Un club de inversión
Unamigo nos ha propuesto formar un club de inversión donde poner “algo de dinero” para obtener una rentabilidad que “nos serviría luego para realizar viajes”. Es un grupo de padres y madres amigos con hijos de la misma edad y en el mismo colegio. Tras declinar la sugerencia, me dio por pensar en su racionalidad. Mi amigo lo argumentaba más tarde como una cuestión pedagógica, con el objetivo de la rentabilidad como algo marginal.
Todos en mayor o menormedida hemos asumido que la inversión en bolsa pasa a ser una inversión marginal o de largo plazo. Aunque, naturalmente, todo puede cambiar. De hecho, yo como optimista que soy por naturaleza espero que cambie. Pero no será ni rápido y mucho menos será fácil. ¿Duradero? Tengo muchas dudas sobre esta cuestión.
“Los clubes de inversión son instituciones de inversión colectiva que reúnen a un reducido número de inversores particulares interesados en gestionar su patrimonio de forma conjunta”; suena bien.
Con todo, esta propuesta de mi amigo también me sorprende considerando la expulsión de inversores finales de los mercados a la que estamos asistiendo desde principios de año. Inversores expulsados de las bolsas y del crédito ante una inestabilidad que dificulta la gestión del riesgo y ante una acumulación de incertidumbres que empañan la visión del futuro económico. Al final, la desconfianza se adueña de unos mercados, los financieros, que viven precisamente de la confianza.
¿Y dónde meten entonces el dinero los inversores? Ante el riesgo de perder el capital cualquier opción conservadora es válida. El problema surge cuando las inversiones conservadoras quedan sólo relegadas a los depósitos, fondos de dinero y la deuda pública. Por cierto, los primeros muy afectados por la extensión de la política monetaria excepcional a fijar tipos de interés nulos e incluso negativos. Entenderán entonces el goteo de los tipos de interés de la deuda pública hasta niveles reales negativos.
¿Cómo se combate la desconfianza? Con transparencia, con ajustes, con tiempo y naturalmente con dinero. Que haya inversores que comiencen a preguntarse sobre la racionalidad de los niveles alcanzados por los activos de riesgo (bolsas y crédito…) no es malo. Pero es insuficiente si el resto de las premisas fallan por el momento.
Así, la relativa calma también la pueden conseguir los bancos centrales reforzando con advertencias y con nuevas medidas expansivas su objetivo de configurar un escenario de condiciones financieras favorables. De nuevo, vender volatilidad en el corto plazo para que los inversores puedan gestionar de forma ordenada su riesgo y no directamente reducirlo de forma indiscriminada como ha ocurrido de forma reciente. ¿Es suficiente? Liquidez y tiempo, todo el que sea necesario, siempre que sea productivo para llevar a cabo los ajustes. Y se reconozcan estos últimos, evitando el riesgo sistémico que llevamos sufriendo en mayor o menor medida desde hace ya más de un año.
¿De qué ajustes estamos hablando? Por ejemplo, ajustes en la relación oferta/demanda del precio del crudo. Ajustes en el apalancamiento de muchas petroleras, en un escenario de precios del crudo más bajo sal promedio histórico a futuros. Ajustes en el sistema financiero, en un escenario de bajos tipos de interés y bajo crecimiento económico. También en el caso de la deuda pública, con pocas excepciones que confirman la regla de un ratio frente al producto cada vez más alto. Ajustes, también, en términos de reformas estructurales con un doble objetivo de lograr mayor competitividad y mayor crecimiento potencial.
¿Están dispuestos los agentes
Al final, la desconfianza se acaba adueñando de unos mercados, los financieros, que viven precisamente de la confianza”
económicos a realizar estos ajustes en condiciones financieras artificialmente favorables? Este es el debate en el que se mueven los bancos centrales. Dela misma forma que no hay una respuesta clara, tampoco creo que puedan optar por no seguir siendo muy proactivos en los mercados.
No sé si finalmente funcionará el Club de inversión de mis amigos. Pero, tengo la sensación de que si finalmente optan por hacerlo quizás obtengan rentabilidades positivas en los próximos meses. Más allá de este periodo de tiempo, el futuro sigue siendo incierto.