesgo de perder el capital cualquier opción conservado­ra es válida. El problema surge cuando las inversione­s conservado­ras quedan sólo relegadas a los depósitos, fondos de dinero y la deuda pública. Por cierto, los primeros muy afectados por la extensión de la política monetaria excepciona­l a fijar tipos de interés nulos e incluso negativos. Entenderán entonces el goteo de los tipos de interés de la deuda pública hasta niveles reales negativos.

¿Cómo se combate la desconfian­za? Con transparen­cia, con ajustes, con tiempo y naturalmen­te con dinero. Que haya inversores que comiencen a preguntars­e sobre la racionalid­ad de los niveles alcanzados por los activos de riesgo (bolsas y crédito…) no es malo. Pero es insuficien­te si el resto de las premisas fallan por el momento.

Así, la relativa calma también la pueden conseguir los bancos centrales reforzando con advertenci­as y con nuevas medidas expansivas su objetivo de configurar un escenario de condicione­s financiera­s favorables. De nuevo, vender volatilida­d en el corto plazo para que los inversores puedan gestionar de forma ordenada su riesgo y no directamen­te reducirlo de forma indiscrimi­nada como ha ocurrido de forma reciente. ¿Es suficiente? Liquidez y tiempo, todo el que sea necesario, siempre que sea productivo para llevar a cabo los ajustes. Y se reconozcan estos últimos, evitando el riesgo sistémico que llevamos sufriendo en mayor o menor medida desde hace ya más de un año.

¿De qué ajustes estamos hablando? Por ejemplo, ajustes en la relación oferta/demanda del precio del crudo. Ajustes en el apalancami­ento de muchas petroleras, en un escenario de precios del crudo más bajo sal promedio histórico a futuros. Ajustes en el sistema financiero, en un escenario de bajos tipos de interés y bajo crecimient­o económico. También en el caso de la deuda pública, con pocas excepcione­s que confirman la regla de un ratio frente al producto cada vez más alto. Ajustes, también, en términos de reformas estructura­les con un doble objetivo de lograr mayor competitiv­idad y mayor crecimient­o potencial.

¿Están dispuestos los agentes

Al final, la desconfian­za se acaba adueñando de unos mercados, los financiero­s, que viven precisamen­te de la confianza”

económicos a realizar estos ajustes en condicione­s financiera­s artificial­mente favorables? Este es el debate en el que se mueven los bancos centrales. Dela misma forma que no hay una respuesta clara, tampoco creo que puedan optar por no seguir siendo muy proactivos en los mercados.

No sé si finalmente funcionará el Club de inversión de mis amigos. Pero, tengo la sensación de que si finalmente optan por hacerlo quizás obtengan rentabilid­ades positivas en los próximos meses. Más allá de este periodo de tiempo, el futuro sigue siendo incierto.

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