La forma correcta de dejar un trabajo
La ortodoxia marca unana serie de elementos en las cartas de renuncia. Hayay quien los sigue y quien no
En los últimos años, han abundado las cartas de despedida de las empresas, la mayor parte de ellas suscritas por personas que se han visto obligadas a marcharse. La casuística es amplia, porque a los despidos por razones estructurales se suman los disciplinarios o los acontecidos por falta de encaje en la empresa y en sus valores, pero también se han dado situaciones en que los empleados deciden salir de la firma porque tienen una oferta mejor o porque entienden que la permanencia en ella es tiempo perdido. LA CARTA ADECUADA La ortodoxia marca que existan una serie de elementos que aparezcan en ese tipo de documentos, desde el agradecimiento a las personas que dieron una oportunidad y confiaron en quien se despide, hasta el reconocimiento de todo lo que se aprendió durante la estancia en la empresa pasando por la gra- titud hacia quienes colaboraron para la óptima realización de las funciones desempeñadas.
La carta de despedida ha de ser elegante, sin subrayar los conflictos, y evitando toda alusión a temas espinosos, que no necesitan ser explícitos en el texto. Esta prudencia parece más pertinente aún cuando el empleado se marcha por voluntad propia, y suele dominar la mayor parte de las expresiones que aparecen en las cartas de renuncia. Sin embargo, las excepciones suelen ser sonadas, y no tanto porque generen dilemas internos en la firma (si alguien tomama la decisión de salir al mercadodo eses probable que las personas quee le rodean conozcan bien los motivos)otivos) sino por los problemas quee causan fuera.
Matt Potter, autor de The Last Goodbye:odbye: A History of the World in Resignation Letters, y de Fuck youu and Goodbye, ha recopilado en sus libros una serie de renun-renunciasas famosas que trascendieron la relaciónación laboral que empleador y empleadompleado mantenían. Quizá la másás llamativa de las recientes sea la dede GregGreg Smith, que anunció su salidaida de Goldman Sachs en un artículotículo en The New York Times tituladoulado “Why I leave Goldman Sachs”,chs”, en la que acusaba al ban-banco dede inversión de pensar en su propioopio beneficio y no en el de sus clientes,entes, y de estar inmerso en el “ambientembiente más destructivo y tóxi-tóxico queque jamás he visto” yy queque hacía imposibleposible “encontrar los rastros de la cultura que me hizo amar a la firmama durantedurante muchosmuchos años”. Para Potter,tter, este tipo de carta de renun-renuncia sese convierte en popular porque da a la gente lo que quiere oír, esa luchacha entre el hombre común y co-corrienteente y una industria malvada. Y puede hacer daño, subraya, porque la publicación de la carta hizo perder bastante dinero a Goldman. VOCACIÓN Otros, cuando se marchan, apuntan directamente al corazón de su oficio, y no a una empresa en concreto. Andrew Lahde, mánager de un hedge fund decidió despedirse en público, mediante una misiva publicada en el Financial Times, en la que argumentaba directamente contra la cotidianeidad de su sector, del que no aguantaba ni sus actividades ni a las personas que lo conformaban. “Todo lo que he aprendido sobre el negocio de los hedge fund es que lo odio… Estaba en él por el dinero”, aseguraba, para concluir que, como ya había ganado lo suficiente, para qué seguir en un juego que le hacía infeliz.
Otra renuncia que se convirtió en viral fue la de Kevin Nulty, un ejecutivo de la farmacéutica Merck que decidió marcharse para convertirse en cómico, y que comunicó su decisión a la empresa mediante un vídeo de Youtube en el que aparecía escrita en su pecho desnudo la frase “Haz lo que amas”.