Entrañado y extrañado
La primera exposición individual de Javier Garcés en la galería Víctor Saavedra concede especial relevancia a los dibujos y pinturas de este artista zaragozano que estudió Bellas Artes en Barcelona y se dio a conocer primero como escultor, una disciplina en la que ha obtenido un cierto reconocimiento en el contexto local catalán. No hace muchos años, por ejemplo, obtuvo el Premio de Escultura de la Fundació Vila Casas.
Ahora bien, el simple hecho de ver su obra expuesta en la misma galería que ha difundido una parte del mejor arte figurativo contemporáneo internacional –desde Jan Knapp, Salvo y Milan Kunc hasta Pat Andrea–, invita a una consideración más exigente, que podría ir en su contra si Garcés no estuviera a la altura. Pero en este caso suce- de todo lo contrario. Los grandes cuadros de Garcés y los dos grupos escultóricos que expone Saavedra –un grupo de cabezas y otro de troncos de árbol– resisten bien la comparación, y la sensación que uno tiene tras contemplar la muestra es que si Javier Garcés pudiera difundir su obra como lo hacen los artistas anglosajones, que trabajan en o para países que saben valorar el arte, sería un artista apreciado como escultor y como pintor. En esta selección, al menos, su obra realista y extraña está a la altura, y no desentonaría junto a la de artistas como Lucian Freud y Paula Rego.